Pasar al contenido principal

Las causas conocidas del diferimiento de la votación ucevista

Tiempo de lectura: 7 min.

Cuando María Gómez entró a la Universidad Central de Venezuela (UCV) por la puerta Tamanaco, pasó de la felicidad al desconcierto al escuchar de otra egresada que las elecciones del 26 de mayo estaban siendo suspendidas. Eran pasadas las 2:00 de la tarde. Llevaba montada en transporte público desde primera hora de la mañana, cuando empezó su travesía en Charallave, estado Miranda.

Si Gómez asumió que había perdido los 60 kilómetros de recorrido desde su casa hasta la UCV, María Mujica, egresada de la Facultad de Ciencias, rodó incluso el triple desde Valencia, estado Carabobo, para encontrarse con el mismo escenario: la sorpresiva paralización de las votaciones al haber transcurrido más de media jornada a marcha forzada.

La masiva participación de la comunidad universitaria, expresada en el ánimo de la mañana y en las largas filas de miles de electores que plenaron los alrededores de las 11 facultades, se vio empañada por los errores y las deficiencias en la organización del proceso de votación. El civismo imperó en las colas, a pesar de la molestia.

Durante la mañana y a mediodía, se constató cómo en facultades como Farmacia no había llegado material electoral para la votación de administrativos y obreros, mientras que la mesa contigua de los estudiantes funcionaba con pocas boletas. En Derecho, por citar otro caso, recibieron unas 400 papeletas, aunque el padrón esperado era de 1.500 estudiantes, y apenas 200 boletas para egresados, una población electoral que allí ascendía a 10.000 electores.

En Odontología permanecía estoica la fila de profesores, quienes nunca pudieron empezar a votar no solo en esa facultad sino en prácticamente todas las dependencias. Esta, la boleta de mayor ponderación a la hora de contar los votos resultó la más ausente de la jornada. Pero también faltaron sellos, cuadernos y otros elementos del cotillón electoral. Nunca se sirvió la mesa completa, sino algunos componentes en cantidades limitadas y con retraso.

Lo que se sabe, a cuentagotas

¿Qué pasó? Los ucevistas debieron abandonar el campus con la misma duda. Duda que se prolongó por lo menos por tres días. Y que, al cierre de este boletín, mantiene todavía varias incógnitas sin ser despejadas.

Según un informe presentado por la Comisión Electoral de la UCV el lunes 29 de mayo, a petición del Consejo Universitario, el cumplimiento del cronograma electoral se cumplió hasta el 12 de mayo, cuando se publicó el boletín de impugnaciones al registro definitivo y la lista de candidatos. Pero justo el 15 de mayo empezaron a salir las cosas mal.

Esa era la fecha pautada en el cronograma para la publicación del Registro Electoral Definitivo. Según el relato de la Comisión Electoral, ese día “se presentó la contingencia de la pérdida de la información debido a los errores cometidos por el personal de apoyo contratado por la Comisión Electoral para verificar toda la data de los registros electorales”.

Hablamos no de uno sino de, en realidad, cinco registros electorales que, unidos, conforman un universo electoral de más de 221.000 personas con derecho al sufragio, entre profesores activos y jubilados, estudiantes regulares de pregrado, personal administrativo y obrero tanto activo como jubilado y egresados de pregrado sin importar su tiempo de graduados.

Este hecho trajo como consecuencia que el personal técnico de la Comisión Electoral tuviera que rehacer nuevamente todo el registro y los procesos informáticos asociados, lo que perjudicó los procesos subsiguientes. En el Twitter de la Comisión, sin embargo, lo que se alegó en su momento para no publicar el Registro era la falta de internet en la sede del organismo. Un dato que, luego, no figura como limitante en el informe presentado al CU.

La tarea es compleja

Sin Registro Electoral Definitivo, por ejemplo, ¿cómo se elaboran e imprimen los cuadernos de votación? Resulta imposible. ¿O cómo se calculan cuántas boletas son necesarias para imprimir, en función del número de electores?

Pero, vamos más allá: si se decidió una elección única para 293 cargos principales, cada grupo de boletas amerita una especificidad: no puede ser igual el instrumento de votación para un profesor activo que para uno jubilado de Ingeniería, y tampoco es igual la papeleta para un administrativo o un egresado de esa misma facultad, porque el número de votos a emitir es distinto. Y, si miramos el panorama completo de 11 facultades y 37 escuelas, la oferta electoral también es diferente. Hablamos, en resumen, de más de 100 tipos de distintas boletas con diferentes opciones, que luego deben ser ordenadamente embaladas y dispuestas para una efectiva distribución por el campus.

