Mientras tanto, el tiempo se agota…
El futuro se hace con las acciones del presente
La caricatura de Weil describe exactamente el contenido de esta apreciación semanal. Las colas, ahora generalizadas para cualquier actividad que se proponga el ciudadano común, describen la situación caótica en la que está sumido el país sin que se produzca algún hecho social contundente que cambie la situación en el futuro inmediato, mientras el tiempo pasa.
Además del desabastecimiento de alimentos y medicinas que se ha incrementado, cuando intentamos realizar cualquier otra actividad tropezamos con otras series de limitaciones que no se perciben rutinariamente.
El trasporte aéreo nacional se ha vuelto una complicación no solo para los usuarios, sino para las mismas líneas aéreas que intentan prestar el servicio. Por un lado los itinerarios y rutas casi alcanzan características adivinatorias porque no hay garantías de tiempo, rutas y espacio, ya que las operadoras alegan falta de repuestos, intervenciones y controles permanentes de las autoridades aeronáuticas y por supuesto, carencias de divisas, fundamentales para las operaciones aéreas. Es así, como por ejemplo, una ruta Maracaibo – La Fría (Sur del lago) tiene que hacer escala en Maiquetía para seguir a Margarita y desde allí, finalmente, salir a La Fría, o sea, un vuelo de escasos 25 minutos se convierte en uno de casi cuatro horas sin contar los tiempos de espera.
Igual situación ocurre para el traslado en ferris para Margarita, venden el pasaje para “la próxima salida” sin horario garantizado. También ocurre con muchas líneas extraurbanas, por lo que ahora las previsiones no son de dos o tres horas, sino al menos un día ¿Cuánto vale semejante desperdicio de tiempo?
Más preocupante es un estudio realizado por la empresa Venebarómetro publicado hace menos de una semana que indica que el 85% de las familias venezolanas ganan Bs. 31.000,00 o menos al mes y al compararlo con el costo de la cesta básica según el CENDES de Bs. 110.000,00 mensuales, se concluye que la mayoría de las familias venezolanas apenas ganan un tercio de lo necesario para cubrir sus necesidades básicas ¿Cuánto tiempo se puede sostener esta situación, con un gobierno que juega, precisamente, a que pase el tiempo para ver cómo sale de esta crisis?
Mientras tanto, la AN y la MUD, donde descansan primariamente las expectativas nacionales para lograr el cambio de la situación y del gobierno, expectativas que comienza a descender en sus niveles, se debaten en opciones constitucionales para salir del régimen –enmienda o revocatorio – discuten la Ley de Amnistía, de la titularidad de la vivienda, de los cesta tickets para jubilados, a la vez que reciben cuentas y memorias fantasiosas de algunos personeros del régimen previamente autorizados por el que funge de mandatario nacional. En esos diálogos, también se pasa tiempo mientras la gente espera.
Finalmente, el mandatario desarrolla su actividad preferida de “discutir las soluciones con el pueblo en gobiernos de calles” mediante un monólogo de autocomplacencia para él y sus acólitos que siempre lo acompañan, mientras los encargados de arrancar los 14 motores productivos se pelean la distribución de los pocos dólares que quedan, no para mejorar la productividad, sino para raspar la olla en beneficio personal.
Ninguna mención de los pranes que mantienen en jaque a la población y los cuerpos policiales –aunque a algunos han “dado de baja”- Las fronteras siguen cerradas para beneficio de los encargados de mantenerlas así y el desorden y la ingobernabilidad imperan en el régimen.
Como premonitoriamente indica la caricatura con un reloj de arena, el tiempo se agota.
26 de febrero, 2016