En tiempos de la República civil algunos carceleros atropellaron a quienes estaban ¨donde toda incomodidad tiene su asiento¨, como dice el manco de Lepanto. Hoy, son muchos los cancerberos rojos que cometen atropellos en contra de los presos políticos y de los familiares que los visitan, con el agravante de que los presos políticos de ayer eran culpables de rebelión militar, asesinatos de policías, secuestros y asaltos a bancos, mientras que los de hoy son inocentes.
En tiempos de Betancourt y de Leoni ocurrieron intentos de golpes de estado, guerrilla rural y terrorismo urbano. Sin embargo, los presos políticos estaban en áreas diferentes a los comunes y no se aislaba a ningún detenido, salvo por pocos días. A pesar de sentencias de hasta 30 años, gracias a generosos indultos de Leoni, ninguno estuvo preso más de seis años.
En los Teatros de Operaciones del Ejército hubo algunos casos de torturas y de desaparecidos. También en la Digepol, donde fue asesinado a golpes el profesor Lovera. Jorge Rodríguez supuestamente guiaba una comisión policial para mostrarles el sitio donde tenían secuestrado a Niehous y, al intentar escapar, los policías lo golpearon con tal saña que murió. Los esbirros pagaron con cárcel, otros casos quedaron impunes. El argumento de los torturadores era que debían obligarlos a confesar para salvar vidas y rescatar secuestrados, alegato inadmisible.
Familiares y amigos tenían acceso a visitar a los presos políticos, salvo en los Teatros de Operaciones y en la Isla del Burro donde solo podían ir los familiares. En el Cuartel San Carlos estuvieron confinados militares y civiles. El trato a los visitantes era respetuoso, salvo algún incidente menor. Como hecho relevante recordamos que el capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, jefe del Porteñazo, no fue llevado de urgencia al Hospital Militar cuando tuvo un fuerte dolor de pecho del cual falleció.
El libro Temporada de Golpes, de Egardo Mondolfi, recoge testimonios de los presos del Carupanazo donde reconocen el buen trato en la cárcel de Trujillo y que en la Isla del Burro protestaron por el mal trato a los familiares por parte de algunos vigilantes, consiguiendo que fuesen destituidos.
En una ocasión, a principios de la década de los años sesenta, por solidarizarse con una huelga de hambre justificada, fueron trasladados del San Carlos al Castillo de Puerto Cabello el coronel Edito Ramírez, el teniente Coronel Helí Mendoza Méndez y otros dos oficiales. La orden era encerrarlos en las mazmorras, orden que no aceptó el comandante de esa plaza, el capitán de fragata Carlos Taylhardat, alegando el debido respeto a un militar. Además, Briceño Linares, ministro de la Defensa, se trasladó a Puerto Cabello, conversó con los presos y aceptó sus peticiones ¡Qué diferencia con el trato que Padrino López acepta le den a la capitán Laided Salazar!
En la Cárcel Modelo existía un pabellón de procesados militares y otro donde estaban los acusados por el atentado contra Betancourt, ambos separados de los presos comunes. No existía la tortura física, ni sicológica y tampoco el aislamiento. Familiares y amigos podían visitar dos veces por semana, con trato respetuoso por parte de los carceleros.
En Yare, el difunto, Arias Cárdenas y otros militares golpistas estuvieron rueda libre con todas las consideraciones, con visitas de todo el mundo, entrevistas a periodistas y uso de teléfonos. Gracias a indultos solo estuvieron dos años presos a pesar de las muertes que causaron.
En Ramo Verde, hace unos años la visita de familiares y amigos era permitida dos veces por semana y el trato era respetuoso. Desde el año pasado prohibieron las visitas a los amigos y restringieron la de los familiares. A Leopoldo López lo mantienen aislado. Lo más repudiable es la vejación a la que someten a los familiares, particularmente a Lilian y a Antonieta, esposa y madre, respectivamente, de Leopoldo. Con valentía ellas han denunciado al coronel José Viloria Sosa, comandante de esa ergástula. Es inconcebible la degradación a la que pueden llegar los carceleros. A Lilian no la conozco, pero Antonieta es hija de un gran venezolano como fue Eduardo Mendoza; además, ella fue directora externa en Palmaven, cuando yo trabajaba en esa filial de Pdvsa. A ambas les expreso mi solidaridad.
Desde luego, no puede obviarse la pésima condición en que se encuentran los presos políticos en el Sebin y el grado de hacinamiento y condiciones en que también están los presos comunes en todas las cárceles y el mal trato que reciben sus familiares.
Como (había) en botica: Los predicadores del ¨parlamentarismo de calle¨ tuvieron miedo a que la rendición de cuentas fuese conocida por los ciudadanos. Trucutu declaró que no entra ni un dólar por petróleo, pero el presidente de Pdvsa lo desmintió. Los Pinochos no se ponen de acuerdo. Del Pino dice que en el 2014 el costo de producción del barril de petróleo fue de 18 dólares y que en el 2015 bajó a 13 dólares ¿Cómo pudo bajar si hubo menos producción, mayor inflación y aumento de la nómina? Magia revolucionaria. Antes de aumentar la gasolina deben suspender los regalos a Cuba y a Nicaragua
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!