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Luis Herrera, cien años

LHC
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La conmemoración del centenario del nacimiento de Luis Herrera, es momento oportuno para la reflexión, no solamente para agradecer al Señor habernos dado a un hombre de su inmensa talla, sino también para examinar lo que hemos hecho, hacemos y dejamos de hacer y esa reflexión debe ser cuanto antes para no ser como el pajarito que aludió el expresidente cuando dijo “Tarde piaste pajarito”.

Es necesario que los buenos no mueran nunca, ellos dejan caminos que debemos transitar siempre y Luis Herrera fue y es uno de ellos.

Fue un venezolano integral, común y corriente, ejerció la presidencia de la República con entrega total, con infinita convicción de servicio y apego irrestricto a la ética y a la moral, llegó con sus manos limpias y se retiró como llegó. 

Dejo una obra en infraestructura que todos conocemos y disfrutamos, pero en mi opinión su mayor legado está en su comportamiento, sentimiento, espiritualidad y solidaridad con el pueblo, especialmente con los más necesitados y urgidos, decía que mientras existiera un humano empobrecido y con hambre, la lucha era necesaria, irrenunciable e inagotable. 

Tomando versos del recordado poeta Arvelo Torrealba, se definió como “El espinita que en el campo florea, doy perfume al que pasa y espino al que me menea”.

En estos cien años de su nacimiento sabemos que su alma descansa en la paz eterna y rogamos al Creador nos haga parecidos a Luis Herrera.