En nuevo lenguaje informático para los números, sectores de la oposición 2.0 futurista insisten en que el Presidente encargado y la AN, aprueben si demora el artículo 187 numeral 11 (187.11) que específicamente establece y autoriza el empleo de fuerzas militares extranjeras en el país, sin especificar claramente de cuál tipo de empleo se trata y en qué tipo de operación la cual pueden ser conjuntas o combinadas con nuestra FAN. Tampoco queda claro que el constituyente aprobara - con gran visión de su parte- que esas fuerzas militares extranjeras vendrían a desalojar a un régimen del que probablemente forme parte hoy día.
Apartando este pequeño detalle, los opositores 2.0 solicitan, no se sabe si por ignorancia, audacia, desesperación o por sabotear la ruta del presidente encargado, que se apruebe el artículo en cuestión para salir del régimen sin apreciar otras variables . En cualquiera de estos casos, lo único que hacen es generar expectativas cortoplacistas a los ciudadanos que, ciertamente, también la desesperación los hace vulnerables a este tipo de propuestas. En efecto, las últimas encuestas revelan que más del 80% de los venezolanos aceptarían una intervención extrajera armada para sacar a los usurpadores del poder. ¿Y quién, que esté dependiendo de una pensión o sueldo de 15 US$ mensuales sin perspectiva de que mejore, no va a aceptar una intervención extranjera que acabe con esta pesadilla?
El asunto es que los proponentes del 187.11 creen que ya existe una fuerza militar extranjera que está esperando la ansiada aprobación para intervenir el día siguiente y en esa creencia es que están completamente equivocados porque dicha fuerza no existe, ni está en vías de organizarse, al menos públicamente.
Otra interrogante que deberían hacerse los proponentes opositores 2.0 es cuáles países tienen la capacidad real de organizar fuerzas expedicionarias, a excepción de USA, que no está, al menos por ahora, interesado en este tipo de intervención. Ningún país de Latinoamérica ni de la Unión Europea está en la posibilidad, en el corto plazo, de organizarla por su cuenta. En el mejor de los casos podrían participar en una fuerza conjunta que tendrían un lapso de tiempo indefinido para su disponibilidad. Pero también hay otras interrogantes: ¿Cuánto vale y quien paga la factura para la intervención de esa fuerza? y ¿Quién y cuantos las bajas humanas que se produzcan en ambos bandos?, ¿Los congresos o parlamentos de esos países aprobaría expeditamente esa participación y por cuánto tiempo?, ¿Quién será el Comandante de esa fuerza expedicionaria?
Por otra parte, parece ligero pensar, por parte de los opositores 2.0, que la ruta que está proponiendo y siguiendo el Presidente encargado no responda a un consenso de la mayoría de la comunidad internacional y de USA que lo están respaldando o ¿No les parece ingenuo que en las diferentes reuniones mantenidas entre ellos no se haya planteado la intervención militar como opción? Considerando estas interrogantes, se hace evidente que la salida a través de la fuerza militar extranjera tampoco está a la vuelta de la esquina como parecen creer los seguidores de la oposición 2.0.
Mientras tanto, seguir con la presión internacional, el cerco económico que asfixia al régimen y el apoyo al Presidente encargado en la calle, parece ser la vía más expedita y segura para lograr el ansiado cambio político. Pero para que no perdamos la esperanza, también hay que recordar que las estrategias militares no se discuten en público. Lo demás sigue siendo una ficción.
@lesterllopezo 26/03/19