Al igual que lo hice al presidente Emmanuel Macron de Francia, hoy quiero agradecer al presidente de Colombia, Gustavo Petro, por haber impulsado la búsqueda de soluciones para la economía venezolana estancada en sanciones de Estados Unidos.
Me parece un gigantesco y cruel error que políticos de la oposición venezolana vayan al Congreso de EEUU a afirmar que las sanciones a la economía venezolana deben continuar. Es un crimen contra los empresarios y trabajadores en Venezuela y solo beneficia a un grupito de opositores y al mismo alto gobierno de Venezuela que se beneficia de las sanciones. Es impresionante el espíritu empresarial que hay en Venezuela y que subsiste intacto ante tanta corrupción y ante tan pesadas sanciones. Todas las empresas venezolanas y sus trabajadores estamos siendo afectados y arruinados con ventas bajísimas debido a las sanciones de EEUU sobre la economía venezolana. Todos los negocios en Venezuela facturan aproximadamente 15% de lo que podrían facturar si no hubiera sanciones a la economía y si estas estuvieran canalizadas solo a las personas que violan Derechos Humanos. Los servicios de Internet, las medicinas, los alimentos, todos los servicios públicos y privados son más costosos y escasos debido a las sanciones sobre la economía. El desempleo y los bajísimos sueldos son responsabilidad de las sanciones. Y en nada han ayudado a un cambio de gobierno, sino todo lo contrario. Si las empresas venezolanas estuvieran facturando $400.000 millones de PIB al año, los sueldos estuvieran en un per cápita de $12.000 en lugar de $2.000 por año.
Incluso, aunque Pdvsa ha sido objeto de escándalos de corrupción en las dos últimas décadas, las sanciones recientes a Pdvsa aúpan la corrupción aún más, ya que la hace inauditable ya que sus ventas se hacen hoy por canales irregulares, a compradores ad hoc, improvisados, piratas de todo tipo y los pagos son en depósitos bitcoin, sin plan de cuentas transparentes. Las sanciones a las empresas del Estado venezolano también perjudican a los países del Caribe, a Europa y hasta a países como Japón que necesitan energía.
También las sanciones petroleras de Estados Unidos impiden que Venezuela pague su deuda externa, a proveedores, a que se invierta en infraestructura. La corrupción y violación de DDHH de los gobiernos de Venezuela debe generar sanciones individuales, y al contrario vemos que muchos de los funcionarios públicos corruptos de la era del socialismo del siglo XXI y de los anteriores viven en EEUU y tienen propiedades inmobiliarias extravagantes en ese país y en Europa. Vemos también que si Estados Unidos condena a unos pocos lo hace para negociar parte del botín y no para devolver los recursos a los venezolanos. En EEUU los corruptos venezolanos son condenados por pocos años y de ninguna manera se devuelve el dinero al pueblo de Venezuela ni se coloca en cuentas fideicomiso para cuando llegue una nueva administración en Venezuela.
La Constitución venezolana ya prevé elecciones presidenciales para el año 2024, no es necesario ningún acuerdo entre el gobierno de Maduro y el G4. Como se demostró en las elecciones de gobernadores y alcaldes pasadas, la oposición del G4 puede ganar si va unida y no necesita que Estados Unidos sancione a todo un país de emprendedores y trabajadores de mayoría honesta.
Las sanciones petroleras de EEUU debilitan la economía más que la misma corrupción interna y por lo tanto generan éxodos de emigrantes que debilitan el tejido social necesario para proteger a la democracia. El gobierno del presidente Joe Biden debe levantar las sanciones petroleras sin condicionamientos. Estados Unidos no tiene que comprar petróleo venezolano, puede producir su propio petróleo o comprar a quien lo desee.
Las sanciones al petróleo venezolano fortalecen a todos los enemigos de la democracia, debilitan a la oposición que lucha en el territorio nacional, generan emigración, fortalecen a Vladímir Putin y a los países árabes, y generan mayor opacidad en la Administración de Maduro. Es muy cruel que se use el poder mundial de EEUU para impedir que Venezuela venda petróleo a otras naciones. Ofrecer ayuda humanitaria a Venezuela es un acto cruel si es a costa de mantener las sanciones petroleras que tanta miseria generan.
Son héroes para los venezolanos de a pie la posición de los presidentes Macron y Petro. Ambos, al reconocer los costos de las sanciones, valientemente rompen con los intereses burocráticos para pedirle a la Administración Biden que levante las sanciones petroleras a Venezuela.
EEUU debe y merece, por ser una luz de esperanza para el mundo, redimensionar su enfoque hacia Venezuela y levantar las sanciones petroleras. Mientras tanto, los venezolanos agradecemos tener al presidente Macron, de Francia, y al presidente Petro, de Colombia, defendiendo los intereses del pueblo y buscar alternativas menos punitivas para la población venezolana de resolver sus conflictos.
Twitter: @alejandrojsucre