Hemos afirmado que la política es una ciencia porque en ella se desarrolla un método que conduce al conocimiento objetivo de los hechos y describe la realidad social de los pueblos. La política nos permite avizorar, otear y atisbar las circunstancias y de acuerdo a ello podemos estimar lo que está por venir. Algunos más arriesgados y precisos establecen fechas en que sucederán los hechos. Con este intento, el establecimiento de fechas, se debe tener muchísimo cuidado porque se generan expectativas que si no se cumplen pueden producir decepciones y como sabemos que la política depende de los hombres y nosotros somos muchas veces impredecibles y cada cabeza es un mundo y además es muy dinámica y cambiante, ello plantea un esquema donde la precisión no es fácil. Cuando se determina una fecha y no se cumple, se produce un pesar en quienes nos escuchan y están pendientes, lo que puede conducir a la falta de confianza que es sumamente grave.
Edmundo González se comprometió con el país a que el 10 de enero pasado estaría con nosotros juramentándose como Presidente constitucional de la República, ¿Qué ocurrió?, no pudo venir porque las circunstancias no se lo permitieron; el régimen amenazó con derribar el avión en que vendría y no es este el momento de arriesgar la vida y decidió postergar su venida para cuando las condiciones sean distintas. Creo que ello produjo un sentimiento en el pueblo esperanzado que al final entendió que las circunstancias apuntaban a lo peor.
Hagamos lo posible cuando vamos a hacer predicciones y determinar fechas, advertir al menos que todo depende de los factores presentes al momento. Puede ocurrir lo que presagiamos, pero también no ser así por lo cambiante de la cosa pública. Para estar seguro digamos que la mula es blanca cuando tengamos los pelos en las manos y cuando no es así al menos advirtamos que puede ser blanca por lo que observamos que nos permite deducir.
En política como en la vida hay que cuidar mucho la palabra empeñada, que debe ser un compromiso indestructible, para mantener la confianza en nosotros, que es fundamental en la conducción de los pueblos.