Una de las labores emprendidas por el régimen bolivariano ha sido la de destrucción institucional, a fin de someter a las organizaciones públicas a sus designios. Uno de estos casos es el de las instituciones generadoras de estadísticas, a las cuales ha tratado de destruir y transformar en meras organizaciones propagandísticas generadoras de información favorables a los intereses del régimen.
Las cifras de inflación producidas por el Banco Central de Venezuela (BCV) han sido fuente de polémica, primero por el retraso con que se emiten las mismas y por la poca confianza que generan. Durante todo el año 2015, este organismo estuvo bajo la presión de diversos segmentos de la sociedad venezolana que demandaban cifras de inflación, las cuales eran suministradas mensualmente de manera rutinaria. Por fin, el BCV respondió emitiendo sus cifras a principios de este año, las cuales revelaron que el aumento de los precios en el año 2015 fue de 180,9%, señalando además que el Producto Interno Bruto se había contraído en 5,7%. A partir de este momento, el BCV dejó de publicar cifras oficiales sobre la inflación y lo que se conoce sobre la mismas son cifras extraoficiales que la prensa difunde regularmente.
Las cifras del BCV no solo se emiten con retraso sino que carecen de confianza, ya que diversos especialistas e instituciones cuestionan su credibilidad. Como una muestra de ello, el economista José Guerra calificó el informe del BCV de inicios de este año como “chimbo” y además señaló que las cifras extraoficiales provenientes del mismo Banco Central, ubican la inflación en 270%. Durante el año 2016, las consultoras privadas y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han alertado sobre el recrudecimiento de la inflación y el riesgo de entrar en una espiral hiperinflacionaria. A pesar de ello, el BCV permanece inmutable y no dice absolutamente nada sobre este fenómeno y sobre lo que está haciendo para evitar que entremos en la fase señalada por el FMI, lo cual es su principal función y razón de ser.
Sin embargo, el caso más grave es el del Instituto Nacional de Estadística (INE) el cual publica regularmente las cifras de pobreza, que utilizan organismos internacionales como la CEPAL a fin de utilizarlas como referencia a la hora de hacer sus estimaciones. Con una inflación que según el FMI ya ronda los niveles cercanos a la hiperinflación, las cifras de pobreza del INE se mantienen inalteradas, aumentando ligeramente entre los años 2014 y 2015. Todo esto según las cifras publicadas en su página web, las cuales señalan que la pobreza involucra solo a 32% de la población. Ante ello, las universidades nacionales decidieron emprender un ambicioso estudio (ENCOVI 2014 y 2015) que sincerara las cifras de pobreza, estudio éste que señala que la tasa de pobreza subió de 48% en el 2014 a 73% en el año 2015. En otras palabras, mientras el INE señala que cerca de un tercio de la población es pobre, el estudio de las universidades revela que la pobreza involucra a cerca de las tres cuartas partes de la población. Sin embargo, a pesar de estas cifras, los funcionarios gubernamentales siguen repitiendo la letanía de los programas sociales del chavismo y sus logros en la disminución de la pobreza, como lo señaló recientemente el Vicepresidente Aristóbulo Istúriz.
Una de las instituciones que logró un prestigio y reconocimiento de los investigadores del área alimentaria fue el Instituto Nacional de Nutrición (INN). El INN es la fuente principal utilizada por los investigadores desde hace varios años para estimar el crecimiento del consumo de alimentos per cápita, tanto calórico como proteico. A tal propósito genera un indicador conocido como la Disponibilidad para el Consumo Humano (DCH), el cual se utiliza rutinariamente para evaluar el comportamiento del consumo de energía y proteínas. Sin embargo, en años recientes las cifras de consumo calórico del INN presentan inconsistencias y contradicciones con las informaciones de otros organismos públicos como el BCV y las estimaciones elaboradas por expertos de los centros de investigación especializados como el Centro de Investigaciones Agroalimentarias de la ULA (Mérida). Estimaciones del prof. Alejandro Gutiérrez revelan que el consumo calórico disminuyó de 2410 calorías en el año 2007 a 2347 calorías en el año 2010, lo cual es coherente con las cifras de comportamiento del consumo per cápita del BCV y las cifras de producción agrícola e importaciones de alimentos en esos años. Sin embargo, las cifras del INN revelan que el consumo calórico se incrementó sin interrupción durante esos años, sin ninguna explicación lógica más allá de las marramucias usadas por los funcionarios del INN para manipular las cifras (ver cuadro 1).
Cuadro 1. Consumo per cápita calórico en el periodo 2007-2010, calorías por persona día según diversas fuentes.
Año |
2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
Variación (%) |
Cifras INN |
2410 |
2525 |
2729 |
2852 |
18,3 |
Cifras Gutiérrez-CIAAL |
2410 |
2463 |
2391 |
2347 |
-2,6 |
Fuente: Cálculos propios; Gutiérrez, A. 2013. El sistema alimentario venezolano (SAV): evolución reciente y perspectivas (tomado de la página web del CIIAL.ULA) |
Diversas fuentes indican un importante incremento de la desnutrición infantil en los últimos años, derivado de la agudización en el descenso del consumo de alimentos, generado por la aguda caída en la capacidad de compra, reportada por los estudios de las universidades nacionales ya citados. Instituciones como la Fundación Bengoa, hospitales públicos especializados en la atención infantil como el José M. de los Ríos y una comisión designada a tal efecto por la Asamblea Nacional así lo indican. Igualmente señalan el incremento de la mortalidad infantil asociada a estas carencias. Recientemente el periódico El País de España se hizo eco de esta información reportando también que trataron de contactar, sin éxito, al INN mediante llamadas telefónicas y correos electrónicos, a fin de conocer la versión oficial de las condiciones alimentarias de Venezuela. En el mismo reportaje señala que Ingrid Candela (una investigadora del Observatorio Venezolano de Salud) asegura que el Estado oculta las cifras de desnutrición. Candela acotó: “Insistimos en pedirlas al INN, pero no ofrecen estadísticas”.
Las instituciones generadoras de estadísticas se han dedicado a tratar de enmascarar la crítica realidad que enfrentamos. El rol de las instituciones que elaboran estadísticas es generar información que permita ver con claridad el camino que recorremos. Las instituciones venezolanas, por el contrario, no arrojan luces sino sombras sobre el camino que transitamos, sombras en las que se refugian los pillos que nos gobiernan.
Profesor UCV