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La mala leche de Francisco Fajardo

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 6 min.

Francisco Fajardo es conocido en nuestra historia, por haber realizado varios esfuerzos infructuosos por fundar la que luego se llamaría la ciudad de Santiago de León de Caracas. A lo largo de su vida fue un hombre con mala suerte pues su condición de mestizo le granjeó las antipatías de los españoles por un lado y de algunos de los pobladores indígenas por otro. Por si esto no fuera poco, luego de su muerte, la mala fortuna de Fajardo le persigue pues en años recientes un sector del chavismo ha solicitado cambiarle el nombre a la sección de la autopista regional del centro que lleva su nombre, acusándole de genocida; acusación ésta que como veremos más adelante no tiene ningún fundamento.

En un artículo previo, pusimos en evidencia que en el periodo anterior a la llegada a de los españoles a los países de América Latina, la relación entre los diversos grupos indígenas era conflictiva. Como lo revela el caso de México, los grupos más poderosos como los aztecas o mexicas sometieron y sojuzgaron a los más débiles a los cuales obligaban a pagar tributo. Adicionalmente a ello los utilizaban como un rebaño de ganado, con cuya carne se alimentaban. Cuando los conquistadores arribaron a México, los indígenas sometidos por los mexicas vieron una oportunidad de liberarse del yugo azteca y se aliaron con estos para enfrentarlos y finalmente aniquilarlos. Esta alianza derivó desde un inicio en un amancebamiento entre españoles e indígenas, que dio inicio al mestizaje que caracteriza al México de hoy en día (Rodríguez, R, Octubre 8, 2016. http://digaloahidigital.com/articulo/una-nueva-visión-de-los-conquistadores-españoles).

Como en el caso de México, algunos de los grupos indígenas que poblaban el territorio que luego se llamaría Venezuela, conformaron una alianza con los españoles. Este fue el caso de los guaiqueríes que poblaron el territorio conocido hoy en día como la Isla de Margarita. Estas tribus eran acosadas por los indios caribes, quienes en su deambular por el mar que lleva su nombre incursionaban periódicamente en “la Isla”, hostigando a sus naturales e incluso utilizándolos como alimento para su sustento. Cuando los españoles arribaron a “la Isla” los guaiqueries los recibieron con cordialidad buscando establecer una alianza con ellos, buscando protección del acoso de los caribes. Debido a ello las crónicas describen a los guaiqueríes como “amorosos y complacientes” con los recién llegados. Al igual que en México, esta alianza derivó en el amancebamiento de peninsulares e indígenas, lo cual inició el proceso de mestizaje que daría lugar a la “raza” margariteña. Una de estas primeras uniones fue la que se dio entre el gobernador español de la isla y la princesa guaiquerí que recibió el nombre cristianizado de Isabel. De esta unión nació Francisco Fajardo, uno de los primeros mestizos margariteños.

Fajardo asumió la condición de conquistador de su padre, aunque mantuvo estrechas relaciones con su madre y con sus paisanos guaiqueries. En su condición de conquistador, emprendió varias excursiones a tierra firme con la finalidad de explorar y fundar poblados. En esa labor, arribó al Valle de Los Caracas donde intentó fundar los cimientos de un poblado, enfrentando la resistencia de los grupos indígenas locales. En uno de esos intentos, se hizo acompañar de más de cien indígenas guaiqueríes y de su madre Isabel quién se desempeñó como embajadora, ya que estaba emparentada con el cacique Naiguatá de gran influencia en la región centro costera. Gracias a la mediación de su madre fue bien recibido por la tribu del cacique, a pesar de ello continuó enfrentando la resistencia de otros grupos indígenas que continuaban boicoteando sus esfuerzos. Con la ayuda de los guaiqueries y los otros indígenas, logró enfrentar a éstos y establecer los cimientos que servirían de base para que Diego de Losada posteriormente fundara una villa que sería bautizada como Santiago de León de Caracas. En estos enfrentamientos entre Fajardo y sus aliados indígenas contra algunos de los pobladores del Valle de Los Caracas, no hay documentación que señale alguna matanza o hechos que sustenten la condición de genocida que se le pretende atribuir a Fajardo.

