Buena parte de la responsabilidad de lo que está sucediendo en esta Venezuela en ruinas, corresponde a quienes deberían ejercer una vigorosa oposición, con vista a preservar el legado de las nuevas generaciones y no a triunfar en las próximas elecciones. Lo que está sucediendo es el producto de una grave carencia de estadistas que se amalgama con una asfixiante proliferación de políticos baratos y oportunistas que buscan en la política lo que saben que no alcanzarán por la vía de esfuerzos y talentos.
La crisis nacional no es solamente económica y hasta me atrevería a decir que fue precedida y procreada por una crisis moral que restó importancia a la corrupción administrativa y que celebraba a los adecos porque ellos «robaban y dejaban robar». Un país con moral tan laxa no percibió los peligros que se le encimaban y lo ponían al borde del despeñadero, pues como bien dijera Dwight Eisenhower «Un pueblo que valora sus privilegios por encima de sus principios, perderá ambos.»
Que estemos al nivel de los países más pobres de África no es por una explosión de mala suerte ni por una jugarreta de la historia. Lo estamos, porque no percibimos oportunamente que cuando una nación abandona sus principios fundacionales y se dedica a vivir el momento, no tendrá linterna cuando le llegue la noche de las dificultades. Esa noche llegó y nos encuentra sin luz y sin luces.
Cuando los partidos dominantes de la MUD (PJ, AD, UNT) decidieron hurtarle al pueblo su derecho a elegir sus candidatos a la Asamblea en primarias universales, le perdimos toda confianza, pues una cosa es decirse demócrata y otra serlo; el reciente tuit de Ramos Allup «A bloquear tuiteros pseudo opositores q insultan a la oposición igual o peor a como lo hacen tuiteros régimen. Ahora despotrican contra RR. (29/04/2016)», choca de frente con lo dicho por el gran demócrata y estadista mexicano Lázaro Cárdenas: «El gobernante que pretende encauzar a su país hacia la democracia tiene que empezar por ser un verdadero demócrata, y demostrarlo tolerando la oposición, por más cruda que se ejerza en el mitin, en la prensa, en la diatriba personal.» y contradice el famoso aserto de Voltaire que resume el concepto de libertad de expresión: «Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo».
El primer deber de cualquier oposición en cualquier parte del mundo es oponerse; pero si además, el régimen que tiene al frente es corrompido, inepto y sometido a potencia extranjera, ese deber se magnifica al punto de que su incumplimiento bien puede calificarse de traición.
Cada día se hace más evidente que la MUD tiene intereses coincidentes con los del chavismo gobernante. Cuando el hambre y todo tipo de carencias calientan la calle, la oposición oficial la refresca con múltiples promesas y soluciones mediatas; cuando el pueblo que vive al oeste de Chacaíto desea expresarse, salen los bomberos múdicos a decir que la aplicación de los artículos 333 y 350 de la Constitución es inconstitucional y a hablar de paz que, en tiempos de tiranía, es sinónimo de vergonzosa sumisión.
Excusas y mentiras están a la orden del día. La MUD llama a un firmazo para «activar el revocatorio», cuando en verdad el 1% de firmas a recaudar era para constituir una agrupación de ciudadanos que inventó el CNE mediante Resolución N° 070906-2770 de fecha 06/09/2007 (Gaceta Electoral N° 405 de fecha 18/12/2007), como requisito previo para solicitar un referendo revocatorio. Llamando al firmazo, la MUD aceptó que el CNE agregara requisitos extra constitucionales a los establecidos en el artículo 72, es decir, acepto que el organismo electoral modificara de hecho la Carta Magna, limitando los derechos políticos del pueblo.
Una oposición a la que no le importe ser gobernada por un extranjero, no es digna de confianza; una oposición a la que parece no importarle la angustia de los enfermos, el dolor de los hambrientos y las lágrimas de los huérfanos, debe caer bajo sospecha de ser construida por el régimen para impedir que se constituya una verdadera, una que esté a la altura de los requerimientos y osadía de los venezolanos. La MUD, con sus conductas colaboracionistas, nos hace recordar al intergaláctico cuando dijo: «por más que se tongoneé, siempre se le ve el bojote».
@DulceMTostaR