Con el inédito cese al fuego pactado con el ELN, Colombia avanza hacia otra paz negociada. No olvidar a las comunidades afectadas y contar con las mujeres y Venezuela serán claves del éxito de un eventual Acuerdo de Paz.
Este 3 de agosto de 2023 se inicia un cese al fuego bilateral entre la guerrilla del ELN y el Gobierno colombiano, "inédito” desde la fundación de este grupo armado bajo principios de la doctrina católica e ideas marxistas en 1964. Una guerrilla que tiene su parte de responsabilidad en la muerte de por lo menos 450.664 personas - el 80% civiles - en el conflicto colombiano entre 1985 y 2018, según la Comisión de la Verdad.
"El cese al fuego se pactó inicialmente por 180 días, y el 14 de agosto se abrirá el cuarto ciclo de negociaciones, que regresan a Caracas, después de haber pasado por México y Cuba”, explica a DW Francisco Daza, coordinador de la Línea de Paz Territorial de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES).
Participación de la sociedad civil, factor y condición
Este es el sexto intento de que el ELN se acoja a la Constitución colombiana de 1991. Expertos consideran que esta vez "sí es posible” construir un acuerdo con los 2.500 miembros del ELN, que "gobierna” en por lo menos seis áreas rurales del Bajo Cauca y "cogobiernan” en regiones como el Catatumbo y Chocó.
El proceso de paz con las FARC demostró que sin la sociedad civil no hay acuerdo aceptable en Colombia. "De hecho, este 2 de agosto se instala formalmente el Comité Nacional de Participación, del que saldrá una representación de la sociedad civil en la mesa y tendrá una voz fuerte en las negociaciones”, agrega el antropólogo Francisco Daza, egresado de la Universidad Javeriana de Bogotá. Y en cuanto a la Fuerza Pública, según Daza, "tiene una importante participación en el monitoreo y verificación para que se cumpla el cese al fuego, incluida la suspensión de acciones armadas contra el ELN”. Pero, advierte que "eso no quiere decir que se vayan a detener las actividades operacionales contra objetivos económicos de dicha guerrilla”.
ELN en guerra con otros grupos armados
Por otra parte, uno de los giros del conflicto es que, en la actualidad, "los enfrentamientos armados no están teniendo lugar entre Ejército y ELN, sino entre esta guerrilla y grupos criminales como el Clan del Golfo, con las afectaciones de la sociedad civil que se derivan de esas confrontaciones”, explica a DW Sebastián Guerra Sánchez, investigador del Instituto de Paz de Estados Unidos (USIP), con sede en Washington.
Así, Colombia se vuelve a encontrar ante un reto: pactar el desarme de un grupo que sale de regiones a las que el Estado no llega, por incapacidad o falta de voluntad. Un vacío que luego sí llenan viejas y nuevas mafias en reemplazo del poder estatal.
La apuesta del Gobierno de Gustavo Petro era por ello negociar, en paralelo, el sometimiento a la justcia de organizaciones criminales como el Clan del Golfo y las disidencias. Un proyecto aún estancado. Por esta razón, Sebastián Guerra, asesor en participación ciudadana y política en la oficina del Alto Comisionado para la Paz durante el gobierno de Juan Manuel Santos, destaca aquí "la gran importancia de la participación ciudadana”.
"Tener en cuenta a los demás actores armados tras un eventual Acuerdo de Paz con el ELN es determinante para la seguridad de los mismos excombatientes como para la sociedad civil”, enfatiza en conversación con DW Angela Liliana Olaya Castro, cofundadora e investigadora de la Fundación Conflict Responses (CORE).
¿Cómo debieran aportar las mujeres, víctimas y victimarias del ELN, a la construcción de un Acuerdo de Paz con este grupo? "Empezando por reconocer su rol en el conflicto y el inmenso impacto que este ha tenido sobre las mujeres”, dice a DW, la politóloga de la Universidad de los Andes, resaltando que "hay que reconocer la violencia basada en género y brindarles a las mujeres las condiciones para su participación en las comunidades azotadas por la violencia”.
Paz con el ELN Colombia y ¿el ELN Venezuela?
La participación civil es también clave para la recuperación de la convulsa región fronteriza con Venezuela tras un eventual Acuerdo de Paz. "En la frontera, el ELN se disputa el control territorial con las disidencias de las FARC”, apunta el sociólogo e historiador Sebastián Guerra, y agrega que, "desde el otro lado, el ELN venezolano participa de múltiples actividades de gobernanza criminal en Venezuela, en donde se ha arraigado en la dinámica política, electoral y económica y hay muy pocos incentivos para que ese ELN entre, por ejemplo, en un proceso de desmovilización”.
¿De qué sirve una paz con el ELN en Colombia si un flanco de 2.219 kilómetros sigue tomado por otro ELN tolerado por el Gobierno de Nicolás Maduro y en complicidad con gobernadores regionales? "He ahí la importancia de contar con el apoyo del gobierno venezolano”, replica Guerra Sánchez y concluye que "aquí se está jugando una estrategia en varios frentes: no basta con una negociación exitosa con el ELN, sino que sería necesaria otra con el gobierno venezolano para contar con su apoyo en el control del ELN en su país, con el fin de elaborar una estrategia de seguridad conjunta”.
De lo contrario, concluye Guerra, experto en negociación, paz y seguridad, "podrá haber una negociación exitosa en Colombia, pero permanecerá la condición de gobernanza criminal en la frontera, y al interior del Estado venezolano”. Un desafío para ambas naciones.
1 de agosto 2023
DW
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