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La educación que necesita Venezuela

Tiempo de lectura: 6 min.

La educación venezolana tiene millones de problemas que van desde negligencia doméstico, eso a su vez tiene que ver directamente con lo poco que les interesa a muchos y eso desde los representantes hasta los profesores, unos porque no entienden su importancia en este país donde un Dr. (Phd) gana menos que el obrero calificado y el desinterés de muchos docentes por el mismo asunto, nadie trabaja por mendrugos a menos que sea millonario y en ese caso lo llaman voluntariado eso solo funciona para quienes no deben pensar en la quincena para comer, asunto que no pasa con mis colegas, si a ese coctel venenoso le agregas un sistema educativo que aplana la curva del aprendizaje haciendo que todos los jóvenes pasen por el mismo plan educativo sin tener en cuenta las aspiraciones de cada uno, regalando el pase al grado inmediato superior solo por asistir, en ningún momento para aprender, así sea buena la intención, las consecuencias son terribles, un país donde la educación de calidad está (en teoría) solo en los colegios públicos es una tragedia que recién estamos viendo sus consecuencias, una economía sin salida.

Ahora bien, quejarse no tiene sentido si no propones algo nuevo, creo que la educación media tiene que cambiar hacia algo que les atraiga a las mayorías, que no cree ese abanico de aspiraciones truncadas en el que se ha vuelto el bachillerato, que si le sumamos los costos de un liceo (o universidad) privado la cosa de la desesperanza cunde por todos lados. Desde hace años (casi cuarenta) he visto de cerca los cambios educativos, primero como alumno del aborrecible bachillerato y luego como docente que ha evitado por todos los medios el contacto con adolescentes que no soporto , es cuestión de gustos, hay a quienes les apasiona ser padres con horario docente y otros (como yo) a quienes les agrada dar clases a gente adulta que sabe que si no estudia no aprueba, pero esa es otra historia, luego de ver tanto creo dar con una teoría que quizás sirva para mejorar el proceso del muy importante bachillerato y con ello lograr mejoras sustanciales en el futuro de la nación.

Desde mi experiencia

Cuando dejé el bachillerato me fui a una escuela de artes donde aprendí los rudimentos del oficio de fotógrafo, allí vi por primera vez que el estudio no es ningún drama si la cosa te apasiona, luego fui a la universidad y esa idea terminó de tomar fuerza, durante todo el bachillerato solo amé algunas materias porque estimulaban mi imaginación y me permitían descubrir cosas nuevas, el resto de todo eso lo odié tanto que abandoné en el último año pensando que podría hacer algo decente con mi vida, otro aprendizaje, si no tienes vocación de comerciante difícilmente podrás tener una vida holgada pues ya pasaron los años de obreros felices y eso era en el siglo pasado que ahora el asunto es aún más especializado que hace treinta años. Tanto en la escuela de artes como en la universidad fui feliz no porque hubiese un bajo nivel de exigencia, todo lo contrario, en el primer ejemplo debías investigar mucho y practicar más para que el resultado fuese aceptado en un salón estudiantil por lo que quienes no aprobaban la curaduría ya sabían que les tocaba repetir, en el segundo caso (la universidad) hubo un nivel de exigencia rudo, cinco años haciendo malabares entre la vida y el estudio, debía trabajar , hacer trabajos para la universidad investigar, estudiar para los exámenes , redactar mucho y leer más (estudié Lengua y Literatura) para aprobar con 8,5 sobre diez.

Estos ejemplos conservan una similitud básica, estaba descubriendo un mundo de cosas nuevas y como añadido estaba en eso con otros locos empeñados en estudiar asuntos que a muy pocas personas importan hoy día, luego de la universidad descubrí que ser uno de los expertos en la obra de Gabriel García Márquez solo me importaba a mí y a los colegas, a nadie más interesa, en eso consiste la alegría universitaria, el beneficio del título aplica pero la verdad es que quienes fuimos felices en la universidad pero infelices en el liceo podemos dar fe de ello.

