
La semana pasada inicié el relato del “proceso de reparo” de las firmas
recolectadas por la oposición venezolana a finales de 2003, destinadas a
solicitar la revocatoria del mandato de Hugo Chávez Frías. Con base en mis
crónicas y artículos, publicados en junio de 2004, adaptados para mayor
claridad, este texto describe los eventos de los cuatro días que duró el
proceso. El objetivo es sintetizar los obstáculos impuestos y destacar el
extraordinario esfuerzo de la sociedad civil y los partidos democráticos
para fortalecer la democracia en Venezuela, a pesar de las trabas.
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El proceso de Reparo. Segunda Parte
(Basado en el resumen de textos originales escritos en junio de 2004)
A pesar de que será el tema con el que abriré esta parte final de la
crónica de lo sucedido entre el 27 y el 30 de mayo de 2004, durante el
Proceso de Rectificación o Reparo de las firmas recogidas para solicitar la
revocatoria del mandato de Hugo Chávez Frías, debo resaltar desde el
principio que la violencia, al menos contra los firmantes, no fue la tónica
general del evento y por eso lo escribo entre signos de interrogación y me
concentraré después en describir otros elementos que se desplegaron para
entorpecer ese proceso de recolección de firmas y que creo que fueron más
relevantes.
¿Violencia contra los firmantes?
Las experiencias de los dos procesos previos de recolección de firmas
anticipaban hostilidades hacia los Centros de Reparo (CR) y los firmantes.
En barrios y sectores populares, grupos de simpatizantes de Chávez Frías se
apostaban frente a los CR, insultando y gritando a los ciudadanos que
acudían a firmar. Por las calles, frente a los CR, circulaban caravanas de
vehículos con banderas rojas, bocinas estridentes y motorizados que lanzaban
cohetones a las filas de firmantes, buscando intimidar e impedir las firmas.
Estas acciones, salvo excepciones, ocurrían ante la pasividad de los
efectivos del Plan República y la total indiferencia del Consejo Nacional
Electoral (CNE), el árbitro electoral. Pero, la presencia de medios
nacionales e internacionales, observadores de la OEA, del Centro Carter y de
partidos políticos internacionales (como la Internacional Socialista y la
Democracia Cristiana) y líderes de la Coordinadora Democrática (CD)
contribuyeron a disuadir parcialmente estas agresiones, brindando
solidaridad y apoyo a los voluntarios en las mesas.
Agresiones a la prensa
En algunos casos, al encontrar resistencia de los firmantes, los agresores
atacaron a periodistas, robándoles cámaras y equipos. Una reportera agredida
requirió atención médica tras un incidente. Medios como Globovisión
instalaron cámaras permanentes en varios CR, registrando enfrentamientos.
Voceros del Comando Ayacucho negaron la responsabilidad de sus seguidores,
alegando que los agresores eran “opositores disfrazados”. Sin embargo,
videos y fotografías evidenciaron claramente a los responsables. En los CR
más hostigados, que cerraron el día viernes antes de las 6:00 p.m. por
seguridad, los ciudadanos en fila prometían regresar temprano al día
siguiente para completar su firma. No dudo que lo harán.
Rumores y agresiones puntuales
La Sala de Asistencia a Agentes de Reparo de la oposición recibía
constantes rumores de violencia, que al verificarse resultaban menos graves
de lo reportado. Sin embargo, sí se registraron agresiones a voluntarios
opositores cerca de los CR, especialmente a militantes de Primero Justicia,
cuyo “centro de llamadas” fue allanado por una policía política bajo la
acusación de un supuesto “delito”. También se atacó a voluntarios de Súmate,
ONG que apoyaba técnicamente a la CD. Pero todos estos actos, como dije,
eran básicamente puntuales, para desalentar la intención de los firmantes
por “reparar” sus firmas.
Retrasos e intentos de confusión
El jueves 27, durante la instalación de los CR, como ya expliqué, algunos
no abrieron debido a fallos atribuibles al CNE: materiales incompletos o no
entregados, ausencia de agentes progubernamentales, restricciones de
soldados del Plan República, falta de computadoras u operadores sin
capacitación. A pesar de ello, el viernes, primer día oficial de firmas, más
del 95% de los CR ya operaban a las 9:30 a.m., y la afluencia ciudadana fue
notable, entendiendo que se trataba de un proceso que duraría cuatro días y
al que no asistían todos los venezolanos en capacidad de votar o firmar,
sino solamente aquellos cuyas firmas habían sido rechazadas.
