Apreciación de la situación política número 136
La situación de crisis multifactorial que sufre el país parece que no da para más. Por una parte un régimen que su preocupación principal es conservar el poder mediante unas elecciones que ya todos reconocen como fraudulentas pero que además, de concretarse en las condiciones actuales, las ganará el candidato oficialista del hambre y cuya única oferta electoral es seguir rodando por el precipicio de la destrucción de Venezuela, sin fórmula de cambio, y que sea lo que Dios quiera; y por otra parte, una oposición que no se logra encontrar ella misma, está tan dividida que ya hay que hablar de oposiciones: una radicalizada que ya se opta por llamarla la oposición de las otras oposiciones, otra que está tratando de ganarse y lavarse el rostro con buena parte de la sociedad civil opositora y finalmente la que tiene inscrita una candidatura presidencial pero que está consiente que sin el apoyo decidido de los partidos opositores, que tienen la organización electoral para lograr el triunfo el 20M, será derrotada igualmente.
Es difícil entender que estas oposiciones no entiendan cual es el enemigo por vencer y el peligro inminente que significa para nuestro país la continuación de esta tragedia por mucho más tiempo.
Las medidas económicas anunciadas como la implementación del Petro, una moneda virtual sin garantías de ningún tipo desde el punto de vista financiero, y el nuevo cono monetario con tres ceros menos que aún no se sabe con que recursos se va a implementar, solo es presagio de una catástrofe económica en puerta con una posible alteración del orden público, ya precario, que solo se podrá controlar con el poder de las armas en manos del régimen. A partir de allí cualquiera cosa puede pasar y parece que esa es la apuesta tanto del gobierno como de las oposiciones. Triste apuesta, por cierto.
¿Se puede hacer algo para evitarlo? ¿Pueden las oposiciones hacer algo, ya que el gobierno no da señales de poder salir de la crisis económica que ellos mismos han generado? Un hecho cierto es que se necesita dinero, mejor dicho, dólares o euros fresco en suficientes cantidades como para estabilizar la moneda y comenzar a controlar la inflación, importar insumos en cantidades suficientes para reactivar el aparato productivo privado nacional especialmente en medicinas y rubros alimenticios, así como la importación de muchos rubros acabados que se dejaron de producir y un largo etcétera.
Como es sabido, el régimen para lograr este dinero fresco en suficientes cantidades requiere la aprobación de la Asamblea Nacional que ellos se empeñan en desconocer, pero que es el único poder legitimado por la comunidad internacional y por ende de los organismos financieros internacionales multilaterales que son los que pueden aportar esos recursos.
Tanto el gobierno como la oposición saben que la inflación descontrolada puede llevar al caos económico al país antes del 20 de mayo, por lo que es necesario llegar a un acuerdo, que no significa cohabitación, entre ambos, para evitar que se produzca la catástrofe en puerta si no se hace nada, como dice la película: alguien tiene que ceder, para evitar males mayores a la población en general.
Una propuesta es que el régimen suspenda las actuales elecciones y las convoque para la primera quincena de octubre cumpliendo con la ley electoral, posibilite la observación y acompañamiento electoral de la ONU, garantizando mejores condiciones electorales y en contra partida la AN, conjuntamente con el gobierno, y garantes internacionales, elaboren un plan de emergencia financiera internacional que permita superar, en el corto y mediano plazo la catástrofe que se avecina, si quieren llegar a la fecha de las elecciones.
@lesterllopezo 29/03/18