La Venezuela que queremos todos (I de VIII)
Acordar una nueva Visión de País y una estrategia de desarrollo basada en ella es imperioso para los venezolanos porque ya llevamos treinta y siete años de continua degradación social, económica y política que nos ha hecho antagonistas y que proyecta explicables angustias hacia adelante. Para que nuestros hijos tengan futuro y no opten por irse, para que progresemos y tengamos paz debemos iniciar y hacer sostenible un proceso de desarrollo, lo que trasciende el puro cambio de un gobierno, no tiene nada que ver con “distribuir la riqueza de la que todos somos dueños” e implica mucho más que un crecimiento económico que supuestamente “se derramará para todos”.
Los artículos que escribiré en esta columna en las próximas semanas se alternarán entre dos líneas de reflexión. En la primera, que comienza con el artículo de hoy, comentaré e intentaré motivar a mis lectores sobre la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País que está en marcha, basada en siete consensos, y en la segunda continuaré la línea que he explorado desde hace varios meses, de proponer acciones para una transición pacífica e irreversible a la democracia.
La construcción participativa de una propuesta de Visión Compartida de País
Desde hace seis años viene progresando una iniciativa de la sociedad civil venezolana para la construcción de una propuesta de Visión Compartida de País. Entre 2009 y mediados de 2012 la iniciativa completó sus dos primeras etapas, a lo largo de las cuales construyó la espina dorsal de la propuesta alrededor de siete consensos, a través de diálogos de colectividades, talleres de líderes y simposios de académicos y expertos en los que participaron más de 66.000 personas entre partidarios de “El Proceso”, “No Alineados” y “Opositores”.
Hoy día, a finales de 2015, está concluyendo una tercera etapa que ha sido dedicada a enriquecer la propuesta, por una parte, y por la otra a trabajar con diversos liderazgos y organizaciones fundamentales de la sociedad venezolana en la perspectiva de que ellos asuman la convocatoria para que todos tomemos en serio la tarea de convertir en realidad la Visión Compartida de País.
En el proceso de talleres de expertos que está en marcha desde 2014, los especialistas despliegan en forma de objetivos y estrategias de desarrollo los consensos que fueron recibidos como mandatos de la etapa de Voces de la Gente. Se trata de un proceso inédito en nuestro país, en que las bases han expresado cómo es el país que quieren y los académicos y expertos responden planteando cómo lograr los objetivos. Diferente del modo como tradicionalmente han sido formulados los “planes de desarrollo” y los “programas de gobierno”, que sólo involucran a las bases como clientes potenciales a quienes las élites salen a ofrecer los productos que han elaborado.
Los talleres de expertos, que se realizan con el auspicio de la Universidad Metropolitana y la participación de especialistas de varios centros de pensamiento, se completarán en las primeras semanas de 2016, y a partir de ese momento, con las propuestas de estrategias y políticas producidas para cada uno de los siete consensos, se promoverán simposios y foros públicos apoyados en universidades de distintas regiones del país, y se generarán publicaciones y campañas de comunicación para provocar una amplia difusión y discusión a nivel nacional.
La Iniciativa estaría en esta etapa fomentando el compromiso de los liderazgos con una nueva estrategia de desarrollo que responde a las aspiraciones de la sociedad, a la vez que cerrando el ciclo participativo de la construcción de una Visión Compartida de País, al llevar de nuevo a las bases los consensos que habría recibido como mandatos de las Voces de la Gente, convertidos ahora en estrategias y políticas para el desarrollo del país.
Los siete consensos de la Venezuela que queremos todos
Siete consensos sirven de estructura a la propuesta de Visión Compartida de País que está en construcción. Ellos fueron logrados en las primeras dos etapas de la Iniciativa, la primera de las cuales fue denominada “Voces de la Gente” atendiendo a que los acuerdos fueron producidos en las bases de la sociedad, en 309 talleres de día y medio de duración realizados en 22 estados del país los cuales congregaron a más de 6.300 líderes y activistas comunitarios, en 1.714 diálogos de tres a cuatro horas en que participaron más de 60.000 miembros de comunidades, y en cinco simposios y un foro universitarios en que fueron protagonistas más de 500 profesionales.
El primer consenso, al cual se dedicará el próximo artículo de esta serie (II/VIII) bosqueja cómo lograr un país libre de violencia y polarizaciones. Plantea reconciliarnos y comprometer los esfuerzos de los ciudadanos, las comunidades y el Estado, en construir una Venezuela de libertades y justicia que nos una en la diversidad; no violenta, segura y que viva en paz.
