A 63 años del inicio del régimen, el cubano promedio continúa agobiado por la crisis económica y social. A pesar de ello el modelo cubano se mantiene como un icono de la izquierda latinoamericana. Los líderes de ésta peregrinan regularmente a La Habana, a fin de dar testimonio de su fe en el modelo y la revolución que lo engendró. Algunos lo toman como parte de una creencia personal, pero el chavismo lo tomó como referencia para el diseño de las políticas públicas, generando una crisis muy similar a la de Cuba.
Los guerrilleros cubanos liderados por Fidel Castro ascendieron al poder a inicios de la década de 1960. En los primeros años el subsidio soviético permitió crear la ilusión de un modelo económico y social funcional. Se logró crear un sistema de seguridad social que se asemejaba en su cobertura al de países de mayores recursos. Igualmente sucedió en el campo educativo. Sin embargo una vez que los soviéticos se retiraron afloraron las ineficiencias, lo que obligó a los Castros a buscar un nuevo benefactor. Al final lo encontraron en el régimen venezolano, el cual funcionó mientras los precios del petróleo se mantuvieron en elevados niveles, pero una vez que estos colapsaron, las carencias de la experiencia cubana afloraron haciendo evidente que sin un generoso benefactor el modelo no es viable.
En el año 2010 el propio Fidel Castro reconoció las limitaciones del modelo cubano, señalando que el mismo no funcionaba ni siquiera en Cuba. Su intención, con tal expresión e inusual autocritica, fue reconocer el gigantismo del Estado cubano en aquel momento y crear un piso a la política pro mercado que su hermano estaba tratando de instrumentar, a fin de incentivar la iniciativa privada y reducir el tamaño del Estado.
Sin embargo la política pro mercado instrumentada por Raúl Castro no fue suficiente para cambiar sustantivamente la situación, pues la hipertrofia del Estado se ha mantenido al igual que su negativa influencia, coartando la iniciativa privada y cercenando las libertades individuales, lo que ha ocasionado que después de 63 años de revolución el pueblo cubano continúe agobiado por la crisis económica y social.
En el año 2021 los cubanos, frustrados por la carestía de los alimentos básicos, decidieron tomar las calles y protestar. Se trata de la mayor protesta desde el inicio de la revolución. Sin embargo el régimen ha reaccionado como usualmente lo hace reprimiendo y encarcelando a los disidentes. Ya que no se puede protestar miles de cubanos ha decidido huir en lo que se califica como la mayor emigración histórica que supera incluso la del Mariel (Rodríguez R. 2022).
A pesar de las múltiples evidencias sobre las limitaciones de la experiencia cubana la izquierda latinoamericana mantiene incólume su creencia en las bondades de ésta, lo cual hace pensar que esta creencia es más una cuestión de fe muy similar a la de cualquier secta o religión, pues carece de bases racionales. En forma similar a la peregrinación a La Meca de los musulmanes o a Jerusalén por parte de los cristianos, la izquierda latinoamericana viaja a la Habana a fin de dar testimonio de su fe en las bondades del modelo y de la revolución que lo engendró.
Uno de estos peregrinos ha sido Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el populista presidente de México. En días recientes acudió a La Habana a manifestar su admiración y reconocimiento a los cubanos por su resistencia ante el “imperio”. Sin embargo AMLO asume la creencia en las virtudes de la experiencia cubana y su reconocimiento al régimen como algo personal, que no involucra a su gestión. Como presidente de México, por el contrario, le toca complacer las demandas de Estados Unidos en relación al tema migratorio y acogerse a las nomas del acuerdo comercial con los Estados Unidos. AMLO y la dirigencia mexicana están conscientes de que este acuerdo ha estimulado las inversiones de las empresas estadounidenses en México, que han transformado al país azteca en el octavo exportador mundial de vehículos.
Hugo Chávez fue uno de los pocos que se tomó en serio el modelo cubano. El veterano líder izquierdista Luis Miquilena, cuando se desempeñó como su mentor y ministro, trató de convencerlo de la inviabilidad del modelo y que calcar el mismo no era algo conveniente para el movimiento que impulsaban y el gobierno que dirigían. Sin embargo Chávez no tomó en cuenta sus señalamientos e insistió en impulsar el socialismo del siglo XXI, impulsado por una fantasía en la cual se veía como el heredero político de Fidel Castro en Latinoamérica. Sin embargo el destino le hizo una jugarreta y le impidió concretar su ilusión. Su sucesor ha continuado calcando el modelo cubano, generando en Venezuela una crisis económica y social muy similar a la de Cuba, que ha forzado a más de 6 millones de venezolanos a emigrar.
Referencias:
Rodríguez R., J.E.2022. Los cubanos huyen masivamente del “mar de la infelicidad”. Dígalo Ahí digital. Boletín de Aragua en Red número 3, mayo 10.
Profesor UCV