Aumentar la producción de alimentos, recuperar la capacidad de exportar determinados rubros y alcanzar el autoabastecimiento donde es posible, es una necesidad urgente para Venezuela. En este contexto las investigaciones del economista Alejandro Gutiérrez, quien ha convertido al tema alimentario en el centro de su trabajo, cobran relevancia. Su voz es una de las más autorizadas en la materia: profesor titular de la Universidad de Los Andes, doctor en estudios del desarrollo, consultor del Banco Mundial, la FAO y, desde febrero de este año, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
Su trabajo de incorporación a la Academia, titulado El sistema alimentario venezolano: evolución reciente y bases para el diseño de una nueva estrategia, precisa cómo se ha comportado la producción del sector agroalimentario en los últimos años y propone una serie de medidas para reimpulsar al sector en el corto y mediano plazo.
Alejandro Gutiérrez tomó las cifras del Ministerio de Agricultura y Tierras, que registran el valor bruto de la producción agrícola vegetal, animal y pesquera aprecios de 1997 y lo dividió por la población de cada año para expresarlo en términos per cápita. El resultado es una tasa media de crecimiento anual de -1,5%. Por períodos destaca que en 1998-2003 hubo una caída de 0,8%, durante 2003-2008 crecimiento de 1,6% y en 2008-2014 un declive de 4,7%.
En su discurso de incorporación a la Academia Alejandro Gutiérrez precisó: “Se destaca el decrecimiento para la casi totalidad de los rubros agrícolas y pecuarios en el período 2008-2014. Resultado que refleja el agotamiento de los estímulos de precios, rentabilidad, subsidios a insumos y financiamiento, los cuales tuvieron efecto positivo sobre la producción agrícola durante los años de la bonanza petrolera (2004-2008), aunque debe recordarse que el crecimiento del sector agrícola en ese período fue inferior al del resto de la economía”.
“Los resultados negativos del período 2008-2014 pudieron ser peores, pues se basan en estadísticas oficiales, generalmente sobreestimadas con respecto a las que reportan los gremios agrícolas, lo que obliga a tomar con reserva las estadísticas oficiales de producción y los reporte de los balances alimentarios publicados por el INN y la FAO”, agregó.
Fuente: MPPAT, INE. Cálculos propios
Las causas
Al evaluar por qué la producción no ha respondido a pesar de que el gobierno ha intentado impulsarla por distintas vías, Alejandro Gutiérrez señala que los resultados se explican “por la baja rentabilidad que originan los controles de precios y su congelamiento por largos períodos, la escasez de insumos (fracaso de Agropatria), las menores inversiones debido a la incertidumbre, la inseguridad jurídica, personal, el poco respeto por los derechos de propiedad privada y el cambio climático en algunos años. Con controles de precios y un tipo de cambio apreciado en términos reales, el gobierno prefiere importar alimentos abaratados artificialmente antes que fijar precios rentables para los bienes producidos en el país”.
Un aspecto importante es que el declive de la producción ya no puede ser compensado mediante el incremento de las importaciones porque la caída de los precios del petróleo ha dejado al país sin suficientes divisas. “Nuestras estimaciones permiten afirmar que en el caso de las importaciones agroalimentarias per cápita estas se han reducido entre 2013 y 2015 en un 28,0%. Lo que ha agravado la disponibilidad de alimentos, pues tampoco ha aumentado la producción nacional”, dice Alejandro Gutiérrez.
Al mismo tiempo resalta que en términos reales, es decir después de descontar el efecto de la inflación, el gasto del gobierno en el sector agrícola se ha tornado volátil y declinante. Entre 2008-2013 la tasa media de crecimiento anual del gasto agrícola real del Gobierno Central fue de -16,8% y para 2015 se estima que hubo una caída importante.
Nueva estrategia
Para impulsar la producción agroindustrial es necesario implementar cambios profundos para atraer inversión privada nacional y extranjera. Alejandro Gutiérrez explica en su trabajo de incorporación a la Academia que “se requiere no sólo de restablecer equilibrios macroeconómicos fundamentales que permitan crecimiento económico con bajas tasas de inflación. Es necesaria una mayor coordinación entre el Estado, el mercado y los empresarios; que permita aumentar la producción de bienes transables no petroleros y abrirle espacios de inversión al sector privado. Sin mayor inversión privada nacional y extranjera el crecimiento económico no tendrá bases sólidas”.
En esta nueva estrategia el Estado tendrá una participación estelar, no se trata de apartarlo y dejar que el mercado resuelva por si solo los problemas. “El Estado deberá jugar un rol importante corrigiendo fallas de mercado, estimulando la reestructuración productiva para aprovechar las ventajas comparativas y creando nuevas oportunidades, generando externalidades positivas, reduciendo la tasa de pobreza a la par que se mejora la equidad en la distribución de la riqueza”, señala Alejandro Gutiérrez.
Agrega que “una nueva estrategia de desarrollo agroalimentario con posibilidades de éxito debería darse en el contexto de una nueva estrategia de desarrollo nacional que sustituya a la renta petrolera como la base de la acumulación de capital, con un marco institucional que garantice los derechos de propiedad privada establecidos en la Constitución, un entorno macroeconómico equilibrado y estable, con mayor protagonismo de los mercados, con mayor libertad cambiaria y un tipo de cambio real estable que estimule la competitividad de los sectores productores de bienes transables no petroleros”.
Medidas puntuales
Alejandro Gutiérrez propone medidas puntuales para impulsar al sector agroindustrial:
Generar confianza promoviendo el diálogo entre gobierno y sector privado, así como reformas legales que fomenten el respeto de los derechos de propiedad privada y el funcionamiento de los mercados. Todo ello en el marco de lo establecido por la Constitución vigente.
Abrir espacios para las inversiones privadas en aquellas áreas donde el Estado tiene propiedades agrícolas, agroindustriales y para la comercialización de alimentos e insumos agrícolas que operan ineficientemente y con pérdidas para la nación.
Eliminar progresivamente el control de precios para los insumos y para los bienes finales en los diferentes eslabones de las cadenas agroalimentarias, sin descartar posibles intervenciones del Estado ante prácticas propias de estructuras de competencia imperfecta (monopolios, oligopolios, monopsonios, oligopsonios).
Políticas de promoción de exportaciones agroalimentarias con el mayor valor agregado posible. Se deberá inicialmente dar prioridad a aquellas cadenas productivas con ventajas comparativas y competitivas: pesca, productos del mar y acuicultura, cacao, semillas de ajonjolí, frutas tropicales y jugos, hortalizas, zábila, bebidas alcohólicas (ron, cerveza y otras), flores y otros productos de la industria agroalimentaria.
Crear las externalidades positivas-bienes públicos necesarios para la producción agroalimentaria en materia de tecnología e información, vialidad agrícola, sistemas de riego, servicios públicos, telecomunicaciones, seguridad jurídica y personal, infraestructura en puertos y aeropuertos, otras.
4 de abril, 2016
http://larutaindustrial.org/2016/04/04/como-relanzar-al-sector-agroindus...