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Sanciones y restauración de la democracia

Opinión
Artículos de opinión
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El diálogo entre la oposición y el gobierno le ha permitido al régimen de Maduro ganar tiempo, el cual ha utilizado para afianzarse en el poder. Masacrando las protestas alimentadas por el descontento social que genera una crisis humanitaria sin precedente. Reprimiendo a la oposición política, cuyos dirigentes han sido enviados a la cárcel o forzados al exilio. Además de ello, ha logrado instalar una fraudulenta Asamblea Constituyente (ANC), elegida en una votación inflada por una autoridad electoral integrada por militantes del partido de gobierno. En consecuencia, la oposición política luce dividida ante temas tan neurálgicos como el de las elecciones regionales, las cuales serán conducidas por el mismo ente comicial, lo cual arroja dudas razonables sobre la pulcritud del evento. Diversos actores sociales como la iglesia católica venezolana, los cancilleres de los principales países de América y Europa, coinciden en que la democracia en Venezuela ha naufragado y que Maduro y sus socios han logrado implementar una dictadura en el país, para lo cual han contado de manera diligente con el ex presidente español Rodríguez Zapatero y el ex presidente de la República Dominicana Leonel Fernández (Ver: Rodríguez R., J.E. “Diálogo fructífero… para la dictadura en ciernes. DÍgalo Ahí, n° 6, 23 de septiembre, 2017)

Según la prestigiosa revista The Economist la restauración de la democracia en Venezuela depende fundamentalmente de factores externos, debido al estado de postración de la oposición interna. En este sentido, adquieren relevancia la intervención de la comunidad internacional y la aguda escasez de divisas que puede generar una situación de insolvencia. Los Estados Unidos ha sido uno de los países más activos en la aplicación de sanciones que han ido desde sanciones individuales hasta las más recientes sanciones financieras selectivas, que buscan imposibilitar que tanto el gobierno como PDVSA, puedan obtener nuevo endeudamiento en el mercado de Nueva York. Estas sanciones han sido apoyadas por influyentes líderes republicanos como Marco Rubio y por reconocidas ONG como Human Rights Watch (HRW), quienes señalan que sin sanciones los dirigentes venezolanos no enfrentaran presiones tangibles que los hagan cambiar de conducta.

The Economist señala que algunos escépticos plantean que para que las sanciones sean efectivas deben ser multilaterales y reversibles, en caso de que el gobierno venezolano decida embarcase en negociaciones serias con la oposición. En esta perspectiva, ha sido una buena noticia la reunión del grupo de Lima donde 11 cancilleres decidieron aislar a Venezuela tanto en el tráfico de armas como en cuestiones financieras, lo cual va orientado en la misma vía de las sanciones estadounidenses. El canciller de Perú Ricardo Luna, señaló en una entrevista al diario El País, que la comunidad latinoamericana está cada vez más consciente de la necesidad de presionar a Venezuela mediante sanciones que puedan ampliarse e incorporar a los países de la Unión Europea. Estas sanciones tendrían como objetivo final, generar una crisis en el régimen y obligar a la renuncia de Maduro. Sin embargo, según la revista The Economist, los países de la región están vacilantes frente a esta posibilidad, ya que después de las sanciones aprobadas en Lima parecen estar indecisos con respecto a qué acciones tomar de ahora en adelante.

Frente a las sanciones de Estados Unidos y los países de América Latina, es previsible que Maduro busque apoyo en sus aliados autoritarios como Rusia y China. En ese sentido, es probable que recurra a ellos por fondos extras, para pagar la deuda y evitar una cesación de pagos, que lo expondría a las sanciones de sus acreedores. En este sentido, es poco probable que China corte la ayuda a un socio en problemas. Rusia anda en la búsqueda de oportunidades y en abril le prestó a Venezuela mil millones de dólares obteniendo concesiones petroleras en retorno. Venezuela solicitó recientemente la reestructuración de la deuda rusa, así lo informó el ministerio de finanzas ruso.

Es probable que en el corto plazo el régimen de Maduro logre evitar la cesación de pagos con la ayuda de sus socios autoritarios. Pero en el largo plazo la decidida posición del canciller de Perú, del Secretario General de la OEA Luis Almagro y del gobierno estadounidense, así como la larga resistencia de la disidencia venezolana, lograrán que al final la democracia prevalezca. Así lo afirma la revista The Economist, quien señala que en el largo plazo Maduro y sus aliados no lograrán implantar una dictadura al estilo cubano en Venezuela. La revista destaca las diferencias entre el régimen cubano y el venezolano. El régimen de Maduro es corrupto y poco apreciado. Venezuela no es una isla y tiene una fuerte tradición democrática.

Nota: este artículo está basado en una traducción libre del artículo “Punishing Nicolas Maduro” publicado en la revista The Economist, en el número correspondiente a septiembre 14 de este año.

Profesor UCV

josenri2@gmail.com