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Natividad del Niño Dios

Opinión
Tiempo de lectura: 1 min.

A pocas horas del día que festejamos, conmemoramos y celebramos con inmenso regocijo y alta devoción un aniversario más del nacimiento en pesebre del Niño Dios, expreso con profunda solidaridad a nombre de mi familia y en el propio, nuestros más hondos deseos de profundo bienestar y honda felicidad familiar e individual. 

Este tiempo, que tradicionalmente lo recordamos con fiestas, comidas, bebidas y regalos, es también y debe ser de oración y acercamiento lo más próximo posible al Enviado, a Jesús de Nazaret. Esa proximidad se debe manifestar en el cumplimiento fielmente de sus mandamientos, en la práctica y predica de sus mensajes, en el tener un gran sentido vocacional de servicio a la colectividad y al prójimo, con privilegio por los más pobres y vulnerables, en la práctica constante de la solidaridad que se concreta en la caridad con el más necesitado y estar al lado de nuestro hermano en las buenas y en las malas, cuando se sube, pero también cuando se está en bajada. Una buena compañía solidaria, un buen consejo o mensaje tienen mucho más valor que cualquier presente material que lógicamente también necesitamos para desenvolvernos adecuadamente, pero no debe ser lo más importante. Recordemos la vieja sentencia que apunta: “Era tan pobre que lo único que tenía era dinero”. El dinero sin duda alguna nos hace falta porque lo intercambiamos para satisfacer nuestra materia y desenvolvernos con normalidad, pero nunca debe constituir el “Leitmotiv” de nuestra existencia. Los valores no materiales (espiritualidad, amor, paz, solidaridad, servicio, fe, amistad, confianza, empatía, esperanza, caridad, libertad, justicia y podemos seguir agregando muchos más) son los fundamentales en nuestro paso terrenal y constituyen el excelente motor que mueve la materia: un espíritu entristecido o menguado produce un ser humano pesado, macilento y difícil de mover. Por ello la alimentación espiritual es fundamental y necesaria porque es con ella que nutrimos el motor que nos mueve. Esa alimentación, entre otras, la encontramos en la oración con imperturbable fe, siendo solidarios, serviciales, sembrando esperanza y optimismo ciertos en tiempos muy distintos y mucho mejores, siendo auténticos en sujeción a la escala de valores humanistas que debe orientar nuestra vida.

Feliz y venturosa natividad de Jesús y que el año que se inicia en próximos días sea escenario donde veamos realizados nuestros más caros sueños, es decir, que el año nuevo sea nuevo de verdad, lo deseamos con inmensa solidaridad y fraternidad.