Apreciación de la situación política # 135
La realidad venezolana es tan inmensamente caótica que es difícil, para el común de la gente, percibirla en su total magnitud, pero para los más especializados tampoco resulta fácil ya que la multiplicidad de factores intervinientes impide hacer un seguimiento medianamente actualizado. Quizás una de la más importante es la inminente paralización de la administración pública por la sencilla razón de que los empleados públicos (y los privados también) no tienen el efectivo para pagar el transporte diario, otros, simplemente sacan sus cuentas y entienden que con esos salarios no tienen asegurado el pan para su familia y prefieren que lo boten del trabajo, si los botan, que seguir trabajando en el mismo, o con las subvenciones de los programas del régimen pueden sobrevivir sin ir a trabajar.
Pero el problema mayor es que con la hiperinflación galopante, ya el presupuesto anual de la administración pública se agotó. No hay dinero ni para asegurar la nómina, por lo que hay que recurrir al perverso sistema que está implementando el régimen de las transacciones virtuales, que cada día lo vuelve más obligatorio. De allí que la implementación del Petro es como una tabla de salvación para ellos, pero que no están seguro en que va a terminar eso. Ahora se anuncia un nuevo signo monetario con tres ceros menos para junio. Toda una rochela financiera que no logra ocultar la mayor debilidad del gobierno: que no tiene divisas fuertes para salir de la crisis que han creado.
Por otra parte, la degradación ilegal y sin fundamento jurídico de oficiales de alta graduación retirados y la mayoría exiliados, la detención de comandantes de unidades operativas bajo el cargo de conspiración contra el régimen, pero también la captura de militares en actos delictivos en flagrancia revela que al interno de la FAN no es que hay descontento, que los hay, sino un tremendo desorden y descontrol de los mandos que puede tener consecuencias imprevistas.
En el sector salud y educativo, el caos no es menor, los médicos y los educadores no asisten a sus trabajos porque no tienen con que, como se mencionó anteriormente. La deserción estudiantil universitaria y media, ya es angustiante para una persona que esté pensando que si cambia el gobierno este año el país se pueda recuperar prontamente. Los empresarios y comerciantes que quedan tienen un pie en el país y otro en el extranjero, las colas de jóvenes, que nunca han vivido en democracia, en los registros y notarías públicas apostillando sus documentos para irse del país es francamente desesperanzador.
Pensar que con este caos este país, o cualquier otro, pueda funcionar tres meses más sin que se produzca una alteración grave del precario orden social que aún queda, no es una opción que hay que desechar.
En este escenario, el gobierno sigue su guion preconcebido mayor a tres meses, el candidato de Nirgua sigue en su campaña electoral con gran entusiasmo, aunque le negaron las garantías electorales que exigió para seguir la ruta electoral y las otras oposiciones están tratando de organizarse para ver si, finalmente, presentan un plan viable alterno a su no participación en los fraudulentos comicios.
Los tres como que tienen una cosa en común que no tenemos los otros venezolanos: tiempo para sus planes particulares.
@lesterllopezo