Alguien ha dicho que estas no son unas elecciones cualquiera, principalmente, porque la propuesta opositora a este gobierno se centra en la tesis de cambiar el modelo económico y político que nos llevó al desastre, pero también se ha dicho que es un enfrentamiento entre un régimen no democrático y quienes han cultivado la defensa de la democracia. Ciertamente, no es este un evento electoral similar a los que hemos realizado antes y, mucho menos, uno similar al que experimentan otros países donde existen sistemas y regímenes democráticos que permiten legitimar al liderazgo político en unas elecciones aceptadas y concurridas por todos y, donde, por una parte, el poder electoral actúa de manera independiente y, por la otra, los oponentes se enfrentan en condiciones relativamente iguales.
El tema del que nos ocupamos en esta nota va en la dirección de pregonar que, en realidad lo que está en juego es la democracia misma, esa forma de gobierno que, como bien indica Sartori: [1]
“Es más, en sí misma, es la mejor máquina que se ha inventado nunca para permitir al hombre ser libre, y no estarsometido a la voluntad arbitraria y tiránica de otros hombres. Construir esta máquina nos ha llevado casi dos mil años. Intentemos no perderla.”
Tal vez, con esa percepción dramática de quien le ha dedicado años de estudio se pregunta, al igual que nosotros ahora en Venezuela:
"¿La democracia está en peligro? Me temo que tengo que responder que, a largo plazo, sí.”
“La democracia es una ´gran generosidad´, porque para la gestión y la creación de la buena ciudad confía en sus ciudadanos.Pero los estudios sobre la opinión pública ponen en evidencia que esos ciudadanos lo son poco, dado que a menudo carecen de interés, queni siquiera van a votar, que no están mínimamente informados. Por tanto, decir que la democracia es una gran generosidad subraya que lademocracia siempre está potencialmente en peligro.”
Ahora bien, observen ustedes esta magnífica distinción que realiza, distinción que nos ayuda, ahora en Venezuela a encontrar buenas razones y actores apropiados para evitar que la “democracia esté en peligro” Dice Sartori:
“Sin embargo, tenemos que distinguir entre la máquina y los maquinistas. Los maquinistas son ciudadanos, y no son nada del otromundo. Pero la máquina es buena… Intentemos no perderla.”
La “máquina y los maquinistas”
Obviamente, están en primera fila los partidos políticos, hasta ahora sus principales protagonistas y defensores, tal como se ha hecho recientemente con la constitución de la Plataforma Unitaria, con la realización de las primarias que llevaron al triunfo de María Corina y esta espectacular campaña electoral que ha realizado con el apoyo de todos los partidos políticos, pero bajo la circunstancia de que “los maquinistas” han respondido también transformando aquel “ poco interés”, al que alude nuestro autor. En una verdadera avalancha de Ciudadanos que parecen ser… ¡algo de otro mundo! Desde luego, abandonaron la apatía, la falta de interés y se organizaron, como “maquina” para poder votar y elegir.
Una variable clave en la ecuación democrática
Sin embargo, tenemos la impresión de que a esa “maquina” le hace falta una variable decisiva: la defensa del sistema democrático por la sociedad civil organizada, esa que, por una parte sigue siendo apática, por la otra, en algunos casos se ha plegado completamente a favor del gobierno y, por último, está a la espera de los datos finales de quien será el ganador de la contienda para, entonces, revelar sus preferencias políticas.
Digamos que no se trata de exigirle a Gremios, Vecinos, Iglesias, Asociaciones Profesionales, Universidades, etc., que declaren a favor de uno u otro candidato. No. Se trata de una declaración categórica en favor de la Democracia exigiendo elecciones libres y competitivas, tal como lo viene pidiendo el mundo entero. Sin ese requisito, la posibilidad de sucumbir en un sistema parecido al de Cuba o Nicaragua, donde la Democracia cedió su lugar a la “servidumbre”, es altamente probable.
El camino de la servidumbre
Hayek describe con detalle y exactitud en el “El camino de la servidumbre”[2] las vivencias de una sociedad regida por el totalitarismo de Hitler y de Stalin. Quizás al ponerle ese alcance y un tono dramático queremos, precisamente, ilustrar el tamaño del riesgo que corremos como sociedad. Recordemos que la palabra tiene su origen en el concepto de “siervo”, esto es, aquel miembro de la sociedad que perdió todas sus libertades en los regímenes absolutistas más opresores de la historia humana. Siervo era aquel a quien la monarquía le impuso reglas de trabajo, a quien le confiscaron progresivamente su riqueza con el cobro de más y más impuestos. “Siervo de la gleba”. Ustedes recordaran el nombre y el apellido, cuando ambos definen una relación social de la más absoluta subordinación al poder constituido.
Quizás exageramos al colocar la palabra en ese dramático, repetimos, significado pero, lo que deseamos transmitir es que, a pesar de las diferencias que hay entre ese pasado y hoy día, la humanidad ha vivido momentos similares y de una profundidad semejante aunque ya no existan monarquías, ni Hitler, no Stalin pero, como bien describió Hayek, son buenos ejemplos del peligro que nos acecha, aunque hoy el poder se muestra solapado porque, como sabemos, se las ha ingeniado para desdoblarse, sonreír y esconderse detrás de las bambalinas de la Ley o de la limosna.
““La Democracia está en peligro” y en nuestras manos está resguardarla si queremos vivir en paz y en libertad.
[1] SARTORI Giovanni. (2009) LECCION 30: Por desgracia, he terminado. En: LA DEMOCRACIA EN 30 LECCIONES. Editorial Taurus. Pp 143-144.
[2] Ver nuestro artículo “El camino de la servidumbre”. Noviembre de 2017