El arte de la estrategia es de importancia vital para el país.
Es el terreno de la vida y la muerte, el camino a la seguridad o la ruina.
Sun Tzu
La terrible masacre de Tumeremo, devela conductas reiterativas de los dirigentes oficialistas, en cargos gubernamentales o en el psuv, ante los conflictos o problemas del país que pudieran generar opinión contraria en el pueblo a la gestión del gobierno autocalificado de “revolucionario”. Esto permite inferir que estamos ante un diseño estratégico, organizado para responder de manera estructurada, alineada y coherente, con la finalidad de esconder, neutralizar y/o revertir dicho sentir popular.
Estas respuestas sistemáticas son: 1) negar; 2) descalificar-satanizar; 3) distraer-confundir; 4) proyectar culpas; y, 5) amenazar-castigar. Estas respuestas las pueden poner en marcha en paralelo, ser simultáneas, secuenciales, y ser ejecutadas de manera parcial o todas juntas, pero ejecutadas por múltiples voceros. Revisaremos algunas de las respuestas oficialistas en la llamada “masacre” de Tumeremo, porque sirven de ejemplo.
La negación (1) se constata fácilmente en el caso de estos homicidios, hechos que tienen resonancia pública por la denuncia del Dip. Américo de Gracia, al hacerse eco de la protesta de los familiares de los desaparecidos quienes cerraron la troncal Nº 10, siendo apoyados por el paro de los comercios de esa población. Inmediatamente el parlamentario fue desmentido por el Gobernador Rangel Gómez, quien afirmó: “Es falsa la información que lamentablemente personajes de la derecha han estado diciendo”, posición la ratificó Diosdado Cabello, segundo a bordo del oficialismo, quien afirmó inicialmente que solo era “un rumor” y ratificó lo de la “masacre virtual”; acuñada por el Gobernador, negación que se repitió en dirigentes de todos los niveles de la estructura gubernamental y del psuv.
Como los familiares de los desaparecidos y el pueblo siguieron presionando, la gente de La Causa R continuó con la denuncia, y el hecho tomó más notoriedad, se hizo inocultable, el oficialismo usó la descalificación-satanización (2), afirmando el presidente del parlamento pasado que: era “politiquería barata e irresponsable” de la oposición, y un “show mediático, refiriéndose a los medios, en particular a Globovisión, con el supuesto propósito de aterrorizar a la gente de Tumeremo. Rangel Gómez afirmó que los denunciantes “se nutren financieramente de la minería ilegal y sin duda alguna la política minera impulsada por Gobierno Bolivariano les está afectando”. Mario Silva se suma a la arremetida contra De Gracia y el ex-Gobernador Andrés Velázquez, quien acompañó las denuncias, llamándolos “fascistas y traidores”. No fueron pocos los epítetos de muchos dirigentes políticos del oficialismo descalificando a los denunciantes. Una variante de la descalificación-satanización es sugerir una intención vil en los denunciantes, como cuando algunos argumentaron que el objetivo era dañar “justo en el aniversario de la siembra del comandante Chávez”.
La maniobra de distraer-confundir (3) se verifica en la declaración del Ministro del Poder Popular para la Defensa, Vladimir Padrino López, quien rechazó las denuncias en nombre de toda la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) “… y se acusa a la Fanb de ser artífices y en algunos casos cómplices de una aberración como esta”, tratando de hacer ver que fueron señaladas todas las FAN, cuando lo cierto es que se solicitó averiguar la razón por la que unos delincuentes peligrosos actuaron en un sector controlado por los militares, solo esos militares. El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Gustavo González López, puso su parte al tratar de enredar el asunto cuando afirmó que “el lamentable desenlace se produjo luego de que estas organizaciones paramilitares, con fines políticos, …”, dándole un cariz que político partidista que no tiene y, de carambola, tocar a los denunciantes. El Defensor del Pueblo pone lo suyo en esta fase de distraer- confundir (3) cuando se centró en negar, molesto, la relación de semejanza que algunos hicieron al comienzo con el caso de El Amparo, cuando lo relevante era la muerte o no de los mineros.
La proyección de culpas (4), el yo no fui, está en las palabras del Presidente Maduro cuando afirmó que hubo una "matanza en una guerra de bandas" (…) "Todo parece indicar que es un grupo paramilitar", posición ratificada por el Ministro de Defensa, por Rangel Gómez, y muchos otros oficialistas. Como si la presencia de bandas paramilitares no fuera responsabilidad del Estado que ellos copan y una acusación directa a cada uno de ellos.
Calificar a la denuncia hecha por De Gracia y Velázquez como “terrorismo”, por parte de Mario Silva, tiene el propósito de vincularlos a las mafias y los paramilitares, hecho por Rangel Gómez y sugerido por el Ministro de Defensa, forma parte de la intención inicial de amenazar-sancionar (5), lo que parece no prosperará, solo porque las evidencias demuestran que los denunciantes tenían razón.
Todas estas estrategias se pueden verificar en cada uno de los graves problemas que ha padecido el país, como por ejemplo, en la epidemia de Chikungunya del año 2014-2015 y la falta de medicamentos en la denominada “crisis humanitaria de la salud”, en la escasez e inflación, las tribulaciones económicas de la gente, las fallas eléctricas, los presos políticos y Leopoldo López, el emblemático preso sentenciado por la interpretación de una lingüista que dijo que en el discurso del líder anaranjado no había violencia, pero el tribunal interpretó lo contrario.
Estamos al tanto de tal proceder del oficialismo. Puede servir para librarse de la crítica por parte del pueblo, pero no para solucionar sus problemas, todo lo contrario. No se la razón por la que me recuerda a Joseph Goebbels.