Evo Morales, el ex dirigente cocalero boliviano, enfrentó en el año 2016 un referéndum que le permitiría ir, una vez más, a la reelección presidencial. A la hora de solicitar el apoyo de la población a sus aspiraciones de continuar en el poder, Morales no recurrió a promesas vacías, como la de de continuar la implantación del socialismo del siglo XXI o la fundación de las bases de un estado comunal. El dirigente pidió el voto en función de su obra de gobierno, como es lo tradicional en una democracia. Argumentó, en consecuencia, que durante su mandato la pobreza se había reducido sustantivamente pasando de 38% a 18% y la actividad productiva había dado un salto, lo cual se reflejaba en el incremento del Producto Interno Bruto, el cual se había cuadruplicado ascendiendo de 8.000 a 33.000 millones de dólares.
Durante su mandato, los ingresos provenientes de los impuestos a las multinacionales que producen y exportan gas se habían multiplicado, gracias al incremento de las exportaciones a Argentina y Brasil y al aumento de los impuestos a dichas multinacionales. Los ingresos fueron utilizados para fortalecer la infraestructura del país en carreteras, hospitales, escuelas. Esto se dio en un contexto en el cual se produjo un manejo prudente de la economía lo que se tradujo en tasas de inflación relativamente bajas. Jeffrey Weber un politólogo canadiense señaló que “las tasas de inflación han sido contenidas a niveles que mantendrían a Milton Friedman descansando en paz en su tumba” (Friedman fue el fundador del monetarismo, una corriente muy influyente sobre el origen de la inflación).
La habilidad y prudencia de Morales en el manejo de la economía ha sido reconocida por la prestigiosa revista The Economist, contrastándola con los despropósitos de otros dirigentes de izquierda de la región, haciendo referencia velada a los líderes venezolanos.
Diversas publicaciones internacionales hablan de un milagro económico en la pequeña nación latinoamericana y se interrogan sobre las razones del éxito del ex dirigente cocalero, reconociendo como ciertos sus logros.
Según el influyente diario estadounidense The Wall Street Journal, la respuesta se encuentra en la habilidad de Morales de conformar un equipo económico, a la cabeza del cual se encuentra Luis Alberto Arce, quien se ha desempeñado durante la gestión de Morales como Ministro de Economía. Arce es un funcionario surgido de las instituciones económicas bolivianas, formado en el Banco Central de este país, donde ascendió e hizo carrera, llegando a puestos gerenciales. Arce es un hombre de izquierda, como Morales, pero en el plano económico se ha caracterizado por ser pragmático y ajustado a las pautas del liberalismo clásico en materia monetaria para el control de la inflación, flagelo este que diezmó a la economía boliviana a principios de los años 80.
Morales en su gestión tuvo que superar la tentación de confiscar y expropiar empresas, tal como lo hicieron sus correligionarios venezolanos. Aconsejado por Arce, lejos de hostigar a la empresa privada la apoyó, en particular a las empresas de capital extranjero, lo cual ha favorecido la inversión extranjera en Bolivia e incentivado la presencia de compañías extrajeras de diversa índole como: Petrobras, Repsol, British Gas, Canadian Energy, Starbuck’s, Hard Rock Café, KFC, y TGI Fryday’s. .
Morales y su equipo han sido previsivos y han aprovechado el incremento en las exportaciones de gas a fin de aumentar las reservas internacionales, previendo un descenso en el precio de las exportaciones de ese país o del volumen de las mismas. Las reservas internacionales se han elevado hasta representar una cifra cercana a 50% del PIB, uno de los índices más elevados del mundo.
Como lo hemos mencionado, el éxito económico de Morales se ha sustentado en la conformación de un equipo económico competente y a su capacidad de interactuar con los miembros de mismo y escucharlos, haciendo caso omiso de las tentaciones populistas. En ese sentido ha seguido el ejemplo de Ignacio Lula Da Silva, alineándose con la concepción de política económica seguida por el gobernante brasileño y concebida por el intelectual y ex presidente Fernando Henrique Cardozo. En consecuencia los dirigentes bolivianos se han movido, en el plano económico, en la órbita de influencia de la izquierda brasileña y no en la de la izquierda bolivariana venezolana, aunque aparentemente han copiado su discurso.
A la luz de la experiencia boliviana es necesario destacar, en el caso de nuestro país, la incapacidad de Maduro y su entorno de conformar un equipo económico que permita alcanzar logros similares a los del ex dirigente cocalero boliviano. Lejos de ello, la incompetencia de su equipo económico es uno de los elementos que ha contribuido a agravar la crisis que enfrentamos los venezolanos desde hace varios años. Dicha incompetencia se reveló recientemente, en la desastrosa manera como se llevó a cabo la sustitución de los viejos billetes de 100 Bs. por los de nueva denominación,
El reto que enfrenta Bolivia en la actualidad es de naturaleza democrática, dada la decisión de Morales de aspirar a la reelección, a pesar de haber perdido el referéndum. Sin embargo, dada la positiva obra de su gobierno, el gobernante boliviano no está solo en sus aspiraciones pues un importante sector de la población lo apoya.
El reto democrático en Venezuela es mayor, dada la desastrosa obra del gobierno de Maduro que ha empobrecido a la sociedad venezolana y destruido la economía; a pesar de ello mantienen sus aspiraciones de eternizarse en el poder en contra de la voluntad de más del 80% de la población.
Profesor UCV