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Venezuela e Irán: socios bajo presión

Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 4 min.

A mediados de febrero, dos aviones de la aerolínea venezolana Conviasa despegaron del aeropuerto de la ciudad mexicana de El Paso. Su destino: Venezuela. A bordo iban migrantes de ese país, algunos de ellos integrantes de la banda criminal Tren de Agua. El vuelo tuvo lugar tras las conversaciones que Richard Grenell, enviado especial del presidente estadounidense Dolnald Trump, había mantenido con el presidente Nicolás Maduro en Caracas unos días antes. Grenell también llevó consigo a Estados Unidos a seis ciudadanos estadounidenses que habían estado encarcelados en Venezuela. El mensaje de la reunión: EE.UU. y Venezuela vuelven a dialogar. 

La situación de Teherán es algo diferente: Trump aún no ha enviado un representante a la capital iraní. Pero ejerce presión política. La Casa Blanca afirma en su sitio web oficial que Irán no debe tener una bomba atómica, que hay que "neutralizar” a los "terroristas” iraníes y contrarrestar la producción de armas del país. Para ello, se instruye al Departamento del Tesoro estadounidense ejercer "la máxima presión" sobre el gobierno de Teherán.

El ministro de Asuntos Exteriores iraní se mostró dispuesto a dialogar tras los anuncios. "Si la principal preocupación es que Irán no busque armas nucleares, entonces eso es alcanzable", dijo hace unos días. 

Queda por ver cómo afectará la política de Trump la relación entre Venezuela e Irán, que han mantenido un estrecho vínculo político y económico. En junio de 2023, el entonces presidente iraní, Ebrahim Raisi, viajó a Caracas para conversar con el presidente venezolano, Nicolás Maduro. 

Alta presión económica 

Ambos países están bajo una gran presión económica, causada en gran medida por las fuertes sanciones occidentales, especialmente por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, aplicadas debido a las violaciones de los derechos humanos y, en el caso de Irán, también a su programa nuclear. 

Además, están muy aislados en sus respectivas regiones: "Irán ya no tiene un aliado estatal en Oriente Medio", afirma la politóloga Sara Bazoobandi, del Instituto de Política de Seguridad de la Universidad de Kiel. "En cambio, se apoya en actores no estatales en varios países, en particular Hezbolá en el Líbano, las milicias chiítas en Irak y las milicias hutíes en Yemen. Pero su importancia ha disminuido enormemente desde la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza". 

Venezuela se encuentra en una situación similar, dice Sabine Kurtenbach, presidenta interina del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) en Hamburgo. "En última instancia, el país sólo cuenta en América Latina con el apoyo de Nicaragua, Cuba y sectores de Bolivia". Por eso la cooperación bilateral tiene sentido económico, añadió Kurtenbach. "Ambas partes están tratando de eludir las sanciones tanto como sea posible, o al menos mitigar sus efectos". 

Con este fin, ambos países trabajan en estrecha colaboración. Irán exporta productos petrolíferos refinados a Venezuela porque el petróleo venezolano a menudo no puede procesarse debido a la falta de infraestructura. También está apoyando a Venezuela en la construcción de refinerías, infraestructura e industria.

Venezuela, por su parte, suministra a Irán petróleo crudo y productos petrolíferos, así como productos agrícolas, entre ellos café, cacao y frutas tropicales. El gobierno de Caracas también paga los servicios técnicos de Irán con oro venezolano. 

Vínculo ideológico 

La base de la estrecha relación entre ambos Estados es su afinidad ideológica, afirma Sabine Kurtenbach. "Están vinculados por la llamada 'lucha antiimperialista' contra EE.UU". Esto está haciendo que Venezuela se presente como pionera de un orden mundial multipolar, dice Sabine Kurtenbach. "El gobierno de Maduro aspira a una constelación en la que Estados Unidos tenga menos poder e influencia a nivel global. Porque sólo en una constelación así podría el gobierno de Maduro sobrevivir a largo plazo". En este sentido, los ataques verbales contra EE.UU. forman parte del inventario ideológico de Nicolás Maduro. En octubre pasado, habló de "comportamiento neocolonial e imperial por parte de Estados Unidos". 

Sara Bazoobandi tiene una opinión similar con respecto a Teherán. Irán comparte una visión del mundo no sólo con Venezuela, sino también con China, Rusia y Corea del Norte. "Esta se basa en el declive del actual orden liberal y en el declive del poder global de Occidente, liderado por Estados Unidos". La retórica utilizada por el gobierno también va en esa línea. "No importa quién llegue al poder en Estados Unidos, su política hacia Irán es la misma: hostilidad, arrogancia, hipocresía", dijo Ali Khamenei, líder religioso y político iraní, en noviembre de 2020, poco después de las elecciones presidenciales estadounidenses de entonces. "Ellos son el verdadero rostro del mal."

Futuro incierto 

En este sentido, Irán comparte las ambiciones de Venezuela y Rusia, afirma Sara Bazoobandi. "Sobre la base de esta narrativa compartida, estos Estados tienen confianza entre sí. Y la confianza es extremadamente importante en estas relaciones, porque es la base de su cooperación real". 

Sin embargo, "el rumbo estratégico de Irán está en un punto de inflexión", afirma Sara Bazoobandi. Trump quiere que Teherán renuncie a sus ambiciones nucleares. "Si Irán acepta esta condición, es probable que las sanciones se alivien, lo que le abriría más oportunidades para que se reintegre a la economía global. En ese caso, Venezuela podría no ser un socio atractivo". Sin embargo, si Teherán decide continuar con su programa nuclear, países como Venezuela podrían volverse más importantes económicamente para Irán, dice Bazoobandi. 

Algo similar podría ocurrir con Venezuela, en opinión de Sabine Kurtenbach: "Si Estados Unidos cooperara en la producción de petróleo venezolano en el futuro, eso ciertamente sería de interés para el gobierno de Maduro". 

https://www.dw.com/es/venezuela-e-irán-socios-bajo-presión/a-71785743