PLAGAS, PESTES Y PANDEMIAS (83)
El Libro del Éxodo en el Antiguo Testamento relata que los egipcios sufrieron una decena de penurias y calamidades a causa de la negativa de El Faraón de liberar a los hebreos que mantenía como esclavos. Jehová ordenó a Moisés rescatar a su pueblo diseminando plagas para que su voluntad se cumpliera. Es así como, en esencia, surge la creencia que las pestes y enfermedades que han azotado a la humanidad son pues un castigo divino por desatender la voluntad de Dios o contradecir sus designios, por lo que los sacerdotes, hechiceros, brujos y curanderos además de elevar oraciones y realizar rituales, recomendaban curas y pócimas para contrarrestar los padecimientos. Durante la “Peste Bubónica” aunque existía la práctica de aislar a los enfermos la cuarentena comenzó a aplicarse de manera extendida a los tripulantes y pasajeros de las embarcaciones para evitar que pudieran contagiar a los pobladores de las ciudades portuarias.
La emergencia sanitaria global desatada por la Covid-19 ha impactado a la humanidad y el mundo globalizado parece haberse detenido en el tiempo a consecuencia de un conjunto de medidas preventivas que han influido para desacelerar su velocidad de reproducción, aunque las estadísticas apuntan, en el corto plazo, hacía ocho millones de contagiados y el saldo de quinientas mil personas muertas. Numerosos virus y bacterias frente a los cuales en la actualidad se dispone de antivirales y antibióticos fueron la causa de cientos de millones de millones de muertes en el trascurso de la historia mundial. Existen métodos de contención de los agentes patógenos del sarampión, rubéola, parotiditis, tuberculosis, difteria, tétano e influenza, entre otros mediante los sistemas generales de vacunación.
Se dispone de amplia documentación sobre eventos, prolongados en el tiempo, durante los cuales la gente moría de manera intempestiva a consecuencia de dolencias y enfermedades sobre los que la ciencia y la tecnología han permitido establecer el origen y la naturaleza de las mismas. La más remota de las nociones data de una influenza que desoló a Babilonia en 1200 a C. En la Antigua Grecia la llamada Peste de Atenas asedió, en dos oleadas entre 430 a C y 425 a C, a los pobladores de la cuna de la civilización. También los dominios del gigantesco Imperio Romano fueron diezmados por la “Plaga de Galeno” entre los años 165 y 180 d C. En la Edad Media la más mortífera de las epidemias fue la “Peste Negra”. En el siglo XIX el cólera y en el siglo XX la mal llamada “Gripe Española” impactaron notablemente a la humanidad. También repercutieron en el siglo pasado las infecciones entre otras infecciones la Gripe Porcina, y los virus del Ébola y de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
En las dos décadas del presente siglo además de la pandemia de COVID-19 hay que apuntar la incidencia de SAR-CoV, la gripe aviar, la influenza tipo A (H1N1) y el virus del Zika en Latinoamérica. La adopción de medidas de higiene y la difusión de normas de aislamiento y de distanciamiento social han incidido sobre la tasa de contagio. Las cuarentenas si bien han limitado la agresiva reproducción del nuevo coronavirus también han provocado una severa recesión en la economía y afectado la cotidianidad de la gente. La humanidad aguarda al desarrollo de una vacuna que permita lograr la inmunidad mientras la administración de tratamientos experimentales incide en la mitigación de las dolencias y de los severos cuadros clínicos de quienes padecen la enfermedad.
¡Amanecerá y veremos!
@ADIGIAMPAOLO
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LA CUARENTENA DIFERENTE (82)
En Venezuela ha sido prorrogado nuevamente el decreto de Estado de Alarma, motivado a la emergencia sanitaria a propósito de la pandemia, hasta la segunda semana del mes de julio. A raíz del esquema de cuarentena intermitente identificada como 7+7 y consistente en una semana de flexibilización y otra de confinamiento han surgido dudas sobre la manera endógena de combatir el nuevo coronavirus en Venezuela. Los expertos se refieren a cuarentenas intermitentes, flexibles, dinámicas o inteligentes cuando los confinamientos no son totales o generales, sino parciales, focalizados o alternativos con la finalidad de disminuir la tasa de reproducción del agente patógeno sin suprimir radicalmente la cadena de contagio. Las estadísticas locales, reportadas a la OMS apuntan a cerca de tres mil contagios y 24 personas fallecidas.
Por ejemplo, basta ver el funcionamiento del Metro, observar las abarrotadas unidades del deficiente transporte público en el interior de la nación o la concentración de gente en torno a las estaciones de gasolina, los habituales llenaderos de agua, los escasos centros de distribución de gas doméstico o los emblemáticos mercados populares para comprender que el distanciamiento social es inexistente y el uso de la mascarilla en sitios públicos es cada vez menos frecuente. Salvo en las zonas fronterizas donde rige el toque de queda y existen limitaciones sobre ciertas actividades esenciales el resto del país vive una muy particular “nueva normalidad”.
Al nuevo coronavirus se le señala de ser un agente patógeno especialmente agresivo. Incluso se ha hablado, sin ningún basamento científico, de una cepa distinta. Por estas calles la pandemia ha adquirido una connotación política. Somos de los pocos países que tiene un esquema intermitente de cuarentena y la única nación cuyos casos de reproducción comunitaria o de infección local son inferiores a los denominados contagios importados o de origen exterior. Algunos podrían inferir, como es natural que ello se debe al retorno de compatriotas por los pasos fronterizos, pero otros estiman que la vigilancia epidemiológica impuesta en los llamados cordones sanitarios es inexistente en el resto del país y que pruebas masivas de diagnóstico no son determinantes ni concluyentes para evaluar el curso de la pandemia en el resto de la población.
La disposición oficial incluye un conjunto de actividades y sectores, todavía incipiente de la vida nacional y de la cotidianidad de la gente. La medida se extiende además de las agencias bancarias a otras actividades de servicio y establecimientos de atención al público, y a la operatividad de Centros Comerciales con las restricciones horarias y acogiendo las recomendaciones de higiene y prevención estipuladas en la normativa. Si bien el modelo implementado permitirá mecanismos de rotación de personal en algunos procesos productivos y representa un alivio para el funcionamiento de algunas actividades comerciales al mismo tiempo supone interrupciones periódicas de las labores. Aunque en la fase actual se incorporaron los registros y notarías, todavía no hay noticias sobre la eventual reapertura de oficinas públicas como el SAIME o las dependencias de los órganos del Poder Judicial.
¡Amanecerá y veremos!
@ADIGIAMPAOLO
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