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El chavismo: un proyecto destructivo

Opinión
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Tiempo de lectura: 4 min.

El chavismo como gobierno ha implicado la destrucción de las capacidades del país retrotrayéndonos, en términos productivos, a los niveles de mediados de la década de 1950.

El chavismo como gobierno ha conllevado a una sistemática destrucción de las capacidades productivas del país, tanto las públicas como las privadas. En primer lugar logró destruir la primera empresa pública del país: PDVSA. La compañía petrolera estatal figuraba como la principal multinacional de importancia en América Latina con inversiones en refinerías en Estados Unidos y Europa y una cadena de distribución de gasolina en los Estados Unidos. Producía 3,4 millones de barriles por día debido a las limitaciones que imponían las cuotas de la OPEP, pero su capacidad de producción era de 4 millones de b/d. Todo esto se vino abajo progresivamente después de que el prócer de Sabaneta despidiera en cadena de radio y TV a la gerencia profesional que dirigía la empresa. La producción comenzó a declinar y no ha parado hasta los momentos actuales cuando se ubica en un poco más de 1 millón de b/d. Según la opinión de diversos expertos petroleros la empresa es irrecuperable pues esta carcomida por la burocracia y la corrupción.

El chavismo también se ha caracterizado, a diferencia de otros gobiernos de izquierda como el de Evo Morales, Lula y Correa, por un sistemático hostigamiento a la iniciativa privada, que se ha traducido en la expropiación y confiscación de empresas productivas que cuando llegan a manos del Estado entran en un proceso de mengua, como ha ocurrido con Agroisleña, CANTV, Electricidad de Caracas, Lácteos Los Andes e innumerables empresas agroindustriales, agrícolas y ganaderas. El hostigamiento también ha implicado una política de control de precios que en un entorno inflacionario ha reducido la rentabilidad de las empresas, obligando a muchas a bajar la santa maría. También una política de control de cambio que ha agudizado las restricciones a la importación de insumos, indispensables para muchas de las empresas como las de derivados de trigo, aceites, avícolas, papel, embases, refacción de vehículos y pare usted de contar, que han dificultado la operatividad de las empresas.

En el caso de las empresas transnacionales el control de cambio ha impedido la repatriación a sus casas matrices de las ganancias que generan y dificulta la operatividad de las filiales en la medida que limitan la transferencia de recursos y tecnologías a éstas, dificultando la actualización tecnológica que normalmente ocurre en las empresas. También el chavismo ha impulsado una política económica que ha ido progresivamente incentivando la inflación y reduciendo el poder de compra de los venezolanos, disminuyendo a su vez el mercado natural de las compañías y afectando negativamente la dimensión de sus negocios. Una combinación de todos estos factores ha llevado a muchas empresas transnacionales a abandonar el país.

El caso más reciente fue el de la compañía Kellog’s, ubicada en el área de San Jacinto en Maracay, lo que implicó la pérdida de 400 puestos de trabajo. La salida de la Kellog’s es el caso más reciente, pero con anterioridad la lista de transnacionales que han abandonado el país es larga e incluye a líneas aéreas, laboratorios, empresas petroleras y agroalimentarias.

El colapso de las empresas publicas como PDVSA, el estado de mengua de las empresas expropiadas y confiscadas, la fuga de empresas transnacionales y el cierre de las privadas nacionales ha lesionado la generación de empleo y el tejido productivo del país de manera sensible. El deterioro del tejido productivo del país se refleja en la caída de la producción que viene desde hace varios años contrayéndose. Esta caída se puede medir a través del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se define como el valor monetario de la masa total de bienes y servicios que se produce en un país. En los cuatro años previos al 2017 el PIB descendió 35% según José Manuel Puente, economista y profesor del IESA. Es la crisis más aguda que se haya vivido en América Latina en los últimos 40 años, según el mencionado profesor. Afirmó también que el PIB de Venezuela en el año 2017 es similar al que tenía Venezuela en el año 1955, por lo que el país retrocedió 60 años en términos productivos. Estas afirmaciones las hizo el economista en el foro Perspectivas 2018 llevado a cabo por el IESA en el mes de marzo y han sido difundidas por la prensa nacional.

La destrucción que ha ocasionado el chavismo en el tejido productivo del país nos ha hecho retroceder a los niveles de producción de la época de Pérez Jiménez; todo el esfuerzo que hizo el gobierno de Pérez Jiménez y lo que hicieron posteriormente los gobiernos de la democracia se ha ido a pique. Cuanto de esto se podrá recuperar es una tema de discusión, primero tenemos que salir de los herederos del prócer de sabaneta que continúan la meticulosa labor de destrucción de su mentor.

Profesor de la UCV

josenri2@gmail.com