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Gorilas en la sierra

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 2 min.

La asechanza de los marrulleros acecha desde las garitas bajo la mirada cómplice y complacida de quienes piensan en los peces y desean tirar la nasa en el río aprovechando lo revuelto de las aguas. Con artero cálculo frotan sus manos y se relamen los labios escudados en pertrechos bajo el manto de la injusticia y de la ignominia. Ya están montados en el parapetado tinglado con payasos y maromeros entre saltimbanquis y morisquetas en espera de que el dueño del circo sin pan les baje el dedo para que, al son de fanfarrias, risas y vítores, claven la puntilla en el corazón de la democracia y de la libertad, en el alma del pueblo.

Recientes investigaciones científicas han demostrado que los gorilas no son tan fieros como nos los han pintado desde su descubrimiento y hasta la aparición de King Kong: sin embargo, su imagen y aspecto sirvió para describir a los tiranos y dictadores latinoamericanos, sobre todo a los que mancillan uniformes que por siempre simbolizaron libertad e independencia.

En un país donde hasta las nieblas andinas, avileñas o costeras han desaparecido, desde la sierra los gorilas se preparan para atacar a quienes desprevenidos, quizás, han decidido tomar la ruta del matadero creyendo que las villas y castillos que les ofrecen se convertirán en realidad cuando ya no hay nada qué dar distinto a las peinillas y las bombas lacrimógenas que en verdad lo que hacen es cubrir de humo el amargo llanto que día a día vertimos sobre nosotros mismos, abierta o encubiertamente, ante la cruda y amarga vida que llevamos con este régimen farsante.

Pero creemos que no todo está perdido. Los venezolanos somos del tamaño del compromiso que se nos presente; los grandes momentos nos han llegado por deseos y por lucha o por la mano de Dios, siempre han llegado: tarde, como ahora, o temprano, como otras veces, pero siempre llegan y esta vez no tiene por qué ser distinto.

Debe imponerse la sensatez y las grandes mayorías del pueblo, el manoseado y baboseado soberano, deben abstenerse de prestarse a la comparsa para no ponerse la soga al cuello; es hora de que la dignidad se imponga y les demostremos al régimen y sus secuaces que no es con dádivas ni canonjías para los pobres, como tampoco con prerrogativas ni privilegios para los sátrapas, con que se construye una nación, sino mediante el trabajo y el estudio en un clima de democracia y de libertades para que con nuestro esfuerzo logremos nuestro propio sustento y desarrollo… ¡NO a los gorilas en la sierra!