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“Esa mañana enterraron a Sebastián. El padre Pernía, que tanto afecto le profesaba se había puesto la sotana menos zurcida, la de visitar al Obispo, y el manteo y el bonete de las grandes ocasiones. Un entierro no era un acontecimiento inusitado en Ortiz. Por el contrario, ya el tanto arrastrarse de las alpargatas había extinguido definitivamente la hierba del camino que conducía al cementerio….”
Así comienza “Casas Muertas”: la célebre novela de Miguel Otero Silva que narra el lento colapso de Ortiz, un pueblo......