Entonces, mirando atrás puedo asegurar que odiaba el bachillerato por considerar (erróneamente) que todo lo aprendido allí no tiene ningún sentido, claro, si lo aborreces apenas serás funcional allí y eso en quienes tienen padres pendientes del asunto, que quienes no pues terminan abandonando o entregados a las facilidades de la espantosa ley de educación inventada para reducir el abandono escolar, en vez de atacar el problema entregan más facilidades para hacer felices a los muchachos sin saber muy bien que sucederá con ellos al salir, pecando de cospiranoico puedo creer que es un plan orquestado para hacer más patente la brecha entre los que tienen dinero y los pobres, si los pobres se mantienen ignorantes siempre serán necesitados y fáciles victimas del sistema, esa ley de educación básica parece constatar mi idea.

Como debería ser la educación.

Tengo la impresión de que el problema educativo ha sido mal entendido en Venezuela, los colegas a quienes respeto, parecen no tener idea de cómo salir del atolladero y les da por inventar asuntos que están muy lejos de nuestra realidad, no somos ciudadanos de ningún país nórdico para imitarlos, ellos tienen problemas que a nosotros nos perecerían maravillas si los compartimos con los nuestros, además no salen del formato necio de ser bachiller “integral”, un eufemismo para ocultar la problemática de fondo, en estos tiempos en los que la educación especializada debería comenzar en el bachillerato, prefieren evadir el bulto de la muy necesaria tecnificación de nuestros bachilleres porque así les sale más barato, correr la arruga es algo natural en la gente de izquierda cuyo raciocinio parece no darles para mucho, inventando soluciones administrativamente simples para problemas profundamente complejos.

Los colegios privados tampoco hacen mucho, es verdad que por tener más opciones esos alumnos aprenden otras cosas pero el sistema de base es el mismo, hacer tabla rasa con el aprendizaje aplastando en el camino al intelecto, es algo común pero que por fortuna hay algunos elegidos que pueden escapar y vaya que se escapan, si logras salir con éxito de ese navegar en el profundo barro de la “normalidad”, al salir vas a correr tan rápido como puedas de todo.

La solución

La solución va en dos sentidos, el primero está en cambiar la ley de educación para que esta vuelva a permitir que los jóvenes entiendan el valor del estudio pues si no hay premio tampoco habrá esfuerzo, ya basta de regalar el diploma de bachiller a jóvenes que difícilmente podrán cumplir con programa universitario alguno, no porque sean brutos, es que no tienen las competencias necesarias, el socialismo feliz que le quita obligaciones también les priva el intelecto. La otra idea es diversificar el bachillerato, pero no de la forma tradicional, sería interesante ver un bachillerato (digamos que el diversificado) donde las materias representen unidades de crédito cuya sumatoria (y aprobación) tenga como resultado la obtención de un diploma de bachiller que le certifique para el universo universitario, no todos quieren ser bachilleres en ciencias, hay gente que quiere estudiar teatro, literatura, programación, gaming, periodismo, fotografía, cine, física, matemática, antropología, arquitectura, ingeniería, ciencias militares , docencia, matemáticas y pare usted de contar las oportunidades, todas cegadas por un sistema limitado y pobre. Propongo establecer una dinámica donde el estudiante pueda inscribir las materias que lo hagan acreedor de los créditos necesarios basándose en sus intereses y habilidades, por supuesto habrán unas cuantas materias comunes como matemáticas, física ,química y castellano, el resto son unidades de crédito que cada joven escogerá a conveniencia para poder obtener un título cuya característica principal es la de haberle dado las competencias necesarias para su vida universitaria, solo así (creo) los jóvenes recuperarían el amor por el estudio y no estarían en ese limbo de neo-profesiones (youtuber, Vtuber, tiktoker, influencer, community manager etc.etc…), que si bien resuelven la situación económica del momento , no aportan nada al crecimiento de un país.

Recordemos que países como India, que hasta hace pocos años eran un agujero negro de pobreza pudieron salir adelante haciendo cuantiosas inversiones en estudios para que las nuevas generaciones los salvasen de la miseria, ciertamente no la han acabado pero ya tienen el camino andado para que la miseria (en algún momento) sea solo un recuerdo del pasado, en Venezuela, pareciera que a miseria es dictada por decreto para obtener ganancia política.

17/01/2023