El mestizo Fajardo no solo enfrentó la resistencia de una parte de los indígenas pobladores del Valle de Los Caracas, quienes no lo reconocían como uno de los suyos, sino que también sufrió la incomprensión de los peninsulares. En sus exploraciones, el mestizo margariteño logró descubrir una mina la cual se propuso explotar, iniciando así una carrera como emprendedor en el campo de la minería. Los españoles se opusieron a esta pretensión de Fajardo, echándole en cara su condición de mestizo, pues la explotación de minas era un privilegio reservado a los peninsulares. Fajardo debió trasladarse a la ciudad de El Tocuyo a fin de recurrir ante las instancias pertinentes y hacer valer sus derechos como conquistador. Las instancias de El Tocuyo le reconocieron estos derechos y lo autorizaron a explotar la mina.

Sin embargo la mala fortuna del mestizo margariteño siguió persiguiéndolo, pues entró en conflicto con las autoridades de Cumaná, ciudad ésta a la que se vio obligado a trasladarse en uno de sus desplazamientos. Las autoridades lo hicieron preso y sin mayores miramientos lo ajusticiaron terminando con sus afanes como conquistador. La india Isabel al conocer la suerte de su hijo se trasladó a la Audiencia de Santo Domingo, exponiendo el abuso cometido por las autoridades de Cumaná contra su hijo. La Audiencia de Santo Domingo autorizó el enjuiciamiento de quienes habían terminado con la vida de Fajardo. Los guaiqueríes se trasladaron a Cumaná, apresaron al principal responsable de la muerte de Fajardo y lo llevaron a “la Isla” donde fue juzgado y ajusticiado.

Los margariteños y sus descendientes pensábamos que la mala fortuna de Fajardo había culminado, una vez que se decidió bautizar con su nombre la sección de la autopista que atraviesa Caracas. Se buscaba así reconocer los esfuerzo hechos por el mestizo margariteño que condujeron a la fundación de la ciudad por Diego de Losada. Sin embargo, la mala fortuna de Fajardo no ha terminado, ya que recientemente Jorge Rodríguez y algunos escribidores de Aporrea, han solicitado que se le cambie el nombre a la autopista, acusándolo de genocida.

Según el escritor de origen margariteño Francisco Suniaga, la tesis del chavismo expuesta inicialmente por el culto e ilustrado prócer de Sabaneta, es que los venezolanos descendemos de los indios y de los negros. En esta visión de la conquista, los españoles y sus descendientes como Francisco Fajardo aparecen como genocidas de los grupos indígenas. Como hemos visto en este artículo, esta tesis no se corresponde con la experiencia histórica. Los españoles e indígenas de la isla de Margarita no solo convivieron pacíficamente sino que se aliaron y amancebaron desde un inicio. Los indios guaiqueríes apoyaron la labor del mestizo Fajardo como explorador y colonizador. Su madre indígena le sirvió de embajadora para facilitar sus contactos con las tribus del centro del país y en el momento de su muerte defendió su buen nombre y luchó porque se le hiciera justicia. La relación de amor y apoyo incondicional de la india Isabel a su vástago el mestizo Fajardo, contrasta con el relato de odio y reconcomio entre conquistadores e indígenas que el chavismo ha tratado de imponer en su tarea de adulterar la historia de la conquista y colonización de Venezuela.

Profesor UCV

Nota: entre las fuentes utilizadas para elaborar esta publicación destaca el artículo del escritor margariteño Francisco Suniaga: “Francisco Fajardo, el genocida de la mitohistoria” publicado en Prodavinci el 3 de mayo del 2015.