En varios CR, simpatizantes de Chávez Frías intentaron confundir a
firmantes poco informados, instándolos a que se buscaran en el tomo de
firmas “validas” y a firmar, para “ratificar” su firma, y de esta manera
invalidaban su firma. No fueron muchos los que cayeron en esta trampa. Los
testigos opositores, bien preparados, neutralizaron estas maniobras, y los
voluntarios de la CD contribuyeron a aclarar las dudas a los ciudadanos.
Otros obstáculos incluyeron actuaciones irregulares de soldados del Plan
República, que en sitios como Caracas, Valencia, Tinaquillo, Puerto Ordaz,
Maracaibo, Vargas, Barquisimeto, Aragua, etcétera, retrasaron el proceso
asumiendo tareas fuera de su competencia. Algunos obstáculos eran risibles,
en medio de lo trágico, como el caso de un CR que fue cerrado porque al
Ministerio de Agricultura se le ocurrió fumigarlo ese día y desalojó a todos
los que allí estaban. En otros casos se derramaba “accidentalmente” la tinta
indeleble sobre los cuadernos; no hubo grandes daños, pues afortunadamente
esa tinta resulto, muy “endeble”; los que reparaban en la mañana, a media
tarde en su dedo meñique ya no tenían ¡ni trazos de tinta! y sin intentar
quitarla con acetona o simple jabón.
Maniobras administrativas
Una argucia empleada en algunos CR fue la intervención de “notarios
públicos” que, con partidas de defunción, revisaban cuadernos para señalar
firmas de supuestos fallecidos. Curiosamente, en algunos CR, personas
declaradas “muertas” acudían a firmar, desmintiendo estas acusaciones. Otro
problema fue la manipulación de los Cuadernos de Reparo −a la que ya me
referí, al reseñar el jueves 27−, modificados por el CNE tras su impresión,
sin informar adecuadamente, lo que generó errores en actas y confusión entre
firmantes, algunos de los cuales descubrieron que sus firmas seguían
invalidadas, sus nombres alterados o sus cédulas asociadas a datos erróneos.
La cédula bolivariana como obstáculo
La cédula de identidad se convirtió en el principal instrumento de
obstrucción. En algunos CR, se intentaba rechazar cédulas por no incluir
“República Bolivariana de Venezuela”, por discrepancias en fechas de
nacimiento entre la cedula y el “cuaderno de reparo”, por estar deterioradas
o por parecer “falsas” a criterio arbitrario de los Agentes de Reparo. Me
informé de un caso, de una ciudadana que fue impedida de firmar porque
supuestamente el código de su cédula, el que está situado encima de la firma
del funcionario, no correspondía a Caracas, aunque resolvió el problema al
día siguiente con apoyo legal de la CD. El día de ayer (viernes 28) ya había
salido el Memorando 792 del CNE, en el cual se dice claramente que ninguna
de esas razones puede impedir que alguien, con CI laminada, pueda “reparar”
su firma. Pese a eso, las trabas persistieron, aunque con menor intensidad.
“Operación morrocoy”.
A partir del segundo día, sábado 29, las mesas operaron con mayor
regularidad, pero los agentes y testigos progubernamentales aplicaron una
“operación morrocoy”, dilatando el proceso con verificaciones excesivas de
cédulas. Esta estrategia buscaba agotar a los firmantes, pero la preparación
de los voluntarios opositores y las campañas en los medios contrarrestaron
estas tácticas. La afluencia se mantuvo, incluso bajo lluvia intensa en
algunas zonas.
Rueda de prensa y represión a las “Cuevas del Guácharo”.
Una rueda de prensa del Comando Ayacucho del día sábado reflejó la
desesperación de los simpatizantes de Chávez Frías. A partir de entonces, se
intensificaron los retrasos en las mesas y los ataques a los “centros de
información” de la oposición, como las “Cuevas del Guácharo”, organizadas
por la CD, para apoyar a los Testigos y voluntarios. En estados como Zulia y
Anzoátegui, estos locales fueron allanados, registrados o cerrados, y en
algunos casos, simpatizantes opositores fueron detenidos.
Estrategias finales y éxito opositor
El sábado 29, la oposición ya había consolidado su éxito, superando el
número de firmas requeridas para solicitar el referendo revocatorio. El
domingo 30, último día, se enfocó en asegurar un margen amplio para
contrarrestar posibles maniobras del CNE. La estrategia gubernamental de
promover la “retirada” de firmas fracasó: menos del 5% de los firmantes
(unas 70.000 personas) acudieron a retractarse, frente a un 15% esperado
(285.000). La movilización progubernamental se desvaneció prácticamente
desde el sábado al mediodía, quedando apenas pequeños grupos de motorizados
y vehículos intentando intimidar, sin éxito.
