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La Chica Azul

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 2 min.

Desde sus comienzos en la educación secundaria, la joven iraní Sahar Khodaryari tuvo una preferencia muy especial con las actividades deportivas. Cuando se levantó la prohibición del gobierno de Irán, de no permitir que las niñas jugaran futbol en las escuelas, Sahar fue una de las mas entusiastas practicantes de dicho deporte. A partir de ese momento hizo del futbol su centro de atención.

Cuando el equipo de su país logró la clasificación para el mundial de 1988, tras derrotar a los Estados Unidos, la joven Sahar fue una de las cinco mil mujeres que invadieron el Estadio “Azadi” para recibir a la selección nacional. A partir de ese momento, su afición por el futbol se consiguió con las barreras de la intolerancia gubernamental que le impedían participar libremente en las actividades deportivas ya que Irán es el único país del mundo que les prohíbe a las mujeres el acceso como espectadoras.

Aunque no hay una ley al respecto, los dirigentes de la República Islámica asumen el argumento de los ultraconservadores de que hay que protegerlas de “la atmósfera masculina” y “la visión de hombres medio desnudos”.

Dicha prohibición se puso en práctica desde la Revolución de los Ayatolas en 1979. Solo a partir de 1997, bajo la presidencia del reformista Mohamed Jatami se levantó parcialmente esta prohibición, permitiéndose solamente que las niñas pudieran jugar en las escuelas; pero se mantuvo la limitación de no permitirles la entrada a los estadios. Durante el mandato del populista Mahmud Ahmadineyad (2005-2013) de ideología islamista conservadora, se anunció que iban a poder hacerlo en zonas separadas de los hombres, pero la propuesta fue desautorizada por los Ayatolas.

Sin embargo, lejos de amilanarse por las prohibiciones del régimen teocrático, la joven Sahar, siguió con su entusiasmo, ahora acompañado de sentimiento rebelde y se reincorporó a la fanaticada de su equipo favorito “El Esteghlal F C ” de Teherán logrando entrar a los estadios burlando los controles de la policía ¡¡¡disfrazándose de hombre!!!Era conocida como “La Chica Azul” por el color que identificaba el uniforme del equipo.

A mediados del mes de septiembre de este año fue descubierta en uno de sus intentos y detenida por la policía que le abrió un expediente acusándola de “aparecer en público sin un Hijab (velo islámico)”. Como era de esperarse, las autoridades se ensañaron contra la joven por haber violado las leyes de la moral “revolucionarias” al estar presente en un juego de hombres medios desnudos y los fiscales acusadores solicitaban seis meses de cárcel para la acusada, lo que dió paso a la tragedia: Sahar Khodayari se suicidó inmolándose como un bonzo frente al juzgado.

La indignación mundial no se ha hecho esperar. El repudio al régimen teocrático de Irán y sus aberrantes leyes discriminatorias han tenido el rechazo tanto del pueblo iraní, a pesar de la represión de los Guardias Rojos, como del mundo entero. Hoy se eleva el reclamo mundial a la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) para que prohíba la participación de Irán en las competencias internacionales.

Ante el discriminatorio arresto, encarcelamiento y el trágico suicidio de Sahar, Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) exigen al organismo rector del futbol mundial que cumpla con sus propios estatutos que establecen como principio rector “La NO discriminación” y pongan fin a la prohibición de que las mujeres asistan a eventos deportivos.

Hoy todos los seres humanos vestimos de AZUL como un homenaje a la CHICA iraní Sahar Khodayari.