El consenso No 2 será tratado en el tercer artículo de la cadena (III/VIII). El esboza una estrategia para lograr un país con predominio amplio de familias de clase media en el cual la exclusión social tiende a desaparecer, y delinea la construcción de un pacto de los actores sociales, económicos y políticos para superar la pobreza y asegurar oportunidades concretas de bienestar y progreso para todos los venezolanos.
El desarrollo de una economía de alta productividad es el tema del tercer consenso. El mismo traza los objetivos y las estrategias fundamentales que deben seguirse, planteando reformas y estrategias de desarrollo que faciliten, promuevan y den seguridad a la inversión privada para diversificar e innovar de forma sostenida, para construir una economía que se conecte favorablemente con el mundo, y para crear muchas oportunidades de emprendimiento y empleo decente, contribuyendo así al desarrollo con equidad.
La reforma institucional es el foco del cuarto consenso, el cual plantea los propósitos y las líneas de acción para que la misma ponga efectivamente al Estado al servicio del ciudadano, la democracia y la libertad. Bosqueja estrategias para profundizar la democracia participativa y el protagonismo regional y local, y para extinguir el clientelismo y recuperar la ética en la gestión pública.
El quinto consenso aborda cómo mejorar la calidad del ambiente natural y del hábitat construido en que vivimos todos los venezolanos (ciudades, centros poblados y vivienda), con foco en la equidad y cómo hacerla sostenible para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Finalmente, los consensos 6 y 7 de La Venezuela que queremos todos se dedican a dos líneas fundamentales que atraviesan a los demás consensos para asegurar la viabilidad de sus objetivos y estrategias.
El sexto trata de las estrategias referidas al conocimiento y los procesos educativos. Plantea elevar hasta niveles de excelencia la calidad de la educación, hacerla efectivamente accesible a todos los venezolanos a lo largo de sus situaciones de vida, y fomentar la producción de conocimientos relevantes para su realización y el desarrollo del país. Plantea además reorientar el proceso educativo e impulsar la innovación y la creación científica, tecnológica y artística para que contribuyan a la construcción de valores y capacidades para el emprendimiento, la creatividad y la realización del individuo; para la convivencia en paz, la democracia y la ciudadanía; para la preservación del ambiente y la naturaleza; y para la inserción de Venezuela en la sociedad mundial del conocimiento.
El séptimo consenso se refiere a la superación del rentismo, conjunto de conductas de la sociedad que obstaculiza nuestro desarrollo y que trasciende ampliamente lo puramente petrolero o las esferas de lo económico. En él se plantea implementar estrategias culturales-educativas y una profunda reforma institucional que favorezcan la economía productiva, destierren el populismo clientelar y fomenten una cultura que valore los logros basados en el esfuerzo y la responsabilidad.
Invertir capital político en una Visión Compartida de País
Las sociedades que han extraviado su senda de desarrollo suelen ver cómo crece la exclusión social y se disipan gradualmente la cohesión y los intereses compartidos hasta llegar a enfrentamientos profundos. Al perder la visión compartida no logran ponerse de acuerdo en las acciones que les permitirían recorrer nuevamente un derrotero de progreso y libertad, llegan a desgarrarse en el enfrentamiento social y la polarización política y ven a sus hijos languidecer en la frustración o marcharse para no volver.
Un círculo vicioso como el descrito atrapó progresivamente a Venezuela en las dos últimas décadas del Siglo XX y favoreció la degradación política que nos ha venido empujando en los últimos dieciséis años hasta la aguda crisis de hoy, que ha devastado la economía y deshilachado los tejidos de cooperación social, que corrompe nuestra cultura y pareciera haber removido de ella valores fundamentales para la convivencia, que nos ha enfrentado acerbamente y que ha destruido las instituciones.
El año 2015 ha sido uno más de privaciones y sufrimientos para los venezolanos y el 2016 no va a ser fácil, pero en él se van a iniciar cambios que no podemos enfrentar con una visión miope, limitada a la gestión política de corto plazo. En 2016 podremos comenzar a construir un nuevo futuro si somos capaces de llegar a acuerdos en que participe la mayor parte de la sociedad. Hoy más que nunca tiene sentido intentar la movilización de los venezolanos para acordar una Visión Compartida de País que nos una en los propósitos y que dé sustento a la construcción de una nueva realidad en la que todos podamos vivir y realizarnos, en paz y en libertad.
@wernercorrales
Guayoyo en letras