Denuncias de fraude y auditorías
Ante el fracaso, el gobierno intensificó las acusaciones de “fraude” por
supuesta clonación de cédulas, respaldadas por allanamientos a sedes de
partidos opositores como Acción Democrática, Primero Justicia y COPEI. El
CNE, a través de su presidente Francisco Carrasquero, alentó “verificaciones
estrictas” de cédulas, contradiciendo sus propias normas. También se
solicitó excluir firmas de supuestos fallecidos (0,23% del total) y auditar
los Cuadernos de Reparo, un proceso ya realizado y que además había sido
rechazado por los propios simpatizantes de Chávez Frías, pero que ahora les
parecía adecuado. Estas maniobras buscaban deslegitimar los resultados, pero
fueron desmentidas por la evidencia y la supervisión de observadores
internacionales, como la OEA y el Centro Carter, sobre todo este último, que
recordó que contaban con copias de las actas y estaban listos para
proporcionar los resultados de un “conteo rápido” que habían efectuado y que
permite tener una aproximación estadística de los resultados en muy breve
tiempo. Por su parte César Gaviria declaró que duda que los informes sobre
fallecidos o cedulas de identidad clonadas puedan interferir en el proceso
de anunciar los resultaos en el tiempo previsto por el CNE.
Conclusión
El gobierno de Chávez Frías subestimó la determinación ciudadana y
sobreestimó el impacto de sus medidas populistas, como las “misiones”, y la
eficacia de su maquinaria electoral, el Comando Ayacucho. La oposición, en
cambio, demostró organización y tenacidad, logrando un éxito rotundo en el
proceso de reparo. La transición pacífica dependerá ahora de la disposición
del gobierno a aceptar los resultados.
Reflexión en el tiempo presente.
El referendo revocatorio del 15 de agosto de 2004 registró 3,9 millones de
votos a favor de revocar a Chávez Frías, 1,5 millones más que las firmas
validadas tras el reparo. Sin embargo, los 5,8 millones de votos en contra
de la revocatoria, aseguraron su continuidad. Veintiún años después, debemos
reconocer algunos hechos: Primero, que la oposición subestimó el impacto de
las “misiones” y los retrasos impuestos por el CNE, que seguramente
modificaron la percepción y el apoyo de la población al gobierno de Chávez
Frías. Y segundo, que hubo un prolongado proceso de intimidación que
seguramente también afectó los resultados del referendo, a pesar del
entusiasmo demostrado en los procesos de recolección de firmas y “reparo” de
las mismas. Sobre este segundo punto es necesario recordar algunos hechos,
que seguramente para muchos son desconocidos u olvidados.
El 17 de octubre de 2003, Hugo Chávez Frías afirmó que quien firmare a
favor de la realización del referendo revocatorio: "quedará registrado para
la historia, porque va a tener que poner su nombre, su apellido, su firma,
su número de cédula y su huella digital". (El Universal 17 de octubre de
2003, ver en: https://bit.ly/3Sf2uLH), posteriormente, mediante una carta
del 30 de enero de 2004, designó al diputado Luis Tascón para que en su
nombre solicitara al CNE, copia certificada de las firmas recogidas entre el
28 de noviembre y 1 de diciembre de 2023. (Programa ¡Aló Presidente!, N°
180, 1 febrero de 2004, pág. 29; ver el siguiente vinculo:
https://bit.ly/3GKsg7Y)
Eso estimulo a que en febrero de 2004 el mencionado diputado, divulgara una
base de datos, que le proporcionó el CNE, con los nombres y números de
cédula de los ciudadanos que habían firmado la solicitud del referéndum. Ese
listado, conocido desde entonces como “Lista de Tascón” se utilizó para la
discriminación política, afectando a ciudadanos en el acceso a empleos y
servicios públicos. El propio Chávez Frías, según El Universal, el 16 de
abril de 2005, pidió a sus funcionarios "archivar y enterrar la famosa lista
de Tascón" que "seguramente cumplió un papel importante en un momento
determinado, pero eso pasó"
No obstante, el “proceso de rectificación de firmas” o de “reparo”, que he
reseñado, permanece como una gesta importante de la sociedad civil y los
partidos democráticos por defender el estado de derecho y es un testimonio
de la constancia y tenacidad del pueblo venezolano.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/