El comentario de la semana
Los habitantes y visitantes de Maracay sufrimos el pasado jueves las contradicciones emocionales que genera un acto que ha debido ser de regocijo para todos, opacado por un despliegue militar y policial digno de un país en guerra y no del tipo que el gobierno, falsamente, dice estar enfrentando.
El Teatro de la Opera (TOM) fue reinaugurado después de un muy largo y costoso período de refacción, que comenzara en la gestión del gobernador anterior, hoy acusado de corrupto por el actual, ambos compañeros de partido, sin que hasta la fecha se haya abierto una averiguación al respecto, y lo que es peor, quienes tuvieron la obligación de supervisar su gestión y no lo hicieron, hoy se postulan para representar a Aragua en la Asamblea Nacional a ser electa el 6D.
Definitivamente y sin conocer cuánto costó y como quedó la obra, algo que solo saben algunos elegidos invitados a la reinauguración, saludamos todo lo que signifique mejoras y apoyo a la abandonada actividad cultural aragüeña, así como también las obras de recuperación de espacios públicos para el disfrute ciudadano. Lo que no entendemos es que lo reseñado conviva con una situación caótica a nivel de las instalaciones y equipamiento de las dependencias sanitarias y educativas del estado, las cuales atraviesan uno de sus peores momentos a juicio de sus usuarios y trabajadores.
¿Cómo se asignan las prioridades?, ¿seguiremos cambiando mármoles de Carrara por luces de colores?, ¿el TOM será para la cultura o para actos político partidistas? son incógnitas a despejar, cuánto antes mejor.
31/10/2015