Con voz propia
La conformación de la Asamblea Nacional es una política no extraña a nuestra Democracia, pues en sus 40 años no siempre estuvo controlada por partido gobernante. Ahora, por primera vez, gracias a la corrección de errores y pese a vigencia de vicios, el parlamento lucha para el reconocimiento de su mayoría absoluta. Los líderes del régimen, beneficiados con indultos por casi un millón de crímenes, desconocen Ley de Amnistía para presos que los adversan.
Desde la asunción del Poder por Rómulo Betancourt (1959-1964) después de la derrota de una dictadura militar de diez años, en los últimos ocho presidida por el General Marcos Pérez, se inició una guerra de sectores de derecha e izquierda. Betancourt fue objeto de por lo menos veinte acciones golpistas, entre las cuales resaltó el frustrado magnicidio el 24 de junio de 1960 del cual resultó gravemente herido. Dos meses antes, el 20 de abril, se había frustrado la rebelión militar del primer Ministro de Defensa de la Democracia, General de Aviación Jesús María Castro León, alzado en frontera de Colombia con otros oficiales de las Fuerzas Armadas.
Sobresalieron también los golpes El Barcelonazo 26 junio 1961; al año siguiente El Carupanazo (4 de mayo) y El Porteñazo (2 de junio), el más sangriento. Ese 1962, motivados por la revolución cubana estalló la guerra de guerrillas lideradas por el partido Comunista, aliado con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, primer desprendimiento del gobernante Acción Democrática. A los cinco años el PC oficializó la política de paz democrática, acordada después del fracaso de la abstención electoral en los comicios en los cuales fue electo otro Presidente adeco: Raúl Leoni. Oficialmente se suspendió la acción guerrera, pero quedaron algunos focos.
En 1969, en su primera Presidencia Rafael Caldera nombró un Comité de Pacificación, encabezado por el cardenal José Humberto Quintero que condujo a indultos.
¿Cuántos murieron? En del libro del periodista Ramón Hernández: El asedio inútil, el historiador Germán Carrera Damas se refiere a 6.000 jóvenes, cifra considerada conservadora.
Otras dos sangrientas asonadas militares hubo en 1992: el 4 de febrero liderada por Hugo Chávez y el 27 de noviembre, jefaturada por el Contralmirante Hernán Gruber Odremán.
De la primera se denunció un intento de magnicidio contra Carlos Andrés Pérez que por unanimidad los parlamentarios de entonces, incluido el hoy vicepresidente ejecutivo de la República Aristóbulo Istúriz, acordaron condenar. Pero el proyecto lo frustró la intervención del senador vitalicio Caldera. Se especula que ese discurso le llevó por segunda vez a la Presidencia. Desde esa posición decretó indulto de los golpistas, cuyos comandantes líderes, con exclusión de Chávez, se incorporaron a su gobierno. Tal amnistía la inició el propio Pérez y la siguió su relevo Ramón J Velásquez. Los muertos en los dos frustrados golpes pasan de 300.
El calificativo amnésico que bien define a militares indultados se lo endosan ellos a la Amnistía, que para el camarada ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, “soldado decidido a seguir construyendo la patria socialista”, es un adefesio.
Priva en ellos la orientación del abogado converso Hermann Escarrá quien respaldó revocatorio contra su actual idolatrado Comandante a quien acusó de incurrir en “crímenes de lesa humanidad contra personas ilegalmente privadas de su libertad y exiliados por razones políticas”
Para ese fulano la vetada Ley “es un aviso previo de golpe de Estado”.
Al MARGEN. Pacientes se mueren por falta de medicamentos y no por la enfermedad, afirmación del Presidente de la Federación Farmacéutica que confirmó mi hermano Carmelo. QEPD.