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La muerte del motor a gasolina

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 5 min.

La revista The Economist, plantea en el artículo central de uno de sus números recientes, que estamos frente al cierre de un ciclo histórico con la muerte del motor de combustión interna, alimentado por gasolina (u otro derivado del petróleo) como fuente de energía. El artículo mencionado, se orienta a discutir el impacto que este cambio tendrá en la industria, las grandes urbes del mundo y los países que dependen de la exportación de petróleo. En el caso de estos últimos, como Venezuela, deben apresurarse a explotar y vender las enormes reservas que poseen, pues llegará un momento en que su valor no compense el costo de la compleja operación que hay que llevar a cabo para extraerlas y colocarlas en el mercado

El artículo se inicia con una introducción, en la cual se plantea que a finales del siglo XIX la revista francesa Le Petit Journal constataba con frustración, que hasta ese momento “la inventiva humana no había encontrado un proceso mecánico para reemplazar a los caballos como la fuente de energía de propulsión para los vehículos”. Como respuesta a la inquietud planteada por la revista francesa, se convocó a una carrera en la ruta Paris-Rouen, la cual estaba abierta a los vehículos que estuvieran movidos por fuentes de energía alternativas a la tracción animal. Se inscribieron 102 vehículos propulsados por vapor, derivados del petróleo, electricidad, aire comprimido y fuerza hidráulica. Al final de la jornada, solo calificaron 21 vehículos en la carrera de 126 Kilómetros. Los triunfadores indiscutibles del evento fueron los vehículos que eran propulsados por motores de combustión interna, alimentados por derivados del petróleo. Se iniciaba así un ciclo histórico que cambiaria la fisonomía de la industria y de las grandes ciudades del mundo, así como la vida de los habitantes del planeta, generándose las bases de un estilo de vida que colocaría a la contaminación y al cambio climático en las agendas de las grandes urbes.

Ahora, según The Economist estamos frente al inicio de un nuevo ciclo histórico con la defunción del motor de combustión interna y su sustitución por el motor eléctrico, cambio impulsado por la contaminación que atosiga a las grandes ciudades y las presiones derivadas de la necesidad de aliviar los males generados por el cambio climático. Según el artículo señalado, la tecnología ya está disponible, lo cual ha sido posible por los rápidos cambios operados en la tecnología de las baterías que ha favorecido la viabilidad del motor eléctrico, por ello, es una cuestión de tiempo para que progresivamente se expanda su uso. Una de las limitantes era que el tiempo para recargar las baterías era muy corto y eran escasas las estaciones de recarga. Sin embargo, el tiempo de recarga se ha ampliado sustantivamente, el Chevy Bolt tiene un rango de desplazamiento de 383 Km, mientras que los fans del Tesla condujeron el modelo “S” durante 1.000 kilómetros con una sola recarga.

El artículo en cuestión, evalúa el impacto que la sustitución del motor a gasolina tendrá en la industria, las ciudades y los países. Uno de los impactos que se mencionan es el que sucederá en los países productores de hidrocarburos. El primer impacto ya se nota en los precios, los cuales se mantienen bajos debido a la ralentización de la demanda y el exceso de producción de petróleo por las nuevas tecnologías. Por otro lado, los precios estarán sometidos a una mayor presión, pues los países con grandes reservas de hidrocarburos deben explotarlas y venderlas lo más rápido posible antes de que sea demasiado tarde, pues dentro de poco estarán sentados sobre enormes reservas cuyo valor será tan bajo que no pagará el esfuerzo para extraerlo del subsuelo. Sin embargo, ese momento llegará, lo cual abrirá nuevas oportunidades a países donde el petróleo ha sido más que una bendición, una maldición, que ha llevado a la destrucción de otras actividades productivas alternativas al mismo, así como al imperio de la corrupción y la instauración de dictaduras personalistas o controladas por mafias organizadas alrededor del reparto de los ingresos petroleros.

El futuro de la humanidad no se desplazará sobre el carro propulsado por el motor de combustión interna, sino por el motor eléctrico. Este cambio por los momentos ha logrado ralentizar la demanda mundial de derivados del petróleo, pero en el mediano y largo plazo acabará por disminuirla progresivamente como un reflejo del fin de la era del petróleo, durante la cual los derivados del oro negro contribuyeron a la movilización de miles de millones de habitantes del planeta. Así como la edad de piedra no culminó por la carencia de piedras, de igual modo la era del petróleo no culminará por el agotamiento de las reservas del mismo, como muchos habían predicho, sino por las presiones de la contaminación y el cambio climático que han obligado al desarrollo de nuevas tecnologías como el motor eléctrico.

Algunos países petroleros se han ido adelantando a este cambio dando pasos para diversificar su economía. En el caso de los países árabes, hemos podido observar que las ciudades de algunos de estas naciones aparecen en un lugar relevante en las rutas turísticas. Es el caso, por ejemplo, de Dubai con sus grandes edificaciones y hoteles, así como restaurantes, que llaman la atención de los turistas que acuden en cantidades considerables a sus puertas. El ser un importante exportador de hidrocarburos no ha impedido que Arabia Saudita cultive el turismo religioso, especialmente entre los musulmanes, ya que es sede de importantes sitios religiosos que son una referencia para los creyentes de esta corriente. En ese mismo sentido, los sauditas están abriendo su empresa estatal al mercado de valores. El dinero obtenido de la venta del 5% de la compañía, estimado en doscientos mil millones de dólares, será invertido en la diversificación de la economía a fin de adaptarla a los nuevos tiempos. En América Latina México, firmó hace varios años un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, que entre otros logros le ha permitido posicionarse como el octavo exportador mundial de vehículos. En contraste otros países petroleros, como la africana Nigeria y la africanizada Venezuela, aparecen sumergidos en el excremento del diablo, sufriendo las penurias que ello implica.

Nota: el artículo a que nos referimos en el texto puede encontrarse en: https://www.economist.com.The Economist. The death of internal combustion engine. Aug 12th, 2017.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com