Es conocida la grave e inocultable escasez de medicamentos e insumos médicos- quirúrgicos en hospitales y ambulatorios de la red pública de salud, razón por la que sus familiares deben adquirir la totalidad, o la mayor parte de los suministros que requiere el enfermo. Hasta los formatos de las historias clínicas de los establecimientos de salud deben ser comprados por los pacientes, mientras que los récipes para hacer las indicaciones son de papel reciclable donados por los trabajadores de la salud o por quienes acuden a recibir atención.
Esta escasez de medicinas e insumos que no se consiguen en la red pública, hace que la gente tenga que comprar todo, o casi todo, lo cual coincide con un estudio del Dr. Marino González, quien demuestra con cifras de la OMS que Venezuela es el país con mayor “gasto de bolsillo” de América Latina, hecho contrario al discurso de “gratuidad de la salud” que mantiene el gobierno, y de lo que ha hecho tanta publicidad.
Según la OMS, la Organización Mundial de la Salud, el gasto de bolsillo en salud “es el gasto en salud que más impacto tiene en el presupuesto del hogar, siendo la fuente de financiamiento más inequitativa y menos eficiente. El gasto de bolsillo podría tornarse un evento catastrófico para las familias”. El gasto de bolsillo es un componente muy importante del gasto privado. El gasto de bolsillo incluye: medicamentos, insumos médicos, lentes, aparatos ortopédicos y terapéuticos, honorarios a profesionales de la salud, servicios dentales, estudios paraclínicos, servicio de hospitalización, servicio de emergencia domiciliaria, entre otros.
Esta erogación es parte de la decisión de las personas de buscar salud al costo que sea, vendiendo sus pocos activos, o endeudándose, explicado por los Economistas como la “inelasticidad de la demanda”, lo que dicho en cristiano significa que la vida no tiene sustituto. La OMS recomienda disminuir el porcentaje del gasto por debajo del 10 %.
Volviendo al estudio del Dr. González, en el gráfico de gasto de bolsillo cómo % del gasto total en salud, insertado, se constata como nuestro país pasó de 50,6 % en 1.995, que era muy alto, a 65,8 % del gasto total en salud en 2.013, mientras países vecinos lo disminuyeron, pasando a ser el más alto de América Latina. En resumen, la salud en Venezuela está privatizada, aunque la red de servicios sea pública. Esto hace que seamos el país con menor equidad en salud de nuestro continente, lo cual favorece el incremento de la pobreza, al tener los ciudadanos que vender su patrimonio para salvar la vida del ser querido enfermo. Sabemos que el presupuesto asignado al sector salud es insuficiente y peor manejado. Habría que revisar si lo poco estipulado para la salud se queda en el camino, obligación contralora que debe realizar la AN, pero eso es harina de otro costal.
Si a esto se le agrega la conocida escasez de medicamentos en la red de farmacias privadas, y en la pública también, acompañado de un incremento feroz en sus costos, podremos entender que el discurso de la salud gratuita es solo un discurso, negado por la realidad, y la explicación del porque los especialistas han señalado que mueren personas por falta de tratamiento oportuno. No puede ser de otra manera, a menos que los libros de medicina mientan.
Por todo lo anterior, el próximo gobierno, tanto en el ámbito nacional, como en los Estado, van a recibir unos servicios de salud gravemente deteriorados, con pacientes que se mueren por falta de insumos, con financiamiento insuficiente, por lo que se deben llegar a acuerdos con actores fundamentales para enfrentar tan grave situación.