Adolfo Hitler, en su demoniaca idea de apoderarse de mundo, se rodeó y utilizó las más altas inteligencias científicas de la época, particularmente las dedicadas a la cohetería, física nuclear, armas químicas y de la experimentación médica. Eran gente especializadas que llamaron “Armas maravillosas del Tercer Reich”.
Originalmente y concluida la segunda guerra mundial en 1945, un ingeniero científico de la Universidad de Hannover, llamado Werner Osen realizó una investigación que concluyó en una lista de los científicos más relevantes del Tercer Reich, con la idea que el gobierno de los Estados Unidos los entrevistarán, pero que más adelante tomó la decisión de tenerlos cautivos, con libertades y atenciones en su territorio, lo que se llevó a cabo con una operación ultra secreta que llamaron “PAPERCLIP”.
En la lista elaborada aparecía en primer orden Wernher van Braun, que dedicó su vida al desarrollo de cohetes para la conquista del espacio. Von Braun fue nacionalizado estadounidense en 1955, fue integrado a la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) y fue el gran creador del cohete que llevó al hombre a la Luna por primera vez y tal vez el científico más destacado de la NASA.
Se estima que con esta operación los Estados Unidos reclutó a más de 700 científicos alemanes y ello lo tuvieron y aún tienen en el más absoluto secreto, tal vez por tratarse de personas fuertemente vinculadas a Hitler.
Esta operación Paperclip, originalmente Overcast, fue concebida por el Servicio de Inteligencia Militar de los Estados Unidos para extraer de Alemania a los más calificados científicos nazis y ejecutada por la Agencia de Objetivos de Inteligencia, que era una institución dependiente del Departamento de Estado, creada con ese solo propósito y disuelta en 1962.
Así pues, mucho del adelanto científico y particularmente espacial de los Estados Unidos se debe a cerebros alemanes que extrajeron intencionalmente como rehenes de guerra. Aún a estas alturas las intimidades de la operación Paperclip no se conocen y están bajo la estricta reserva del Estado.
Estos científicos alemanes se entregaron a los Estados Unidos con el mismo o quizás mayor fervor conque le sirvieron a Hitler. Cambio de jefe, cambio de conducta de quienes lo siguen. Mucho de la investigación espacial de los Estados Unidos se mantiene en absoluto secreto, a lo mejor para no crear mayores preocupaciones a la humanidad. Son muchas las declaraciones y testimonios de gente íntegramente serías, además de vídeos aficionados que apuntan a la existencia de vida más allá de la nuestra y que somos diariamente vigilados por seres extraterrestres. A pesar de los contundentes indicios, todo este tema se mantiene en la especulación y consideración incierta. Más adelante nosotros o quienes nos sucedan conocerán la verdad de todo esto, ojalá para ese momento estemos preparados.