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La revuelta a la patria

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 2 min.

Un pésimo gobierno que nunca ha inventado algo bueno ni productivo, todo lo contrario, carga un manido cuento sobre la supuesta vuelta a la patria por parte de venezolanos que, hastiados por las necesidades, el hambre y la miseria, han optado por la triste, difícil y tortuosa decisión de abandonar el país en busca de comida y mejor vida, mientras los jactanciosos jerarcas del régimen, con opíparos y groseros banquetes en famosos, lujosos y costosos restaurantes, con cocineros danzando como el perrito, por la plata, andan por el mundo alcahueta exhibiendo la gran fortuna mal habida.

En las grandes comilonas, las que se ven por ahí, pican de “la gorda” y beben whisky del bueno, con exquisitos adornos y contornos que serían la envidia de los más sibaríticos jeques mediorientales y andariegos empresarios de maletín, mientras aquí miles de venezolanos se mueren de hambre o sobreviven comiendo desechos recogidos en los basureros citadinos que cada día se incrementan por todos los sectores porque ni para eso sirven las alcaldías ahora.

Volver a la patria es un plan mentiroso, como todo lo del régimen, que pretende disuadir a los jóvenes de venezolanos de emprender el largo y empedrado camino del exilio en busca de la libertad y seducirlos con falsas promesas de villa y castillos, amén de amenazadoras y tentadoras ofertas de dinero en un país donde conseguir plata trabajada se hace cada vez difícil e imposible por el cierre programado de la empresa privada como primaria fuente de empleo productivo y creador en una nación donde las carencias se hacen cada vez más evidentes e inclementes.

La limitación y la represión están a la orden del día y los derechos humanos atropellados a diestra y siniestra, la gente vieja y joven sin transporte colectivo público ni privado; los servicios públicos menguados y extenuados por la falta de atención y mantenimiento; los medios de comunicación acosados, expropiados y clausurados, mientras escuelas, liceos y universidades, con mermada presencia de docentes y de alumnos, proceden a cerrar sus puertas ante la supina indiferencia de los llamados a reclamar la educación, la formación y la instrucción como sólida herramienta para el desarrollo de la república y de los republicanos.

No dudamos de que si Juan Antonio Pérez Bonalde viviera en la Venezuela de hoy, con toda seguridad ya habría escrito “La revuelta a la patria”, invitando a quienes se han ido y a los que aún permanecemos aquí a darle un sacudón al país que, como nunca antes, se embelesó con esta cuerda de bandidos que mueven y promueven la tiranía, y necesita que sus hijos comiencen cuanto antes una tarea responsable y seria para sacar a la dictadura, apelando para ello a todas las maneras de lucha por la convivencia, por la democracia, por la libertad, antes de que todos en Venezuela nos convirtamos en un territorio de malandros y bandoleros asaltantes dispuestos a lo que sea para mantenernos vivos, emulando a la dictadura que hace todo eso y más para sostenerse en el poder.

Ya es tiempo de un revolcón constitucional e institucional contra los viles e ignominiosos usurpadores que se cagan en el alma de todos nosotros mientras la caridad nacional y la comunidad internacional miran para otro lado, esperando que sólo con la voluntad y la ayuda de Dios salgamos de este atolladero, sin la voluntad de nosotros ni el auxilio de los amigos de fuera que siempre testimoniaron amor o simpatías por Venezuela y los venezolanos que pedimos ¡socorro! en esta hora menguada...