Apreciación de la situación política #100
Las últimas declaraciones del jefe del régimen denunciando que grupos internos de la revolución pretenden darle una puñalada por la espalda no deberían tomarse a la ligera. La “puñalada trapera”, porque de eso se trataría, el jefe denunciante no precisó, para variar, de donde provendría, solo especificó que algunos grupos internos querían ¿O le estaban solicitando? proponer un plan reformista que sería una traición a los postulados de la revolución bolivariana y del legado del difunto eterno.
La declaración revela, como dice el dicho “algo huele mal en Dinamarca” que las cosa no están bien dentro del régimen. Y tampoco debería sorprendernos, pues desde la llegada del actual mandamás hace cuatro años, los analistas y estudiosos del tema político en nuestro país y específicamente del PSUV y del gobierno, siempre han intentado destacar que el régimen no es lo homogéneo que le gustaría ser, que en realidad existen facciones internas con diferentes intereses y cuotas del poder que hasta ahora el jefe no ha podido desarticular o someterlos completamente. Desde planificadores, ministros y economistas que formaron parte del gobierno del difunto, hasta militares retirados que abrogan ser los auténticos chavistas y defensores de su legado, han dejado testimonios de que al interno conviven grupos de presión que no están de acuerdo con la conducción del gobierno.
La desastrosa situación de escasez de alimentos y otros insumos, con una alta inflación que ha pulverizado el poder adquisitivo de más del 80% de los venezolanos y la inseguridad imperante en las calles, son realidades a las que diariamente los simpatizantes del chavismo, los militares y sus familias deben enfrentarse continuamente sin importar el color o la simpatía política de su preferencia. La crisis económica está allí, existe, y parece que los únicos que no lo ven son precisamente los del gobierno.
Así que no es de extrañar que muchos con las camisetas rojas ya estén convencidos que con las medidas económicas actuales las penurias no van a desaparecer y, por el contrario, se van a agravar en el futuro cercano, por lo que la presión hacia el gobierno para que cambie su visión económica deben ser muy grandes, de allí que tampoco es de extrañar que exista un “plan o propuesta reformista” desde el propio régimen que le permita ir saliendo del marasmo en el cual nos encontramos. En consecuencia, de ahí a pasar a solicitarle su renuncia al mandatario no hay mucho espacio y tiempo. No se puede pedir a un pueblo con hambre y en penurias, seguir defendiendo una revolución de malandros, eso fue con el difunto, no con este.
¡Puñalada trapera! exclama el conductor del autobús. “Cuando el rio suena es porque piedras trae…” dirán otros.
Lester L López O 20/03/17
@lesterllopezo