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Venezuela, un actor marginal en un mercado petrolero que se reactiva.

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En el primer trimestre de este año se ha producido una reactivación del mercado petrolero, después del colapso del 2019. Ello se ha traducido en un repunte de los precios por encima de los 60 dólares. Uno de los logros del chavismo ha sido convertir a Venezuela en un actor marginal de este mercado, por lo que es poco probable que nuestro país se beneficie del repunte mencionado.

Desde el año 2019, o posiblemente antes, estamos entrando en una nueva era que podríamos llamar post-petrolera, donde los derivados del crudo no juegan el rol determinante que desempeñaban previamente. Las presiones de los ambientalistas y el cambio climático están impulsando la demanda de nuevas tecnologías basadas en otras fuentes de energía, como el carro eléctrico. Se esperaba que la demanda de crudo llegara a un tope dentro de varios años, pero, la Covid 19 hizo que esto se adelantara. Producto del confinamiento la economía global se contrajo, lo cual provocó un colapso de la demanda de crudo en el primer trimestre del año 2019. En consecuencia los precios del petróleo descendieron hasta cotizarse a niveles irrisorios.

Esta situación parece estar cambiando desde los inicios de febrero de este año, gracias a los avances en el proceso de vacunación y la aparición de nuevos tratamientos para la Covid 19, que permiten pensar en una ralentización de la pandemia y el inicio de una recuperación impulsada por el paquete de estímulos instrumentados por Biden y la Unión Europea. Esto ha alentado las expectativas de los inversionistas sobre una pronta recuperación de la demanda de crudo. Este proceso es todavía incierto. Los inversionistas temen que las nuevas variantes del Covid 19, más contagiosas y letales, puedan frustrar la recuperación. A pesar de ello lo precios del petróleo han entrado en una fase ascendente.

En verdad el repunte de los precios del crudo tiene más que ver con las restricciones en la oferta de petróleo que con la confianza en la recuperación de la demanda. En estas restricciones a la oferta ha influido la política del principal exportador de crudo a nivel global, Arabia Saudita, que aspira precios que ronden los 70 dólares y está tomando medidas para lograrlo, contando para ello con el apoyo de los otros miembros de la OPEP ampliada que incluye a Rusia. El cartel petrolero redujo su producción en siete millones de barriles diarios. En la última reunión de la OPEP se esperaba un cambio de política que moderara los recortes señalados y un acuerdo para un incremento de producción, pero se acordó mantener los niveles de producción. Todo ello impulsó los precios a niveles que rondaron los 80 dólares el barril.

En la contracción de la oferta está influyendo también la caída en otras zonas como África, donde algunos países petroleros están comenzando a sufrir por la reducción de la inversión en nuevos proyectos y la reducción de la producción en los existentes. En Estados Unidos la producción de crudo en enero fue un 13% más baja que hace un año. Las exportaciones de petróleo de Irán lucen poco probable que se incrementen rápidamente, pues la administración de Biden no tiene planes de levantar las sanciones.

La reducción de la producción en algunos países refleja la moderación en el gasto de las grandes compañías petroleras. Éstas están adoptando una mayor disciplina en sus inversiones en energía fósil y reorientándolas hacia nuevas fuentes de energía. En ello han influido las perdidas que han sufrido en el periodo reciente y la política energética de la Unión Europea y de la nueva administración de Biden. Representantes de esta última han señalado que su política energética se orientará hacia una más estricta regulación sobre las energías fósiles e incentivar las inversiones en las nuevas energías.

En este panorama global, Venezuela, que era un actor importante en el mercado petrolero antes de 1998, ha dejado de serlo. Uno de los logros del chavismo ha sido la destrucción de la industria petrolera, lo que se ha reflejado en el colapso de la producción y exportación de petróleo, agravado en los últimos años por el deterioro de los precios del petróleo. Venezuela tenía en 1998 una capacidad de producción de 4 millones de barriles diarios. Actualmente los niveles de producción se ubican en 10% de esa cifra. En otras palabras, el chavismo y los militares incompetentes que ha designado para dirigir PDVSA han destruido el 90% de la capacidad de producción de la empresa.

El régimen habla de una recuperación de la producción para llevarla a niveles de 1,5 millones de barriles diarios, pero ello exigirá unos niveles de inversión que el gobierno no dispone. Adicionalmente a ello la desconfianza de los inversionistas hacia el régimen de Maduro pone en duda que logren entusiasmar a empresarios del sector privado a invertir en la deteriorada industria venezolana.

Debido a los raquíticos niveles de producción, el incremento de los precios que se está produciendo desde febrero, no parece beneficiar a Venezuela y provocar un cambio en la situación de deterioro de la industria petrolera.

Profesor UCV