¿Cómo ha sido la actuación de nuestros militares, desde el siglo XX a la actualidad, en cuanto a violaciones de los derechos humanos y a la corrupción? ¿Qué los ha motivado a insurgir en contra de los gobiernos, democráticos o dictatoriales? ¿Qué factores han incidido en los cambios operados en la institución? ¿Cuál será el futuro de la Fuerza Armada cuando tengamos un gobierno democrático?
Represión y corrupción durante las dictaduras del siglo XX: En tiempos del general Juan Vicente Gómez la represión estuvo a cargo de la policía. La llamada Sagrada era temible. Gómez fue un gran corrupto y su entorno se enriqueció descaradamente con el otorgamiento de concesiones petroleras. El general Pérez Jiménez utilizó a la Seguridad Nacional como cuerpo represor. Una excepción, fue cuando unos campesinos protestaron en Turén con violencia y fueron reprimidos con uso desproporcionado de fuerza por guardias nacionales. Los hombres de uniforme no se mancharon de sangre. El dictador fue un corrupto, al igual que algunos de su entorno, pero este flagelo salpicó a pocos militares.
Represión y corrupción durante la república civil: Durante los cuarenta años de la república civil hubo torturados y desaparecidos en los Teatros de Operaciones militares para combatir a la guerrilla terrorista castrista. En los mismos también había funcionarios civiles de la Digepol y del Sifa. Por otra parte, la extrema izquierda califica inadecuadamente de masacre a los enfrentamientos del ejército con grupos armados, tales como en Cantaura. En el caso de El Amparo, sí pareciera haber evidencias de una masacre a pescadores. La represión con motivo del llamado Caracazo fue desproporcionada. Los saqueos desbordaron a la policía y los soldados no tienen entrenamiento para controlar estas acciones. Culpar a los oficiales es injusto. Nuestros presidentes fueron honestos, pero sí se produjeron casos de corrupción. La compra de armamento con comisiones estuvo sobre el tapete.
Represión y corrupción durante la dictadura del siglo XXI: A partir de los sucesos del 11 de abril del 2002, la Fuerza Armada se derrumbó como institución. El Plan Bolívar 2000 fue fuente inicial de corrupción de muchos militares, y el manejo de empresas del Estado dio pie a infinidad de casos de corrupción. Las violaciones a los derechos humanos se convirtieron en la regla, especialmente por parte de la Guardia Nacional y de la Dirección de Contrainteligencia Militar.
¿Cómo pudo suceder este cambio drástico? Para perpetuarse en el poder, el teniente coronel Hugo Chávez decidió purgar y corromper a una institución que se había profesionalizado y respaldaba la democracia. Para ello, puso presos, torturó, asesinó, obligó a exiliarse y pasó a retiro a cientos de oficiales institucionalistas; colocó a muchos en puestos administrativos para corromperlos y hacerlos sumisos, y ascendió a los mediocres.
Sobre el tema de los ascensos cabe recordar que entre 1941 y el 2002, solo Eleazar López Contreras había sido ascendido a General en Jefé. El 18 de octubre de 1945 fueron pasado a retiros numerosos oficiales que no eran de escuela. En esa fecha, solo había media docena de mayores. Pérez Jiménez llegó a general de división y los generales de brigada no pasaban de una docena, ascendidos por mérito.
La Constitución de 1999, le dio potestad al presidente de la república para ascender a coroneles y generales. El argumento fue que los oficiales hacían lobby ante los políticos para ser incluidos en la lista de ascensos. Lo cual fue cierto en unos pocos casos. Cabe mencionar que Chávez-Maduro han ascendido a siete generales en jefe y a cuatro almirantes en jefe. Los mayores generales, de división y de brigada, almirantes, vicealmirantes y contralmirantes abundan como la arena, ocupando cargos por debajo de su nivel o al frente de empresa estatizadas, todas quebradas.
Ese exorbitante número de generales mediocres ha permitido la politización de la institución y que la narcoguerrilla colombiana se apodere de parte de nuestro territorio. La derrota sufrida por nuestra Fuerza Armada en Apure es vergonzosa, casi tanto como las declaraciones del general en jefe Remigio Ceballos de que “Maduro lideró el rescate de los rehenes”. Allí no hubo rescate, sino destape, porque se destapó el contubernio con la guerrilla.
Los militares y la política: Alguien dijo que los militares aspiran que su último ascenso sea la presidencia de la república. Esta exageración se deriva de los numerosos intentos de golpes de estado. Desde la creación del ejército moderno, hubo muchas insurrecciones militares. Solo tres tuvieron éxito, el 18 de octubre de 1945, el 24 de noviembre de 1948 y el 23 de enero de 1958. Únicamente el primero fue sin participación del Alto Mando militar
Después de 1958 hubo dos tipos de insurrecciones militares. Las de Carúpano y Puerto Cabello fueron por influencia y participación de militares captados por la extrema izquierda guerrillera. Las otras fueron lideradas por militares descontentos con la situación política, que se levantaron en armas, equivocadamente, por creer que son los llamados a enderezar los entuertos de los políticos. Los militares solo deben intervenir cuando se viola la Constitución, como en la actualidad. Lamentablemente, el Alto Mando es todo rojo ¿Se requerirá otro 18 de octubre?
¿Qué debe hacer un nuevo gobierno con la Fuerza Armada: ¿Hoy el peligro no son los ejércitos de países vecinos? La gran amenaza es la narcoguerrilla colombiana y venezolana. El tipo de armamento debe ser adecuado a la nueva circunstancia, donde aviones Sukhoy, submarinos y tanques pesados no se justifican. Tenemos entendido que distinguidos oficiales retirados tienen propuestas al respecto. Habrá que enjuiciar a los corruptos, dosificar los ascensos de acuerdo con méritos y a las plazas vacantes y reducir el cupo de ingreso. Eliminarla no es conveniente.
Como (había) en botica:
Apoyemos a los valientes estudiantes que iniciaron las caminatas de protesta RutaXVzla. Rechazamos los atropellos al distinguido escritor Rafael Rattia. Lamentamos los fallecimientos de Jorge González, Edgar Bermúdez, Benigno Zambrano, Juan Carlos Rodríguez y Dagoberto Jordán, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
8/06/21