

Ahora cuando el país mira hacia el campo y su agricultura, conviene recordar a aquellos actores que contribuyeron con su esfuerzo a sentar las bases del desarrollo agrícola venezolano, o más propiamente, a las instituciones que dieron origen “a la gran revolución agrícola y agroindustrial que ocurrió en Venezuela durante la última mitad del siglo XX, cuando pasamos de ser uno de los países más pobres del planeta en términos de agricultura y alimentación, a tener una producción agrícola diversificada acompañada de modernas agroindustrias capaces de satisfacer las crecientes demandas de la población asentadas en las ciudades” (Crónicas Agrícolas,1998-2000 / C. Machado-Allison, 2002).
Fueron esos tiempos cuando, en los valles centrales de Aragua y Carabobo, se concentraba el 70% de las tierras regadas del país, y de dónde provenía más del 50% de la comida de los venezolanos. Es esa la razón, y no otra, de que allí se instalaran las Facultades de Agronomía y Veterinaria de la UCV, el Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CENIAP), las desaparecidas Escuela Practica de Agricultura y la Escuela de Demostradoras del Hogar, y el Servicio Shell para el Agricultor.
En 1952, la Compañía Shell de Venezuela, funda el Servicio Shell para el Agricultor como apoyo al sector agrícola del país, estableciendo en la hacienda Paraima en Cagua, (Municipio Sucre, Estado Aragua), la sede de su Estación Experimental en 47 hectáreas de terrenos propios. Allí se evaluaron y se adaptaron la casi totalidad de las tecnologías para la producción bajo riego de hortalizas. También se diseñaron, dirigieron y realizaron, tanto programas de extensión como de capacitación a través de cursos, días de campo, prensa, publicaciones, etc., que permitieron difundir los resultados exitosos al resto del país.
Próximos a la nacionalización de la Industria Petrolera y luego de una intensa actividad de promoción y negociación, y bajo el liderazgo del Dr. Luis Marcano Coello, se crea en noviembre de 1972 la Fundación Servicio para el Agricultor (FUSAGRI), con los aportes de 45 organizaciones, incluida Shell, con la misión de “contribuir al desarrollo de la agricultura venezolana mediante la capacitación de personal y el estudio y la divulgación de técnicas más eficientes, considerando aspectos limitantes desde el punto de vista ambiental, social y económico, a través de una metodología que permite la estrecha vinculación entre agrotécnicos, productores y el resto de la comunidad rural” , dando continuidad a lo iniciado 20 años antes.
En 1996, FUSAGRI mantenía operaciones en 9 entidades federales del país, asentadas en 19 núcleos, donde se desarrollaban 18 proyectos con el respaldo de 30 diferentes patrocinantes.
En resumen, podemos destacar como logros importantes de la actividad de FUSAGRI: la introducción y adaptación del “tomate perita” , la erradicación de la “tristeza de los cítricos”, (enfermedad que causó la muerte de más de 4 millones de árboles en los años 70´s), tecnología para el desarrollo de la viticultura zuliana, el mejoramiento de la productividad del cultivo del tomate, pimentón, cebolla y zanahoria, y recientemente también de arroz con el lanzamiento de la variedad ZETA 15; la formación de más de 100 profesionales del agro a nivel de Maestría y Doctorado en más de 50 de las mejores universidades del mundo y, otros resultados en áreas socio ambientalmente importantes como el Manejo de Cuencas Altas, Pesca Artesanal, Educación y Desarrollo Rural, etc.
FUSAGRI fue también creadora de importantes instituciones de apoyo al sector agropecuario y desarrollo rural: FUNDARBOL, la Fundación Colegio Experimental de Agricultura del Mundo Unido Simón Bolívar (FUNDACEA) y Agroservicios MIDA CALABOZO S.A.
A partir de 1.999, las condiciones socio políticas comenzaron a afectar seriamente al sector privado, tanto empresas como ONG’s, patrocinantes y aliados de los distintos programas de FUSAGRI. El cerco se fue cerrando.
En 2007, las tierras de la Estación Experimental de Cagua fueron declaradas “ociosas” por el INTI, ordenando medidas cautelares de permanencia de terceros en ellas y la apertura de procedimiento de Rescate de las mismas. Parte de las tierras (20 ha), se entregó a cooperativas agrícolas y construyeron varios galpones para cultivos hidropónicos, que nunca fueron ocupados en su totalidad y posteriormente desmantelados. La otra parte se entregó al Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria. Procedieron a remover y vender la capa vegetal de aproximadamente 6 ha. Luego de ese movimiento de tierra, realizado en el año 2010, el proyecto del Ministerio fue paralizado y abandonado.
Luego de múltiples apelaciones y diligencias, el Tribunal Supremo de Justicia, ratifico la sentencia en 2012. Pero la sentencia no se ha cumplido. No ha habido rescate de las tierras. Ni se le hado ningún uso.
La realidad es que los terrenos fueron confiscados y posteriormente abandonados. Ahora sirven de basurero, refugio de delincuentes y un cementerio de carros robados.
Igual suerte que FUSAGRI corrieron las organizaciones hijas: FUNDARBOL, FUNDACEA y MIDA-CALABOZO.
¡Todas desaparecidas por la Furia Bolivariana!