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Solo la fe

Opinión
Artículos de opinión
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Lo que quedó demostrado el Miércoles Santo, con la procesión en carro de la imagen del Nazareno de San Pablo, y con otras tantas estatuas en el interior del país, es que los venezolanos están claros de que la única cosa con la que pueden sostenerse es la fe.

Con razón los de la cúpula rojita le tienen tanto miedo a la Iglesia. El clero es escuchado por la feligresía que sabe que en sus sacerdotes puede encontrar consuelo. Pero también porque son valientes servidores de Dios y del pueblo que están dispuestos a decir la verdad.

El cardenal Baltazar Porras ha dicho lo que todos los ciudadanos temían, hay un mercado negro de vacunas, pero no solamente son algunos que con viveza criolla pretenden hacer dinero a costa de la necesidad de la gente sin el menor escrúpulo. También el régimen es responsable de que esto pase, sobre todo si se toma en cuenta que en su lista de prioridades para aplicar la inmunización no están precisamente los que más las necesitan.

Lo gritan las enfermeras, que han dicho claramente que las engañaron. No han vacunado a muchas y son demasiados los fallecidos entre el personal de salud. Los médicos cubanos sí fueron beneficiados con las decisiones rojitas, como si fueran ellos los únicos que batallan en los hospitales contra el virus mortal. Para los venezolanos nada.

Esta discriminación palpable, más la denuncia del cardenal, asusta más a los ciudadanos que no encuentran otra manera de protegerse sino con un escudo de fe. Imágenes del Nazareno pasaron frente a hospitales y edificios y la gente lo que más pedía es que los protegiera contra el covid-19, porque más nadie lo hace.

También se entiende que al régimen no le gusten las redes sociales, sobre todo porque por ellas circulan las fotos tan dantescas como la de los cadáveres en la morgue de Bello Monte, en Caracas. Esa imagen es la prueba palpable de que los que están aferrados al poder mienten todos los días y de que poco les importa que los venezolanos mueran por cientos.

Por eso, ojalá que esta Semana Santa haya servido para que la gente reflexione y entienda que la mejor manera de salvarse del covid es la prevención que pueda aplicar cada uno desde su hogar. Esperar ser vacunados o asistidos por el régimen es más que esperar un milagro.