Las personas relacionadas con el agro en Venezuela, recuerdan el lema de la empresa Agroisleña, C.A. que expresaba: “Todo para el agricultor”. En ese todo, que comenzó con la venta de semillas de hortalizas certificadas para mejorar la productividad de renglones como cebolla, tomate, pimentón y otros, se llegó al suministro oportuno de todos los insumos necesarios para cubrir el ciclo de los cultivos, incluyendo riego, transporte para la movilización de insumos y cosechas, y silos para el acondicionamiento y almacenamiento de granos. Ese todo, también incluyó los fertilizantes, en momentos cuando el suministro de este recurso era complicado de lograr por la exclusividad que tenía el gobierno para la producción, importación y distribución de los fertilizantes en el territorio nacional; además del subsidio que les permitía vender a precios muy por debajo de los costos requeridos para llevar el producto a los usuarios.
A pesar de esas limitaciones, la empresa comprendió que muchos productores no estaban satisfechos con la calidad y con la disponibilidad oportuna de muchos de los productos ofrecidos por intermedio de Pequiven, y se decidió a buscar las vías para poder ofrecer este insumo, y que las siembras pudieran realizarse con buenas expectativas de rendimiento para el éxito de los consecuentes agricultores. La importación de complejos N-P-K y algunos fertilizantes simples no era suficiente, y se buscaron vías para mejorar la oferta en cuanto a variedad de fertilizantes y a mejores precios. Así, lo primero que se hizo fue establecer un gran complejo para producir mezclas físicas, con formulaciones para diversos cultivos y sistemas suelo-planta-clima, que permitieran una mejor nutrición de las plantas y consecuentemente, mejores rendimientos. Con esto, se ofrecieron mejores y más balanceadas fórmulas, y algo muy importante, a precios más bajos por cada unidad de nutriente que los correspondientes en los fertilizantes complejos importados.
Cuando comienza a crecer la agricultura de riego localizado, se nota otra deficiencia que era disponer de fertilizantes hidrosolubles sin depender de las importaciones. Para esto, se decidió establecer una planta mezcladora de fertilizantes especiales para fertirrigación. Se organizó y construyó la infraestructura, se importaron todos los equipos necesarios incluyendo mezcladora, ensacadora y línea de despacho; se obtuvieron las opciones para la adquisición de materias primas tanto nacionales como importadas, pero la expoliación de la empresa por parte del gobierno a comienzos de octubre del 2010, hace exactamente diez años, no permitió la culminación de este proyecto.
Otro proyecto que no pudimos culminar fue el de producción de fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación. Este proyecto surge porque estos son fertilizantes “ecológicos”, y se quería atender al llamado de disminuir la contaminación del ambiente, especialmente de las aguas subterráneas y cuerpos de agua superficiales con excesos de nitratos, una de las principales quejas por el uso de abonos nitrogenados. La empresa ya había introducido con mucho éxito estos fertilizantes importándolos desde Alemania, lo cual complicaba el suministro y elevaba los precios al usuario. Se presentó la oportunidad de producir esos fertilizantes en el país aprovechando que éramos grandes productores de urea, y se hicieron todos los trámites para instalar una planta para producir internamente los fertilizantes con inhibidores de la nitrificación. Estos fertilizantes se utilizarían en el mercado interno y se exportarían, mejorando la cadena de valor de la comercialización de la urea. Se comenzó a levantar la infraestructura requerida, se hicieron los trámites para la importación de los complejos equipos que se utilizan con este fin, y nuevamente, la expoliación de la empresa no permitió que se culminara este proyecto.
Cuando pasamos por la vía que conduce de El Palito a Morón, en el estado Carabobo, vemos con tristeza que el inmenso galpón que albergaría la planta para producir fertilizantes nitrogenados con inhibidores de la nitrificación, después de diez años, no ha sido concluido. Además, nos informan que los equipos para producir formulaciones de fertilizantes hidrosolubles para fertirrigación, ni siquiera fueron sacados de los embalajes que los protegieron durante el viaje. Estos son dos de los proyectos de fertilizantes que iban a apoyar enormemente a la agricultura venezolana, pero al no estar Agroisleña, C.A., quedaron solo en buenas intenciones.
Así era Agroisleña, C.A., siempre preocupada por el éxito de los agricultores y por el cuidado del medio ambiente.