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La producción agrícola y sus implicaciones en el desabastecimiento de alimentos

El desabastecimiento de alimentos, cuyo índice supera el 70%, cuando la cifra normal debería estar entre 2 y 3%, no es de reciente aparición, ni es producto del des-gobierno de Maduro.

Después de las elecciones del año 2012, comienza a notarse la dificultad de conseguir ciertos alimentos como la leche y el aceite. Desde entonces, la escasez ha ido en aumento hasta alcanzar los niveles actuales, mientras que por otro lado, las cifras del BCV indican que los alimentos y las bebidas no alcohólicas triplicaron sus precios en 2015.

Estos hechos, que indudablemente desmejoran la calidad de vida de todos los venezolanos, han dado motivos suficientes a la Asamblea Nacional para declarar una emergencia en materia alimentaria, pero también para que el pasado miércoles 17 de febrero, el presidente Maduro, en una larguísima cadena de radio y televisión, anuncie la Agenda Económica Bolivariana, con 14 motores, siendo el primero de ellos, el motor Agroalimentario.

La raíz de este problema no está en la supuesta guerra económica, ni en la caída de los ingresos petroleros. Estas no son las razones para que no haya comida ni en los supermercados, ni en las neveras de nuestras casas, al contrario de lo que afirma la nueva ministra de Agricultura Urbana.

El desabastecimiento de alimentos es consecuencia del fracaso de las políticas agrícolas puestas en prácticas por este y el pasado gobierno bolivariano, así como también por la congelación de precios que condujo a la imposibilidad de producir y comercializar internamente con niveles de precios por debajo del costo de producción.

No es cierto que aquí no había producción agrícola y que todo lo teníamos que importar. Dos ejemplos desnudan esta mentira:

  • Venezuela se autoabastecía de arroz hasta 2006, cuando se produjeron 559.000 t. de arroz blanco, con unas exportaciones de 75.000 t. Actualmente el 40% del arroz que nos comemos, si logramos conseguirlo, es importado.
  • En el periodo 2005-2006 la cosecha de caña de azúcar alcanzó la cifra histórica de 9,06 millones de toneladas, con lo cual se cubrió el 75% del consumo de azúcar. Con la zafra 2015-16 solo será posible abastecer el 30% del mercado nacional.

Es a partir del año 2006, cuando el entonces presidente Chávez lanza el país al barranco del socialismo del Siglo XXI y encarga del Ministerio de Agricultura y Tierras al sociólogo, hoy diputado Elías Jaua, con el propósito de liquidar la agricultura venezolana con las expropiaciones de tierras, las invasiones de fincas productivas y los controles de precios, para luego rematar con esa gran estafa que fue la “gran” Misión AgroVenezuela y el despojo de AGROISLEÑA.

Se suma a estas desacertadas decisiones, otro factor muy característico de estos gobiernos bolivarianos, cual es la escandalosa y grotesca corrupción cívico-militar, cuyo centro de operaciones es nada menos que el Ministerio de la Alimentación, más preocupado por profundizar y acelerar los negocios de importación que por activar la producción hecha en Venezuela, subsidiando así la agricultura de otros países como Brasil, Nicaragua, Argentina y Bolivia. Todavía están frescos en la memoria los casos no investigados como el escándalo de los alimentos descompuestos importados por PDVAL (PUDREVAL) y el naufragio de las 5.000 vacas brasileñas.

¿Es posible revertir esta situación? Por supuesto que sí.

El país dispone de alrededor de 30 millones de hectáreas con potencial agrícola, muchas de ellas dotadas con suficiente infraestructura para producir buena parte de los alimentos que necesitamos. Además, cuenta con una legión de hombres y mujeres dedicados a esta actividad con experiencia y conocimientos para llevar adelante esta tarea, con el apoyo necesario en asistencia técnica y transferencia tecnológica.

Sin embargo, más allá de los enunciados de la Agenda Económica Bolivariana, y de las buenas intenciones, están las acciones concretas para hacer rentable tanto a la agricultura como a la agroindustria nacional, de manera que estas tengan impactos positivos en el abastecimiento y precio de los alimentos. Igualmente, es necesaria la promoción de alianzas estratégicas entre los sectores público y privado, dejando atrás dogmas medievales. Alrededor del 80 % de los alimentos que aún se consiguen, son producidos por el sector privado.

Antes de arrancar el motor agroalimentario es imprescindible tener una hoja de ruta: El Plan de Abastecimiento Agroalimentario, que nos indique que y cuanto alimento vamos a producir en el país, y cuanto tenemos que importar. Pero al mismo tiempo, la conducción de ese motor no puede estar en dos ministerios. Es necesario unificar criterios de producción y complementos de importación, sin el comando militar. Las políticas públicas que nos conduzcan al pleno abastecimiento deben provenir del despacho de Agricultura.

Con la implementación de las medidas acertadas, en 5 años podríamos abastecernos de arroz, azúcar, café, caraota, maíz blanco, maíz amarillo, sorgo y soya, con lo cual nos ahorraríamos los 3 mil millones de dólares que gastamos en importarlos.

Esperamos que estas recomendaciones estén contempladas en la Ley de Producción Nacional que aprobará la Asamblea Nacional próximamente.

Vocero de Aragua en Red, miembro de Aragua sin Miedo.

19 de febrero de 2016