¿Cómo atraer fondos a Venezuela?
Venezuela enfrenta una crisis económica y política que ha debilitado su posición en el escenario internacional. A pesar de poseer las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, estas ya no son máxima prioridad en la geopolítica mundial debido a la abundancia de crudo en otras regiones. En este contexto, la política económica exterior de Venezuela debe enfocarse en un pragmatismo que permita atraer cuantiosas inversiones ($30 a 50.000 millones por año) para recuperar su economía y garantizar estabilidad interna. La clave para lograrlo es abandonar las alianzas ideológicas excluyentes y optar por un enfoque de relaciones equilibradas con todas las potencias, siempre privilegiando los intereses nacionales.
China ha demostrado un enfoque pragmático en su política exterior, centrándose en asegurar recursos estratégicos y expandir su influencia mediante proyectos de infraestructura y comercio. El interés principal de Pekín no es invertir en los sectores petróleo y minerales venezolanos. Un claro ejemplo de la falta de intención de China de invertir en Venezuela es la reducción drástica de los créditos otorgados en los últimos años. Aunque China fue un prestamista clave durante la década de 2010, en la actualidad ha frenado sus préstamos. Además, la mayor parte de los acuerdos han sido pagados en petróleo, lo que demuestra que Pekín no está interesado en fomentar un desarrollo de infraestructura de largo plazo de manera proactiva. La prioridad de China hoy es consolidar su influencia global mediante la Iniciativa de la Franja y la Ruta, asegurar recursos estratégicos en África y Asia, liderar sectores tecnológicos claves, y proteger sus intereses en el Indo-Pacífico. Venezuela, no es un foco prioritario para Pekín.
Rusia, al igual que China, ha brindado apoyo político y militar a Venezuela como parte de su estrategia de contrarrestar la influencia de EE. UU. en América Latina. Sin embargo, su política exterior también responde a intereses propios. Rusia ha invertido en el sector petrolero y militar, pero estas inversiones han sido limitadas y se han centrado en mantener influencia geopolítica más que en desarrollar la economía venezolana. Moscú se beneficia de su alianza política, pero sus exportaciones compiten con las de Venezuela y no posee fondos excedentarios para Venezuela.
En cuanto a las prioridades geopolíticas de Europa hoy se centran en fortalecer la seguridad frente a Rusia tras el conflicto en Ucrania, asegurar el suministro energético diversificando fuentes, y liderar la agenda climática global mediante la transición hacia energías renovables. También buscan consolidar la autonomía estratégica europea, reforzando su capacidad militar y tecnológica. En cuanto a América Latina, Europa ve la región como un socio comercial clave y un proveedor de recursos estratégicos. Sin embargo, Venezuela no es una prioridad directa para Europa, salvo en el contexto de estabilizar la región y reducir la influencia de China y Rusia.
EE. UU. ha impuesto sanciones económicas que han afectado gravemente al país, especialmente en el sector petrolero. Por lo tanto, si China y Rusia no invierten y EEUU sigue con una política de sanciones y licencias, Venezuela no recibirá inversiones de ningún poder económico mundial para aumentar su PIB de $80.000 millones en el 2024 a $300.000 millones que tenía en el 2013.
Venezuela debe adoptar una política exterior que busque equilibrar sus relaciones internacionales y atraiga inversiones de diversas fuentes. Venezuela puede atraer inversiones por sus bajos costos en la extracción de petróleo y cercanía a ciertos mercados. El oficialismo y la oposición enfrentados de vida o muerte o por sí solas no podrán atraer inversiones en cuantía a Venezuela. Nos arriesgamos a quedar como país aislado. Oposición y oficialismo le deben a Venezuela y sus 28 millones de habitantes un país funcional. Oficialismo y oposición deben reconocer su responsabilidad en los daños económicos del pasado y pedir conjuntamente el levantamiento de las sanciones económicas a EEUU. A cambio del levantamiento de sanciones económicas por parte de la Administración Trump, ambos actores políticos deben acordar : Supervisión en conjunto de la tesorería nacional y de PDVSA para garantizar la transparencia en el uso de los recursos públicos. Una vez estabilizada la economía, la oposición y el oficialismo deben acordar un nuevo compromiso de elecciones presidenciales sin sanciones económicas y dentro de un plazo determinado. Y paralelamente, deben acordar nuevas políticas económicas e incentivos a la inversión privada, eliminando trabas burocráticas y garantizando seguridad jurídica a los inversionistas.
Acuerdos entre oposición y oficialismo, permitiría abrir un canal de diálogo con EE. UU. y Europa, China y Rusia. Chile, Perú, Brasil, México y Colombia han mantenido relaciones comerciales estrechas con todas las potencias económicas. La política exterior de Venezuela debe ser de más madurez y no debe meterse bajo la falda de algún país potencia pensando que nos van a salvar.
X: @alejandrojsucre
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