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Más solo que Maduro

Opinión
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Del hecho al dicho

El poeta Jaime Sabines dice que puesto que la realidad es superior a los sueños, frente a ella no habría que pedir "déjame soñar, sino decir déjame mirar". Pero el proceder político extremista, que todo lo piensa al revés, acostumbra sustituir lo que es por sus más exaltados deseos.

Ellos no admiten que exista una contradicción prácticamente insuperable entre chavistas y maduristas, entre vigencia de la Constitución y golpe de Estado, entre democracia y dictadura.

Esa distinción fundamental, que está mutando de astillamiento a fractura, es otro resultado de la casi unánime resistencia de la sociedad a las pretensiones dictatoriales de Maduro. Se está cumpliendo la predicción que pocos creían: el giro del proceso hacia su fase totalitaria, su abandono de la Constitución y el intento de sustituirla por una constitución para alargarle la vida a Maduro y su pequeña cúpula de saqueadores de la renta está recibiendo el rechazo de sus propios partidarios, poniendo fin a la hegemonía de Maduro y acabando con el monolitismo del PSUV. La astilla, desconcertante y dolorosa, proviene del mismo palo oficialista.

Aquellos que prefieren sustituir la realidad por sus deseos le reprochan a la Fiscal y al creciente chavismo crítico que defiendan lo que ellos consideran el legado del fundador del movimiento. No permiten que un venezolano pueda ser chavista y defender el Estado de Derecho y menos aún que se produzca una alianza entre ellos y las fuerzas que han estado durante años en la oposición. No le otorgan su valor simbólico y su validez, para abrir pacíficamente los cambios, a la valiente y ejemplar actitud adoptada por la Fiscal General de la República.

Las mentes patas arriba traen facturas, arrojan sombras sobre su intención, piden definiciones improcedentes y chillan porque la Fiscal no brincó la talanquera. Paradójicamente y sin proponérselo, ese tipo de visiones lleva agua al molino de Maduro.

La experiencia histórica indica que para que ocurra exitosamente una transición es necesario que se produzca un acuerdo entre los sectores moderados de los campos en pugna.

También nos enseña que la fractura en el bloque de poder tiende a ocurrir primero en el ámbito civil y luego se traslada al militar.

Los agentes de la transición, venciendo los prejuicios adquiridos en su larga confrontación, tienen que dialogar y definir los acuerdos mínimos para formar y sostener un gobierno centrado en la recuperación productiva del país, en la solidaridad social no populista, en el relanzamiento de la democracia y en la afirmación de una nueva cultura cívica. Son objetivos para volver a vivir con dignidad, en convivencia y aliando la igualdad de oportunidades básicas con la libertad y el avance progresista de la sociedad.

El golpe de Estado está hundiéndose en el fracaso. Los acontecimientos prueban que en el seno del chavismo y del gobierno quedan personas con decencia y conciencia. Donde están faltando estos tres atributos anteriores es en el madurismo.

Por eso Maduro está más solo y repudiado que el diablo.

@garciasim