El próximo 12 de octubre se celebra el día de la “Resistencia indígena” bautizado así por el presidente Chávez, en honor a la supuesta resistencia de los indígenas venezolanos frente a los conquistadores españoles. En esa misma línea, los dirigentes del chavismo como Jorge Rodríguez y algunos escribidores de la página de Aporrea, han acusado a los conquistadores como Francisco Fajardo de haber cometido genocidio contra los indígenas los cuales, según su versión, eran unas blancas palomas que no mataban ni una mosca.
Esta visión del chavismo sobre la conquista y la historia que se gestó alrededor de la misma, no es originaria de esta tendencia política. En las décadas iniciales del siglo XX, el Partido de la Revolución Institucional (PRI) de México introdujo estas ideas en el sistema escolar mexicano. En consecuencia, varias generaciones de mexicanos fueron educados en la idea de que ellos eran descendientes de los aztecas o mexicas, civilización ésta que había sido destruida por los crueles conquistadores españoles a fin de apropiarse de la riqueza que los indígenas poseían. Esto formó parte del tinglado ideológico que construyó el PRI, a fin de sostener el régimen totalitario que instauró y que se prolongó por varias décadas, dando lugar a un régimen que fue llamado “la dictadura perfecta” por el escritor Mario Vargas Llosa. La prolongación en el tiempo del régimen instaurado por el PRI se debió, entre diversos factores, a la violencia sistemática que ejerció contra todo aquel que osó oponerse a sus designios. Uno de los eventos más conocidos de esta política del terror del PRI fue la masacre de Tlatelolco en la cual se reprimió sin piedad a un grupo de estudiantes mexicanos dando lugar a un saldo de cientos de muertos y más de mil heridos.
En su visión de la conquista, el PRI sembró en la mente de los escolares mexicanos que las tribus que se aliaron con los españoles para derrotar a los aztecas eran traidores. A los conquistadores españoles se les presentó como seres crueles y despiadados, quienes en su ambición de riquezas no se detuvieron a la hora de masacrar a los indefensos y pacíficos mexicas. En las regiones más pobres de México fue donde el PRI pudo imponer con más éxito su ideología y logró borrar todo vestigio del paso del conquistador Hernán Cortés por esas zonas, donde ya no queda ninguna huella de los poblados que el español y sus hombres fundaron. A este fin, el de introducir en la mente de los mexicanos una idea negativa de los conquistadores, se unió parte de la intelectualidad mexicana como los comunistas (estalinistas) Siqueiros, Orozco y Rivera. Este último pintaba una caricatura de Cortés y sus hombres presentándolos como aves de rapiña, sedientos de oro.
Esta visión de la conquista de México ha venido replanteándose desde hace varias décadas gracias al aporte de un sector de la intelectualidad mexicana, entre los cuales destacan escritores e historiadores de la talla de Octavio Paz y Enrique Krauze. Octavio Paz, el premio nobel mexicano, llegó a expresar “el odio hacia Cortés no es solo el odio hacia España, sino hacia nosotros mismos”. En esta nueva visión, la historiadora Andrea Martínez plantea que la conquista fue una “guerra de indios contra indios. Los españoles eran una fuerza muy pequeña para lograrlo por sí mismos”. Los indígenas subyugados por el imperio azteca, el cual los obligaba a pagar tributos, vieron en Cortés y sus hombres la oportunidad de liberarse del yugo al que los aztecas los tenían sometidos. En consecuencia, se aliaron con éstos para derrotar a los mexicas. En esta alianza fue clave la llamada “malinche”, una indígena que se convirtió en amante de Cortés y le servía de traductora pues hablaba varias de las lenguas de los diversos grupos indígenas. Al hacer esto la “malinche”, servía a los intereses de su pueblo que era uno de los oprimidos por los aztecas.
Uno de los esfuerzos más interesantes y documentados para la construcción de una nueva visión de los conquistadores, fue llevado a cabo por el diplomático mexicano Juan Miralles, el cual escribió una biografía de Cortés en la cual lo presenta como el creador de un nuevo mundo. Si bien es cierto que destruyó al imperio azteca con el apoyo de sus aliados indígenas, también es cierto, argumenta Miralles, que creó las bases de un nuevo mundo que condujo al México de hoy en día. Esa creación se basó en aportes materiales como la introducción de rubros como el café, naranjas y ganadería y la llamada “cultura del caballo”, que transformó la fisonomía productiva de muchas regiones mexicanas donde la población reconoce el aporte de los conquistadores y lo destacan con orgullo. Los conquistadores proveyeron una lengua y una religión sobre las cuales se cimentó una cultura. Finalmente Cortés y sus hombres se amancebaron con las indígenas, que los caciques de las tribus les entregaron como regalo, dando inicio a un mestizaje que se prolongó por siglos construyendo el México mestizo de hoy. La cruel paradoja de la historia es que los mexicanos no son descendientes de los aztecas sino de la “malinche” y los pueblos que ellos calificaron como traidores. El título del libro de Miralles es bastante revelador de su tesis: “Hernán Cortés el inventor de México”. El libro de Miralles será llevado a la TV mexicana en la forma de una serie, con la intención de contribuir a la revisión de la envenenada y sesgada visión impuesta por el PRI y los comunistas mexicanos.
En la nueva visión de la conquista, los aztecas no salen bien parados. Cuando los españoles hicieron el primer contacto con los mexicas se horrorizaron por la crueldad de éstos. Las crónicas describen que practicaban sacrificios humanos con los prisioneros de guerra y durante estos rituales, ríos de sangre descendían de los monumentos donde realizaban esta ceremonia. Esto era parte de sus creencias mágico religiosas. Además, en la gastronomía que desarrollaron se incluían platos con carne humana que eran muy demandados, especialmente cuando utilizaban la carne de los rollizos caiques de algunas de las tribus sojuzgadas por ellos. El dilema que enfrentaban estas tribus era sencillo, aliarse con los españoles o terminar en la mesa de los mexicas como parte de un suculento almuerzo.
Profesor UCV
Nota: buena parte de esta publicación proviene de una traducción libre que hicimos de un extenso artículo publicado sobre el tema en la revista inglesa “The Economist”: “The conquest of Mexico: on the trail of Hernán Cortés., diciembre 20, 2014.