En la Venezuela de hoy está en juego si se renueva o no el liderazgo opositor, y si se promueve o no una movilización masiva de la ciudadanía antes del 2024, como parte de una estrategia de fortalecimiento de las capacidades de los demócratas para hacer que Venezuela desplace al régimen de Maduro y del Socialismo del Siglo XXI que la han sumido en la peor crisis de su historia.
Ningún actor con responsabilidad política en la Primaria ni con conductas proactivas ante esa disyuntiva es “políticamente neutro” o puede pretender ser visto como un “juez imparcial”.
Y es así como no son neutros los miembros de la CNP ni los son quienes opinan en favor o en contra de la participación del CNE con sus capta huellas en la Primaria.
Es un hecho que los dirigentes de partidos del G3, sus representantes en la CNP y sus voceros en los medios, son activamente contrarios a la idea de renovación del liderazgo opositor, y son partidarios de cualquier mecanismo que reduzca la posibilidad de una gran movilización en la Primaria, porque tal movilización actuaría en favor de aquella renovación para ellos indeseable.
En fin, no hay que presumir la deshonestidad de alguien que está parcializado por el protagonismo del CNE en la Primaria o que está contra la renovación del liderazgo opositor; después de todo, cada miembro de la CNP es un ciudadano con derecho a tener esas u otras posiciones.
Pero también quienes adversan esas posiciones tienen derecho a defender las suyas propias y a confrontar aquellas que les parecen sesgadas y negativas para los propósitos de la Primaria y del fortalecimiento de la Oposición.
En esos términos está planteada hoy la diferencia que existe entre quienes consideran necesario renovar el liderazgo opositor y provocar una movilización masiva con la Primaria, y quienes rechazan esas ideas.
6 de junio 2023