El nuevo equilibrio
Todo apunta a que el nuevo orden mundial no nacerá de un consenso global, sino del entendimiento —o del forcejeo— entre las dos únicas potencias capaces de sostener una hegemonía planetaria: Estados Unidos y China.
El resto de las naciones, incluso aquellas con peso histórico o relevancia regional, parecen condenadas a moverse dentro del campo gravitatorio que marquen esos dos gigantes.