El Registro Electoral Definitivo fue publicado el 23 de mayo, tres días antes de la votación. Ante la cercanía del proceso electoral, directivos de la Comisión Electoral preguntaron nuevamente al área técnica si podían cumplir con la impresión de cuadernos y boletas antes de la fecha prevista, a lo cual respondieron afirmativamente, según se narra en el informe.

“Desde ese mismo día, todo el personal de la Comisión se encontraba abocado a los procesos de impresión y elaboración de cotillones electorales, incluyendo actas, credenciales y demás material que interrumpió en algún momento la impresión general”, cuenta la Comisión Electoral en su informe explicativo.

En entrevistas varios candidatos a rector han criticado que, en el Consejo Universitario del 24 de mayo, dos días antes de la votación, la Comisión Electoral afirmara que todo estaba a punto y marchaba bien para la fiesta electoral del viernes 26.

Ante esto, la Comisión Electoral argumenta que, bajo el principio de buena fe, nunca tuvieron dudas sobre el trabajo y capacidad de su personal para llevar adelante el proceso, debido a que ya han ejecutado estos procedimientos en elecciones anteriores, sin inconvenientes. Y aquí, un mea culpa de la Comisión: “Reconocemos la supervisión inadecuada de los procesos, derivado de lo anterior y de la premura en los tiempos que nos acercaban al día de la elección”.

Un desorden en las mesas

En este informe también aclaran el porqué de la desorganización del material electoral que fue entregado a las subcomisiones por parte de la Comisión Electoral: si bien en Twitter informaron sin mayores razones sobre la postergación del inicio del proceso electoral una hora, la causa de fondo era que “no había finalizado el embalaje para el traslado del material al sitio donde iba a ser entregado a las subcomisiones en la UCV”. Es decir, el mismo día de la votación, a la hora de inicio de la votación, seguían embalando material electoral para trasladarlo.

Luego, una vez entregado el cotillón electoral, la Comisión Electoral dice que fue informada por las subcomisiones de las distintas facultades de que “el material estaba incompleto en los cotillones”, pudiendo comprobar solo hasta entonces los “errores” en su elaboración. Hablan de fallas en cuadernos y boletas electorales.

En un comunicado publicado el 28 de mayo, dos días después de la frustrada votación, la Comisión Electoral “lamentó profundamente” los hechos y se mostró “afectada profundamente” por la situación. Pidieron “sinceras y sentidas disculpas” a la UCV y al país. “Como ente organizador asumimos la responsabilidad ante la comunidad ucevista y ante el país”, se excusaron, al tiempo que agradecieron y reconocieron el trabajo “arduo y comprometido” de las subcomisiones electorales.

Mientras en la Ciudad Universitaria de Caracas las cosas salían mal, los procesos electorales llevados a cabo en las facultades de Agronomía, Ciencias Veterinarias, EUS de la Facultad de Humanidades y EDU de la Facultad de Arquitectura, en las regiones, se realizaron sin inconvenientes. Estas votaciones también deberán repetirse, según se informó en el Consejo Universitario del 29 de mayo.

Una comisión contralora

Para velar por la buena marcha de la diferida votación, todos los actores estuvieron de acuerdo en la designación de una Comisión Asesora de Apoyo Técnico, nombrada por el Consejo Universitario. La coordina el profesor Froilán Lozada y también la integran los docentes Norman Guzmán, Félix Arroyo y Alberto Fernández junto a la estudiante Patricia Briceño.

Su misión será supervisar el cumplimiento de la continuación del proceso electoral, y garantizar que se realice de forma efectiva la primera y la segunda vuelta.

El nuevo cronograma propuesto al Consejo Universitario y ratificado en la sesión del 31 de mayo contempla celebrar la primera vuelta el viernes 9 de junio.

El 26 de mayo falló también el ofrecimiento de información oportuna y veraz por parte de la Comisión Electoral a la comunidad universitaria y al país a través de los diversos medios de comunicación desplegados en la UCV.

Además del asunto transversal y fundamental de la información institucional, otros desafíos que, consideramos, tiene por delante la Comisión Electoral de la UCV son:

La revisión detallada de todo el material electoral que se imprima y embale.

La validación o los ajustes necesarios -si fuere el caso- al Registro Electoral Definitivo.

Una necesaria prueba técnica que compruebe el correcto funcionamiento de las lectoras ópticas una vez finalizada la jornada, porque las boletas durante el acto de votación apenas se introducen en una caja de resguardo de cartón y no se pasan de inmediato por las lectoras ópticas como erróneamente informaron algunos medios internacionales.

La participación del electorado, ahora más que antes, se alza como un aspecto fundamental. La comunidad universitaria espera que sea tan o más masiva que el 26 de mayo.

Boletín 106. Segunda quincena, mayo de 2023

https://oevenezolano.org/2023/05/boletin-106-las-causas-conocidas-del-di...