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Con el favor de Dior

Opinión
Artículos de opinión
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Dicen que Lenín decía que “de los capitalistas, sus placeres y sus mujeres”. Y no le faltó razón. Por eso es que sus seguidores de viejo y nuevo cuño hacen todo lo posible no sólo para degustarlos y disfrutarlos, sino para gritarlos a los cuatro vientos, aprovechando las redes sociales para hacerlos más virales e inmorales. Y esas mujeres y esos placeres del capitalismo se disfrutan y se degustan precisamente con dinero, casi siempre trabajado en capitalismo de grandes empresarios y eficientes trabajadores bien pagados, pero a estos por encima se les ve que no son sudados, sino robados de la manera más cínica e impune y ante los ojos del mundo.

La ostentación del cargo que detentan no sólo se refleja en las opíparas comidas que se sirven dentro y fuera del país, sino en el lujo y las prendas que exhiben en sus palacios, en sus casas o en casas de sus amigotes y vecinos que les entregan todo como privilegio y prerrogativa adulante, arrastrada, desvergonzada, únicamente para aprovecharse de las circunstancias y también repartir lo mal habido sin detallar en el qué dirán ahora ni mañana porque, contrariamente a lo que muchos piensan, sí hay y habrá mañana, Dios mediante.

Si en Venezuela nos acostumbramos en los albores de la Nacionalidad que comunistas eran los ricos y ricachones bien trajeados y fumando habanos que podían pagarse viajes y darse ciertos lujos y libertades propagando su ideología, hoy día vemos cómo unos solemnes pelabolas cometen los grandes atracos para meterse sus grandes atracones con exquisiteces y delicatesses, además de enfundarse en los costosos trajes y vestidos de los mejores y más exclusivos modistas del International Jet Set, con el favor de Christian Dior.

Pero, con su permiso, dejemos que nuestro amigo, colega y tocayo de siglas, José Ramón Díaz, nos cuente quién fue y quién es una de esas socialistas de nueva cepa: “A mí Cilia Flores jamás me ha caído mal. Será porque he percibido en ella ese performance del melodrama, además ese toque tan seductor de ella como mujer de barrio y de prontísimo ascenso en la escala social criolla. ¡De novela, pues! En sus días de pobre diabla, ella vivió en esos barrios paralelos a la autopista Caracas-La Guaira ¡que no es pecado, porsia...! Era en aquellos arrabales de Catia, pero jamás llegó a imaginarse sería una de las mujeres más poderosas de este país y ser integrante por sí o por no del más agreste y corrupto régimen que encabeza su marido NM y de manos con esos generales de las FAN, oscuros militares junto a civiles comprometidos con el narcotráfico, a tal punto que hasta por las venas de esta 'Primera Combatiente' corre sangre de sus sobrinitos juzgados por crímenes y tráfico de drogas en EE UU. Entonces ¿ser rico es malo? No lo sé, pero esa era la ramplona filosofía de Hugo Chávez.

“Lo cierto es que Cilia hoy es otra -sigue JRD-, muy diferente a aquélla del viejo barrio de Catia. Ahora (y hasta envidiada por otras mujeres del régimen) vemos a nuestra 'combatiente' en actos protocolares de la tiranía con ese elegantísimo 'sombrero pamela' al mejor estilo inglés; y luciendo esos costosos lentes de marca con bellos cristales foto-cromáticos, cadenas de oro, anillos con brillantes y reloj de moda juvenil; y en estos días devorando carne de la buena en el lujoso restaurant Nursret de Estambul, por allá en Turquía, ¿Envidia? Discutible, compatriotas… ¿acaso Cilia no es 'socialista'? Al menos que hoy intenta lavarles la cara a esos personajes ya despojos de la Revolución Bolivariana”.