Disparar a discreción, es decir según criterio propio, se justifica solo en pocos casos. Por ejemplo, si un pelotón de soldados es emboscado, cada uno de sus miembros decide motu proprio cuándo disparar y en qué dirección, o el jefe de la unidad les otorga la libertad de proceder. Por el contrario, las más de las veces el comandante ordena hacia qué dirección y en qué momento debe abrirse fuego. En esta lucha por la democracia, los civiles solo disponemos del arma de la palabra para denunciar los atropellos de la dictadura. Lamentablemente, algunos demócratas consideran que lo importante es disparar. No importa si es al enemigo o a los suyos. A veces dicen falacias, medias verdades o dan declaraciones que no suman. Todos tenemos el derecho y el deber de criticar a nuestros dirigentes, pero sin descalificarlos cuando no coincidimos. Los excelentes artículos de Carolina Jaimes, Mari Montes y de Soledad Morillo deberían ser la pauta. Hay varios tipos de ciudadanos que disparan a discreción.
Los despreciables: son aquellos que para descalificar a determinado opositor se valen de la bajeza de hacer referencia a su inclinación sexual, sea o no cierta. Es inadmisible que hoy en día se utilicen argumentos homofóbicos, como en recientes artículos de un expolicía con nombre de soberano inca y de otro atorrante con apellido de esquina caraqueña. Ambos despreciables.
Los frustrados: son aquellos que se sienten molestos porque nadie ha podido sacar al régimen. Quizá nunca se han preocupado por la política, pero ahora sufren la situación desastrosa de los gobiernos de Chávez-Maduro. Disparan a discreción a los dirigentes de la oposición. No discriminan. Califican de corruptos, vendidos, colaboracionistas o complacientes a los dirigentes que predican que se requiere dialogar, negociar, votar o abstenerse.
Los serrucha pisos: se consideran los salvadores de la patria. Están convencidos de que solo ellos pueden sacar a Maduro y a sus compinches. Están informados de que el presidente legítimo Guaidó es quien tiene el reconocimiento de varios países y quien está relativamente mejor ubicado en las encuestas, pero esos les parecen detalles de poca monta. En este grupo hay gente luchadora en contra del régimen. Uno quisiera pensar que actúan de buena fe porque los aprecia, pero, a sabiendas de que son inteligentes, queda la percepción de que proceden así por considerar, equivocadamente, que les reporta beneficios políticos. Predican que el gobierno interino ya está muerto, pero no tienen una opción viable para sustituirlo. Desearíamos que, incluso en beneficio de ellos mismos, fuesen más prudentes en sus declaraciones.
¿Por qué algunos disparan a discreción?: Desde luego hay quienes actúan de mala fe, como son los llamados alacranes. Este calificativo no se debe a que hayan participado en la farsa electoral de las parlamentarias, ya que algunos lo hicieron pensando que era la única opción. Son alacranes por sus declaraciones a favor del régimen o por haber aceptado que el Tribunal Supremo de Justicia les regalara las tarjetas de los partidos a los que pertenecían como miembros de segunda categoría. También son alacranes quienes se congraciaron con el régimen para obtener la legalidad de partidos de maletín. Sin embargo, tenemos la percepción que la mayoría de los usuarios de las redes disparan a diestra y siniestra por estar desorientados.
¿A qué se debe esta proliferación de compatriotas que abren fuego a discreción? Dejando de lado a los corruptos alacranes, pareciera que los compatriotas que disparan a discreción es por falta de comando con suficiente autoritas que guie hacia quién disparar, cuándo y con qué tipo de arma cívica. Este es un problema que se inició con la llegada de los rojos al poder. Los ciudadanos perciben que los líderes de entonces no actuaron con coraje para impedir la inconstitucional Asamblea Constituyente. Algunos tardaron en aceptar que Chávez violaba la Constitución y que había presos políticos, por lo que perdieron credibilidad. Sin embargo, tampoco la nueva generación ha logrado enamorar a los venezolanos, lo cual cuesta explicar.
¿Qué hacer?: La negociación está en marcha. Al frente de la misma está Gerardo Blyde, quien merece nuestra confianza. Ojalá logre unir al resto de nuestros representantes. Conseguir condiciones electorales de acuerdo con los estándares internacionales debe ser el objetivo primordial. Si el régimen no acepta, la negociación no debe continuar. Caso de que se logre, el segundo objetivo sería que acepte nueva elección parlamentaria y presidencial. De no haber acuerdo sobre estos dos últimos puntos, habría que exigir compromiso de fecha para realizar un referendo revocatorio presidencial sin trabas para la recolección de firmas. Los puntos de los presos políticos, de los exiliados y de la ayuda humanitaria no pueden obviarse. De nuestro lado es imprescindible prepararnos para las regionales, seleccionando candidatos apoyados por todos. En el supuesto de que la negociación fracase, la dirigencia opositora debe decidir unánimemente si participa o no en las regionales. Una vía podría ser consultar a los electores si quieren o no votar bajo las condiciones que imponga el CNE. Si todo fracasa, nuestros dirigentes deben someterse a un proceso de legitimación.
Como (había en botica):
Por presentar foto del exministro Rodríguez Chacín y su esposa conversando con la narcoguerrilla de la FARC y por informar sobre la derrota que sufrió la Fuerza Armada de Padrino López y de Ceballos, fue motivo para que Maduro ordenara imputar y apresar a Javier Tarazona, Rafael Tarazona y a Omar García, de la ONG de Derechos Humanos Fundaredes, por traición a la patria, terrorismo e incitación al odio. Además de este atropello, no les permitieron la asistencia de sus abogados.
El Informe actualizado de Michelle Bachelet señala que siguen las torturas en nuestras cárceles.
La dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua continúa violando los derechos humanos. Lamentamos los fallecimientos de Enrique Zabala, Gustavo Marcano, Rolando Cubillán y de Humberto Gómez Acuña, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!