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La transición

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

Transición es la acción y efecto de pasar de un estado a otro distinto. Se entiende que el distinto es mejor o debe ser al sustituido En lo político se debe entender que es para lograr mejores condiciones en la lucha por el Bien Común. El concepto implica un cambio en un modo de ser y de comportarse. Por lo general y de acuerdo a las características de lo cambiado, la transición debe extenderse en el tiempo hasta donde sea necesario; hasta que por lo menos se esté en la ruta adecuada para superar los males sustituidos.

Me muestro partidario que a este régimen usurpador y nefasto lo suceda uno de transición que convoque a las mejores inteligencias y voluntades del país nacional para enfrentar con éxito el inmenso compromiso de iniciar la reconstrucción de la Patria. Lo que vamos a recibir será un país destrozado, una economía en bancarrota con nuestro signo monetario vuelto sal y agua, con inmensa deuda pública, con nuestros parques industriales transformados en cementerios de galpones vacíos. Vamos a recibir un país políticamente desinstitucionalizado y con órganos del Poder Público deslegitimados en su origen y desempeño. En lo social nos encontraremos con el inmenso reto de volver a ser la sociedad solidaria, amistosa, cariñosa, bondadosa y bullanguera que siempre hemos sido y que esta gente se ha empeñado en sustituirla por el odio, la retaliación, venganza y desunión provocando enfrentamientos de unos contra otros. En lo cultural tenemos que rescatar nuestros valores, costumbres y tradiciones que han pretendido sustituir con antivalores y desafueros que no nos son propios.

La solución a esta enfermedad supone la aplicación de remedios amargos que seguramente provocarán malestar. No será indolora la acción de acomodar la nación. Se hace necesario aplicar correctivos y ajustes que como debemos entender causarán molestias momentáneas. Por la recuperación de la Venezuela que queremos se hace necesario la corrección. Lo que debemos hacer es que el dolor no llegue hasta los más vulnerables y necesitados ya bastante afectados. Hay que tratar que el dolor sea soportado por quienes todavía están en condiciones de soportarlo con la esperanza de vivir más adelante tiempos mejores. Ello supone que con la implementación de los correctivos y ajustes se diseñen políticas sociales y económicas de asistencia a los sectores más débiles y desposeídos de la población. La Justicia Social nos exige que la carga de más peso sea llevada por quienes tienen fuerza para hacerlo y que se tenga conciencia que el sacrificio que se hace es para vivir mañana mejor y también por ejercicio de la caridad con quienes no tienen la fuerza necesaria. Si la política es para servir entonces la transición será un momento estupendo para servir a quienes más necesitan de nuestra asistencia, de nuestra acción y de nuestra fuerza.

La transición debe estar en las mejores manos, de gente bien equipada y si es posible probada, de gente con valores bien colocados y de indestructible voluntad de servicio, de gente formada que entienda que su colaboración con la Venezuela de hoy es su entrega a los más altos intereses de la Patria, que no estén haciendo cálculos para el futuro ni diciendo lo que la gente quiere oír para congraciarse con todos, que no esté cuidando su imagen ni pendiente de las encuestas en torno a su grado de aceptación, que diga lo que el deber y la convicción le impongan y se comporte como un ciudadano integral. Necesario es decir y hacer lo que se debe decir y hacer por muy amargo que sea.

Dios quiera tengamos la inteligencia de seleccionar al mejor y a los mejores para enfrentar este delicado pero apasionante desafío. Gente preparada, equipada, con valores y probada tenemos y estoy seguro no se negarán. La historia nos enseña que países en tan delicada crisis como la nuestra voltean la mirada hacia aquellos probados y auténticos que han arriesgado su vida por la democracia y la libertad sin cálculos de ninguna naturaleza.

La institucionalización del país creo la podemos lograr relativamente a corto plazo, la economía tardará dos o tres años para estar en la ruta que deseamos, lo social nos reclamará mayor tiempo y dedicación. No debemos esperar que el gobierno de transición nos entregue un país modelo, pero sí una nación en la vía correcta para su corrección total. Cuando ello se logre estaremos en condiciones de entregarle al nuevo Presidente una casa ordenada y en vía a su desarrollo integral deseado por todos.

Con las características de los gobiernos tradicionales que conocemos será muy lento y difícil acomodar el país. Nos encontramos en circunstancias profundamente críticas y dramáticas y requerirá de medidas especiales para organizarlo; por ello la Asamblea Nacional deberá otorgarle poderes excepcionales al gobierno de transición para en medio de ellos adoptar las correcciones necesarias. Por el bien de la Patria y de todos debemos prepararnos para la excepción.